27 oct 2010 |

Hay fidelidades que matan


2ª Samuel 1:23 Saúl y Jonatán, amados y queridos; Inseparables en su vida, tampoco en su muerte fueron separados; Más ligeros eran que águilas, Más fuertes que leones.

La fidelidad es una virtud muy escasa en estos días, y no tan solo la fidelidad entre las personas y sus relaciones, sino también la fidelidad de las cosas, hoy por hoy en el mundo todo se ha vuelto desechable y por ende todo también a perdido su valor, es así como un par de zapatos hoy cuestan considerablemente menos que hace 30 años atrás, y eso por que también su calidad es inferior a la calidad de hace 30 años atrás, y por ende la fidelidad de ese producto es también muy inferior que la fidelidad del producto de antaño. Pasa también con la cinematografía, un estreno en el cine cuesta aproximadamente unos $3.500.- por persona, y el mismo estreno en una feria persa, cuesta $1.000.- en un disco dvd que fácilmente puede contener más que un solo estreno, y que puede ver mucho más que tan solo una persona y muchas más veces que una sola vez, con la única diferencia que la calidad de la imagen y del audio se ven notoriamente corrompidos, por causa de la fidelidad del origen de la película, es decir, esta copia no es fiel al original.


La fidelidad es algo de lo cual casi toda la humanidad carece hoy en día, es muy difícil encontrar dentro de las filas del mundo, a un marido que sea 100% fiel a su esposa, y quizás no ha tenido la “valentía” para ser infiel físicamente, pero incluso desde antes de casarse, ya le era infiel con el pensamiento y en su corazón ya mantenía relaciones sexuales con mujeres extrañas, alguno me dirá ¡¡pero que exagerado, si mirar no es malo!! Claro que mirar no es malo, el problema está en la codicia que promueve esa mirada, y en todo caso no seria yo el exagerado, sino Jesús al decir en Mateo 5:28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón, y si Jesús es la verdad, esto es verdad.

De todas maneras la infidelidad es la marca de los hombres de los últimos tiempos, en 2ª Timoteo 3:1 al 4, declara está característica como el carácter de los hombres en los postreros días 1 También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. 2 Porque habrá hombres amadores de sí mismos… 4 traidores… Todo esto demuestra que para Dios no es nada nuevo el tema de la infidelidad en el hombre, y no tan solo matrimonial, sino en todo sentido, en la amistad, en el trabajo, en la familia, etc., y desgraciadamente, para nosotros tampoco debiese ser algo que nos asombre, sino más bien debemos estar prevenidos que como a Cristo, a todo fiel cristiano, el diablo pondrá en su camino un Judas, alguien que un principio quizás vendrá a nosotros como un buen amigo, como un hermano en la fe, como alguien en quien podamos confiar y terminará entregándonos por un miserable precio en manos de quienes buscan nuestra muerte.
Lastimosamente nosotros también somos llamados a cuidarnos de nosotros mismos por causa de la traición, es que la carne aún no nos ha abandonado, ni lo hará hasta que Cristo nos transforme (1ª Corintios 15:52) y mientras eso no ocurra, nosotros, al igual que los doce apóstoles, seremos tentados a traicionar a nuestro Señor, siendo faltos a nuestra fidelidad, ¿y como puede ocurrir eso? Pues la infidelidad está más cerca de lo que creemos, el “simple” hecho de decidir por nosotros mismos sin tomar en cuenta su opinión, es más que suficiente para pasar por alto la declaración de fe que hicimos un día al declarar a Jesús como el Señor de toda nuestra vida, lo tal seria como engañar a mi mujer y transgredir el pacto de fidelidad que hice con ella en el altar, prometiendo serle fiel incluso con el pensamiento, de esa manera, si yo opto pasar por alto al Señor en una decisión soy falto a mi pacto con él de ser su siervo hasta más allá de la muerte.

