23 jun 2011 |

Hacer de nuevo




Jeremías 18:3 Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. 4 Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija,  según le pareció mejor hacerla. 5  Entonces vino a mí palabra de Jehová,  diciendo: 6  ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero,  oh casa de Israel? dice Jehová.  He aquí que como el barro en la mano del alfarero,  así sois vosotros en mi mano,  oh casa de Israel.

El dolor, la pena y el quebranto, con sentimientos por los cuales ningún ser humano quiere pasar, son cosas que las generaciones más modernas de la humanidad han luchado por extirpar, existen por ejemplo anestesias para todo tipo de operaciones, calmantes para el dolor de variados tipos de enfermedades, e incluso sedantes que aunque no curan las enfermedades, si pueden paliar bastante los horribles síntomas de alguna patologías.

No piensen por favor que soy una especie de desquiciado que anhela el dolor ajeno y el mío, yo en lo personal no soy partidario de padecer ningún tipo de dolor, ni creo que nosotros debamos causar dolor al prójimo en ninguna manera, es más, considero que en todo cuanto podamos hacer la vida más llevadera, debemos hacerlo, porque esto también es la voluntad de Dios… para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. 1ª Timoteo 2:2

El dolor es algo que ninguno quiere sufrir, y es medicamente reconocido que quienes gustan del “extraño placer” que produce el dolor, padecen una enfermedad mental llamada “masoquismo”, por lo tanto, es un sentir común el evitar todo tipo de dolor, angustia, pena y sufrimiento, porque hay que estar literalmente desquiciado, como para disfrutar del dolor ajeno y aún más, del propio.

Sin embargo, a pesar de todo esto, el dolor puede llegar a ser una bendición, y antes de que les comience a parecer yo ahora como el desquiciado, solo deténganse a pensar, que es lo que evita que tu no expongas un miembro de tu cuerpo demasiado cerca de una llama de fuego, o que evita que con una navaja cortes un trozo de tu piel, o que es lo que impide que tu pongas tu pie bajo la rueda de un camión justo cuando comienza a andar, pues, es la bendición del dolor, es el saber que el dolor estará allí justo al segundo que pase ese camión por encima de tu pie, lo que evitará que tú lo pongas allí, y desde esa perspectiva, el dolor es una bendición.
El saber que algo te causara dolor, evitara que tú mismo te dañes y si eres consciente del dolor que puedes causar con tu actuar, ese mismo sentir, evitará que tu dañes a otros, en conclusión podríamos decir que el tan fastidioso dolor es una bendición que nos pone una barrera para no auto flagelarnos y para evitar dañar a otros.

Pero a pesar de que muchas veces evitemos causarnos dolor, pena o angustia, es sabido por todos que alguna vez padeceremos el tan repudiado dolor, y teniendo presente el tiempo en que vivimos viviremos más de alguna vez el dolor, ya sea porque nos causaron daño o porque de alguna manera nosotros también nos causamos daño a nosotros mismos y a otros.

Debemos tener presente, que el daño que podemos causar, no es tan solo el físico sino mayoritariamente el psicológico, y es aquí donde hoy cabemos todos los seres humanos, porque quizás tu nunca has rebanado la piel de alguien para causar dolor, pero estoy seguro que tus labios han destrozado el corazón de tu madre, tu padre, tus hermanos o tu esposa (o), con nuestros labios “cristianos”, alguna vez hemos dañado a un débil en la fe, creyéndonos nosotros fuertes en la misma.                            Hay marcas, cicatrices que las heridas dejan en la piel por algún daño que nos hicimos o nos hicieron y que por la gracia de la creación, aunque esas heridas dolieron en su tiempo, también rápidamente sanaron, sin embargo, aquellas heridas del alma, que nos causaron o que nosotros hicimos con la navaja de nuestra lengua, muchas veces tardan años en cicatrizar.           Si bien este no es el tema medular de este mensaje, es necesario detenerse a meditar cuantos heridos hemos dejado en nuestro caminar, hay que parar un instante nuestra vertiginosa carrera de la vida y pensar en que nuestras palabras alguna vez han destruido el corazón de alguien, porque debemos tener presente que con una cuenta así, no podemos entrar en el Reino de los cielos.