Gracias al Señor que así como su amor por mí, no pasa en nada de mi amor por él, así tampoco su fidelidad hacía mí pasa en nada de mi fidelidad hacia él ¡¡Gracias Señor!! ya que si fuera así, muchas de las bendiciones de las que hoy gozo no las tendría junto a mí, por que aunque yo haya sido infiel el no puede negar su naturaleza fidedigna, 2ª Timoteo 2:13 Si fuéremos infieles, él permanece fiel; El no puede negarse a sí mismo… Insisto ¡¡Gracias Señor!! Por que si no fuera por tu fidelidad, yo hoy no estaría aquí.
Ahora bien ¿quiere decir que no importa cuan infiel seamos al Señor, él de todas maneras cumplirá sus promesas para mi vida? Clara y rotundamente NO, por que una cosa no quita la otra, ya que la misma escritura que dice que Dios que es fiel a pesar de nuestra infidelidad (por causa de nuestra naturaleza no de nuestra decisión)  dice también No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Gálatas 6:7… por lo tanto, si el Señor es fiel a pesar de nuestra infidelidad ¿no te motiva ese amor y esa misma fidelidad a ser fiel a tu Señor? Pues si eso no te impulsa a ser fiel a Cristo, entonces no amas al Señor verdaderamente.

La palabra fidelidad, también se traduce como digno de confianza, y eso es justamente lo que el humano promedio no puede ofrecer, confianza, y no digo no quiere, sino que no puede, por que para el hombre natural ser infiel es parte de su naturaleza, así como el pez nada toda la vida sin necesidad de salir a flote para buscar aire, por que su naturaleza le otorga está virtud, así también el defecto de la naturaleza del hombre caído es la falta de fidelidad, y no digo con esto que en parte el hombre no puede ser fiel, pero ¿Qué clase de confianza puede ofrecer un hombre a su esposa, si de 100 mujeres que se le ofrecieron, el dijo a 99 mujeres que no seria infiel, pero con una si lo fue? ¿Podrá la esposa confiar plenamente en su esposo? Es cuestión de lógica solamente, alguien que no puede ofrecer un 100% de fidelidad, tampoco puede ser digno de nuestra confianza, y no por que no queramos confiar, sino por que no podemos ser tan irresponsables en confiar en alguien que no es 100% infalible.

Entonces, si el hombre por naturaleza es infiel ¿en quien podemos confiar? Decir que en Dios nos podría llevar a la ambigüedad, no por que Dios no sea fiel, sino por que la fidelidad de Dios se debe mostrar a través algo palpable, y eso en esta tierra se llama IGLESIA.                        Por todo ello, no importa si el mundo es infiel y por ende indigno de confianza, lo realmente gravoso es cuando la luz Dios que debiese estar iluminando a través de la iglesia, se ve opacada por nuestra falta de integridad, allí es cuando el mundo se encuentra en problemas, cuando la única fuente de luz que puede resplandecer en las tinieblas se ve más opaca que radiante, por causa que el concepto de fidelidad hacia Dios se ve trastocado por la naturaleza caída (la carne) y la confianza que el cristiano debiese expeler como fragancia, comienza a tomar un olor más a traición y desconfianza, que fidelidad e integridad.
Nosotros debemos ser fieles e íntegros, no en un 80% ni aún en un 99%, sino en plenitud y totalidad, en Cristo no deben existir términos medios, o somos realmente fieles e íntegros o simplemente no lo somos.

¿Quiere decir esto que si yo falle una vez, Dios me desechará? Claro que no, Dios es amor y donde abundo el pecado sobreabundo la gracia (siempre que haya un genuino arrepentimiento), pero sinceramente creo que por causa de la infidelidad hacia Dios, muchas veces Él mismo se ve limitado a poder entregarnos todo lo que Él tenía planeado para nosotros, eso fue lo que Jehová dijo a David cuando fue descubierto su pecado 2ª Samuel 12:8 y te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más.
Muchas veces nuestro pecado e infidelidad a Dios, hace que el mundo blasfeme contra Dios, y Dios mismo que no mal gasta sus recursos se ve limitado por nuestra falta de integridad, esto quiere decir, que a pesar de que Él es fiel aún en nuestra infidelidad, el podría abrir mucho más los cielos sobre nosotros, si nuestra integridad y confianza no se viera leudada por nuestra antigua y pecaminosa manera de vivir.           Mientras más fieles seamos a Dios, más testimonio daremos ante el mundo de SU FIDELIDAD y por ende Dios tendrá la libertad bendecirnos mucho más de lo que nos ha bendecido.

Ahora, como la infidelidad es la marca del hombre postrero, la fidelidad debe ser la marca del hombre cristiano, la integridad y la confianza deben ser características de nuestra naturaleza adquirida (la espiritual) y por ende de nuestra manera de vivir, debemos ser fieles a nuestros cónyuges, a nuestros hijos, a nuestros hermanos en la fe, a nuestros familiares y amigos, a nuestros compañeros de trabajo y a nuestros jefes, debemos ser fieles a nuestra iglesia y por sobre todo esto debemos ser incomparablemente fieles a nuestro Señor y Salvador Jesucristo, la fidelidad debe (como dije antes) expelernos por los poros, no tan solo por una cuestión de testimonio, sino por sobre todo por una cuestión de amor a Dios, ya que si el es fiel a nosotros, lo mínimo es que nosotros seamos fiel a Él.       
Un ejemplo de fidelidad en la biblia, es el que da Jonatán hacia su Padre, 2º de Samuel 1:23 dice de Jonatán y Saúl que eran inseparables en su vida, y que también fueron inseparables en su muerte, es decir, Jonatán fue fiel a su Padre incluso hasta la muerte, él no estuvo dispuesto a “traicionar” a su padre en ningún momento, e incluso cuando su padre decidió traicionar a Jehová, él estuvo fielmente al lado de Saúl, y no critico su actuar.

Eso es fidelidad, ciega y mal enfocada, pero fidelidad al fin y al cabo, y eso es lo que hay que rescatar.

Ahora bien, esto también nos hace preguntarnos ¿hasta donde debe llegar nuestra fidelidad? ¿A que grado debe llegar mi fidelidad con alguien? Pues claramente debemos ser fieles en todo y con todos, pero hay que definir a quien realmente somos fieles, si a los hombres por sobre Dios o si a Dios por sobre los hombres, es decir, ¿seré yo fiel a mi jefe cuando el me pide que truquee documentos con el fin de estafar al fisco? O ¿seré yo fiel a mi pastor cuando lo vea en una relación indecorosa con una mujer que no es su esposa? ¿Seré yo fiel a un hermano tapándole sus fechorías? ¿Seré fiel a mi iglesia si se dedica a aceptar el pecado como si fuera Santidad y a rechazar la Santidad como si fuera pecado? ¿Seré fiel yo a mi cónyuge cuando eso implica ser infiel a la palabra y al Señor? La fidelidad a pesar de que carece en estos días, y debe sobreabundar en nosotros como cristianos, definitivamente debemos considerar hasta que grado debemos ser fieles y a quien debemos serlo.

Jonatán tenia un buen corazón, él amó entrañablemente a David e hizo pacto con él respecto de su descendencia (1ª Samuel 20:14-16), de hecho fue él mismo quien corroboro a David que su Padre Saúl quería asesinarlo (1ª Samuel 20:41-42) pero a pesar del amor que tuvo hacia David, fue mayor su fidelidad hacia Saúl, y por ello aunque Saúl quería matar al (en ese entonces) ungido de Jehová, Jonatán no fue capaz de dejar a su padre y seguir a David junto con los muchos que le siguieron.       Quizás el futuro de Jonatán hubiera sido distinto si en un acto de verdadera fidelidad a Dios, hubiese increpado a su padre cuando este comenzó a falta a su fidelidad a Jehová, o si se hubiese notoriamente opuesto las muchas veces que quiso matar a David, y mucha más fidelidad hubiera mostrado a Dios si en vez de seguir bajo el pésimo liderazgo de Saúl, que iba claramente en decadencia y de mal en peor y hubiera seguido a su tan amado David para ponerse bajo su cobertura, que sin duda alguna digo, era la cobertura de Dios.
¿Cuántas personas hoy están bajo una cobertura que fue desechada por Dios, y sin embargo, aún viendo sus malos frutos, siguen fieles a ese liderazgo? Que desgracia, si sabiendo hacer lo bueno y no lo hago, me es contado por pecado (Santiago 4:17), y si viendo con mis propios ojos que la cobertura de mi congregación no es la cobertura de Dios ¿Qué estoy haciendo allí? Es que el mundo nos ha distorsionado la visión espiritual, y por ende asimilamos el tener un templo, ser parte de una corporación, o ser miembro de algo que ya esta formado, como si eso fuera necesariamente la cobertura del Señor, ¡¡Que mal enfocado esta el lente de nuestra visión!! ¿Qué acaso la más grande iglesia de la historia de la humanidad (la Iglesia primitiva) tenia templo? ¿Qué acaso la iglesia primera tenia la venia del gobierno para predicar con libertad? ¿Qué acaso la iglesia primera se destacaba por llenar sus bancas con fieles como Ananías, Safira y Simón el mago? Que mala visión, y es justamente esa mala visión la que nos a trastocado la verdadera prioridad en cuando a quien realmente debemos ser fieles ¿a nuestro pastor o líder a pesar de que se que no esta haciendo la obra guiado por Dios? O ¿a Dios aunque eso me salir de la obra y dejar mi liderazgo?

Por ultimo me pregunto ¿Cuántas bendiciones se perdió Jonatán por no haber dejado a Saúl? Pues considero que muchas bendiciones, pero no por causa de no ser fiel, sino por serlo pero con la persona incorrecta, y por ende hasta hoy solo se recuerda a Jonatán como el muy amado amigo de David, que murió junto a su padre apostata y que dejo como herencia a un hijo parapléjico (2ª Samuel 4:4) (lo digo con respeto y pena) Quizás que historia se hubiera escrito de él, si su fidelidad hubiese sido clara y violentamente hacia David.

Sinceramente creo que Dios tiene mucho más para cada uno de nosotros, pero por causa de que muchas veces nuestra fidelidad se encuentra mal enfocada, es que Dios no nos puede bendecir como Él quisiera, y corremos el serio peligro de perdernos del propósito que Él trazó para nuestras vidas, y terminar abruptamente muerto en medio de una batalla con un Líder que Dios desecho hace demasiado tiempo ya.
Jesucristo nos ama, y anhela de hacer de nosotros esa iglesia sin mancha ni arruga ni cosa semejante, pero eso no ocurrirá mientras no tengamos en claro y bien definido que nuestra fidelidad no es primero para con un hombre, ni para con una iglesia en particular, ni para con una organización, sino que nuestra primera fidelidad es para con Dios y su palabra, y cuando aquellas dos figuras sean transgredidas yo tengo solo tengo dos opciones, o quedarme hasta la muerte espiritual junto con el que decidió traicionar a Dios, o marchar firme y adelante junto con el precioso Hijo de David (Jesús) sabiendo que junto a Él estoy siendo fiel a Dios verdaderamente.

Dios te bendiga,
Profeta de Dios.


*algunas ideas rescatadas del sermón “debes dejar a Saúl” de David Greco.





8 oct 2010 |

Mi justicia V/S La Justicia de Dios


Mateo 5:20 Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Considero que respecto a la justicia bíblica, existe una mala interpretación, ya que se cree comúnmente que cuando hemos confesado a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, entonces el nos reviste de su propia justicia y por ende podemos ser llamados SALVOS, y si bien eso es bíblicamente correcto (Romanos 3:22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él...) y ¡¡Gracias al Señor por que es así!! Aquella justicia nos cubre de la injusticia que proviene de la naturaleza caída que radica en nosotros, y solo se mantiene como un manto sobre nosotros, mientras cada uno de nosotros se mantenga dentro de la Gracia de Dios.

El sacrificio de Jesús por nosotros, nos abrió una puerta que nadie podía haber abierto jamás, ya que si bien la Ley vino a mostrarnos lo correcto, sometida nuestra naturaleza caída a tales divinos preceptos, era imposible que un humano pudiese hallar justicia por la Ley, sino más bien la Ley encerró en nuestra naturaleza carnal (y caída) todo el pecado, por ello que el que vive conforme a la carne, la misma Ley lo condena eternamente Romanos 8:3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;      por todo ello, el hombre no puede ser justificado jamás por sus obras, sino por la fe en Jesucristo Romanos 3:28 Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.
Debemos dar infinitas gracias al Padre por habernos dado a su Hijo, ya que de otra manera hubiera sido imposible que nuestra justicia alcanzara el estándar que se necesita para llegar al cielo.
Ahora, si bien Cristo no justifico metiéndonos dentro de su justicia, logrando que el Padre nos mirara atraves de él (2ª Corintios 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él), ¿Qué hay de aquellas actitudes injustas que aún tenemos? ¿El sacrificio de Cristo cubrió todas nuestras injusticias pasadas y las futuras también? es imperante tener muy en claro que Dios nos perdonó en Cristo Jesús, todas y cada una de las faltas, errores y pecados que cometimos hasta el día que con nuestros labios lo confesamos como nuestro Señor y Salvador (Colosenses 2:14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz), pero también es importante destacar que esa acta clavada en la cruz no es por los pecados que cometamos después de haberle confesado como nuestro salvador, ya que si fuera así, ¿no sería demasiado fácil el cristianismo? Osea los cristianos del primer siglo que morían en el circo romano, tan solo debían negar (pecando) a Jesucristo como Dios y confesar a Cesar como dios, y eso era todo, quedaban libres de la hoguera o de las fauces de los leones, y como Jesús perdonó los pecados pasados y futuros, entonces no importa a quien confiesen como Señor, de igual manera serian salvos ¿es así verdaderamente?.          Aquí es donde entra lo que se denomina “nuestra propia justicia”.
Si bien todos los que hemos confesado a Jesús como Señor, hemos sido revestido de su justicia, y por ende, no importa cuantas cosas buenas yo haga, jamás habría alcanzado la salvación por mismo, pero, aquello no es sinónimo de que mi justicia (la que yo realizo bajo mi voluntad) no tenga nada que ver con mi salvación, tal seria entonces que yo podría pecar deliberadamente el resto de mi vida y luego al morir Jesús me diría “bien hecho siervo fiel…” ¿es así de fácil el cristianismo? Es decir ¿podemos cometer actos injustos e incluso vivir de una manera tal que ni pareciera cristiano y de igual forma ir al cielo? Pues creo que ningún versículo de la biblia avalaría eso.
Debemos tener muy en claro que la Gracia derramada por Dios en Cristo Jesús y sobre nosotros es quien nos mantiene en la salvación, pero también debemos entender que la Gracia por si sola no tiene efecto alguno, es nuestro sincero arrepentimiento el que permite a la Gracia obrar en nosotros, esto quiere decir, que para que la justicia de Cristo nos revista debe haber en nosotros un sincero cambio de actitud, de lo contrario estamos inundados de nuestra propia injusticia y nuestro final no será el cielo.
De la misma manera, una vez que Cristo hace morada por la fe en mi corazón, su justicia no puede cubrir un pecado no arrepentido, no puede ejercer su gracia en aquellas cosas que no son tropiezos en mi caminar cristiano, sino aquellos pecados deliberados, que debo decir no siempre son pecados visibles, no siempre son pecados que se puedan oler, si las obras de la carne no son solamente la fornicación ni el adulterio, que claramente no son tampoco tropiezos, sino maquinaciones de la naturaleza caída aun obrando en nuestros miembros, y que sembrando el pecado en nuestro corazón, cuando nuestra voluntad cede ante la baja pasión, da como consecuencia el pecado, y el pecado como resultado LA MUERTE (Santiago 1:14-15), pero no todos los pecados son así de visibles, las enemistades, los pleitos, los celos, las iras, las contiendas, las disensiones y las envidias también son parte de las obras de nuestra carne (Gálatas 5:21) y tales cosas, hoy muchos de los que se autoproclaman cristianos las cometen como si no vivieran en el temor de Dios, como si la sangre de Cristo fuera simplemente una cosa barata que se arroja sobre cualquier inmundicia de nuestra vida, cubriendo maldades y pecados que no han pasado por el proceso del genuino arrepentimiento.

La justicia de Dios no puede cubrir la injusticia no arrepentida del hombre, la puerta de la salvación está abierta y cualquiera que quiera cruzarla puede hacerlo, pero jamás podrá hacerlo si lleva en sus lomos un saco de injusticia, y si no está vestido para caminar en el camino de la verdad, por ello es necesario dejar en la puerta la inmundicia de nuestra maldad y pedirle al único Justo (Cristo) que nos revista de su santidad y provea el perdón de nuestros pecados, por ello que hoy ni tu ni yo podemos darnos el lujo de volver a llenarnos nuevamente de injusticia alguna, y quizás tu dirás ¡¡pero si yo cuido mis ojos, cuido mis manos, cuido mis labios de toda maledicencia, diezmo de todo lo que tengo!! Entonces cosa buena haces, no solo agradable para Dios, sino también muy buena para ti, pero ¿acaso los fariseos no hacían lo mismo? Ellos meticulosamente diezmaban el porcentaje exacto de la menta, del eneldo y del comino, y cuidaban con precisión de toda contaminación la pureza de sus cuerpos, y todo eso estaba bien (si se hacia con un buen corazón) pero no por el hecho de hacer todo eso bueno, era justificable dejar de hacer justicia y misericordia, y e aquí el problema de nuestra propia justicia. Isaías 64:6 dice respecto a esto… y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia… esto (en parte) quiere decir que la naturaleza del hombre, estima como justicia lo que la naturaleza divina estima como inmundo.        Que manera de contrastar una naturaleza con la otra, Dios mira como un asqueroso trapo que se usa para limpiar el W.C., lo que para nosotros es lo equitativamente correcto, es decir, una mujer embarazada en un país donde el aborto es legal, podría decir ¡¡estoy en todo mi derecho, voy a abortar, la “justicia” me lo permite!! Y Dios por otro lado está diciendo: ¡¡esa actitud me huele como un trapo inundado de excremento!! y sin ir más lejos, nuestras envidias, nuestras iras, nuestras enemistades, nuestros pleitos, disensiones y contiendas que a nosotros nos parecen justas, son tan malolientes como el mencionado aborto.    Y no digo con esto que la ira en si sea pecado, por que si así lo fuera Dios mismo sería pecador (Apocalipsis 19:15), y la misma escritura declara que la ira puede ser una expresión de nuestro sentir, pero no debe culminar siendo un pecado (Efesios 4:26), pero cuando la ira o la enemistad (Santiago 4:4) no provienen de Dios, sino del corazón corrompido del hombre, entonces en cada actitud obrará la injusticia humana, y la preciosa justicia de Jesús no nos cubrirá de  aquello.      

Es que debemos analizar ¿Jesús puede cubrir con su sangre un corazón que esta lleno de envidia? ¿Puede acaso la Sangre de Cristo limpiar un corazón lleno de disensiones y que no se arrepentido? Entonces ¿Qué hacemos codiciando la mujer, el auto, los hijos y/o el ministerio ajeno? ¿Qué hacemos provocando la división entre los hermanos cuando una decisión del pastor a mi no me pareció bien? ¿Qué hacen los pastores queriendo sobresaltar por sobre otros, aludiendo a su cantidad de ovejas, a la calidad de su templo, o a la cantidad de iglesias que tienen en Chile o en el mundo? ¿Qué hacen los cristianos codiciando los bienes mundanos o mintiendo para conseguir beneficios del estado? Wow ¿yo pensaba que mientras no fornicará, no adulterará y no robará grandes cosas mi justicia en Cristo estaba completa? Pues ese es el error, creer que Cristo ya lo hizo todo, incluyendo el perdón por las injusticias pasadas y futuras, y por ese error muchos hoy viven un cristianismo mundanal, lleno de injusticia y pecado, sin buscar vivir en la santidad que demanda el verdadero cristianismo que el evangelio demanda.

Jesús para los Fariseos era un comilón y bebedor de vino, amigo de prostitutas y de cobradores de impuestos, blasfemo por sanar en sábado y hereje por perdonar a mujeres adulteras en vez de apedrearlas, en definitiva el Señor para ellos no pasaba la vara de justicia que sus tradiciones y mala interpretación de la Ley les imponía.

Ahora bien, cada cristiano contemporáneo tiene en común el rechazo por esta secta por su comportamiento egoísta y “legalista”, pero considero que nosotros debemos analizar que su justicia (la de los fariseos) en muchas ocasiones no dista de la nuestra, quizás si hoy Cristo caminara como hombre nuevamente en medio de nosotros, con su pensamiento libertador, nos acusaría de ser (al igual que los fariseos) faltos de misericordia, egoístas, mentirosos, avarientos y ególatras, buscadores del bien propio y sin nada de empatía ¿es que no es eso lo que demostramos cuando caminamos por la calle y una viuda o un huérfano nos pide una limosna? En nuestro corazón no hay una dadiva, quizás la hay de vez en cuando en nuestro bolsillo, pero quizás ni aún esa dadiva somos capaces de entregar.   ¿Cuántas veces tú y yo dentro del templo somos blancas palomas, llenos de amor por Dios, llenos de amor por nuestros bañados y bien olientes hermanos? Pero saliendo del templo, durante la semana laboral ¿Cuántas veces hemos rechazado al mendigo que huele a cloaca y que humildemente nos pide una moneda para paliar su miserable existencia? ¡¡Oh Dios mío, perdóname a mí!! ¿Cuántas veces quizás le hemos cerrado la puerta de nuestra casa a esa persona que verdaderamente necesita algo de mercadería para sus hijos, y en eso le hemos cerrado la puerta de nuestra casa a Jesús? ¿Cuántas veces le hemos negado la misericordia a quien verdaderamente la necesita y le hemos redundado en bendiciones a personas que jamás se interesarían por el evangelio de salvación? Creo que muchas veces nuestra justicia no ha sido mejor que la de los fariseos, y si no piensan así ¿Por qué cuando alguien llega bien vestido a nuestro templo, le cedemos nuestro mejor asiento, y sin embargo, cuando llega alguien que en su vestir es mucho más humilde o es notorio que vive en la calle y le sentamos al último para que no “moleste” a ningún hermano y ojala se vaya pronto?     Que bueno que diezmemos, que bueno que adoremos en espíritu y en verdad, que bueno que nos congreguemos, que bueno que nos guardemos de toda fornicación, adulterio y lascivia, todo esto es necesario hacer, pero sin dejar de hacer misericordia y justicia.           Creo que nuestras justicias, muchas veces no han sido mejores que las de los fariseos, por lo tanto, si ha sabiendas obramos mal, al igual que ellos no entraremos al Reino de los Cielos.

¡¡Que Dios nos perdone!!


Dios te bendiga,

Profeta de Dios.