El dolor es sin lugar a dudas, parte de la vida misma, de hecho, nacemos llorando en un mundo que más de alguna vez también nos volverá a hacer llorar, y si bien el dolor y todas sus derivaciones son cosas que no queremos padecer, el dolor es parte también el trato que Dios tiene para con sus hijos, la epístola a los Hebreos dice… y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él (12:5)     Si piensas un momento, la escritura nos llama a no desmayar ¿Por qué? Pues porque la corrección no es algo agradable, es buena, nos sirve, es necesaria, pero nunca es agradable, nunca parte por el deleite aunque puede terminar allí, si es que no desmayamos, en definitiva, la corrección (disciplina) aunque nos hace participes de algo mejor y mayor, SIEMPRE PRODUCE DOLOR.

Aquí es donde muchos de nuestros conceptos de Dios pueden ser destruidos, al comprender que el dolor es también parte del trato del Señor para nuestras vidas, de hecho Él creo el dolor para que no nos dañemos a nosotros mismos, y para que evitemos dañar a nuestro prójimo, y si analizas un momento esto, es también el cumplimiento de uno de los grandes mandamientos “y amaras a tu prójimo como a ti mismo”, que en otras palabras puede significar ¡¡no dañaras a otro, como tampoco quieres que te dañen a ti!!

Jehová dijo a Jeremías que mirara como actúa el alfarero, y tal como el maestro (Jesús) uso una parábola para explicarle uno de los misterios del Reino de los cielos, y es que definitivamente sus caminos son mucho más altos que los nuestros (Isaías 55:9) y sus pensamientos mucho más sublimes que los nuestros, porque para nosotros el dolor es algo tan repudiante, sin embargo, en las manos del creador de nuestras vidas, no solo la vida terrenal, sino sobre todo la eternal, es una herramienta poderosa que nos transforma cada día más a la imagen del Hijo de Dios.
Los cristianos hemos Nacido de Nuevo (si es que en verdad somos cristianos) y este hecho implica una vida completamente nueva, una en la cual la vieja naturaleza no tiene lugar, y como dice Efesios 4:22, debemos despojarnos de ese viejo hombre que está viciado con deseos engañosos, y es la mano de Dios cual alfarero la que nos muestra de cuales cosas hemos de despojarnos, cosas que están pegadas en nuestra vida, como lo está la una mano a su brazo, y  que al ser extirpadas de nuestro ser, producen dolor, aveces un dolor profundo, pero es ese dolor (que de todas maneras pasará) versus una vida eterna lejos de Dios en el infierno.      El hecho de haber nacido de nuevo es solo el comienzo, por que Dios ahora NOS HARÁ DE NUEVO.

El asunto es que para nuestra limitada mente humana, una prueba, un momento de quebranto, un periodo de sequedad es fatal, cuando en esos momentos Dios con su herramienta (el dolor) puede hacer de nosotros hombres y mujeres que reflejen a Jesús en la tierra.

Sé por experiencia propia que la prueba no es fácil, sé que padecer dolor no es algo grato, se cuan triste es sentir que has llegado a un lugar quietud donde puedes quedarte por un tiempo prolongado (espiritualmente hablando) y que de un momento a otro, tu oasis se seca frente a tus ojos y no hay nada que puedas hacer, sé que es desesperante cuando las probabilidades están en tu contra, y peor aún, cuando ya no tienes ningún recurso para manejar las circunstancias, te sientes tan impotente como Jonás cuando vio secar su calabacera, en su vista panorámica para ver como se destruía Ninive, sin embargo, él no se dio cuenta que en su comodidad perdida, Jehová le estaba mostrando uno de los atributos más hermosos de él mismo, SU MISERICORDIA, pero el egoísmo de Jonás fue tan evidente que no logró comprender lo que Dios quería hacer, así muchas veces reaccionamos tu y yo, cuando nuestra estabilidad se ve removida y somos llamados a hechar mano a la fe, en ese momento despotricamos contra la situación e incluso contra el cielo, sin darnos cuenta u olvidando que al Señor nunca se le escapa nada, es solo la mano del Alfarero moldeando su vasija.

El problema con todo esto, es que muchas veces no estamos dispuestos a padecer, para nosotros el dolor no es un factor en la ecuación de nuestro servicio a Dios, no es parte de la vida cristiana, sin embargo, es imposible llevar la cruz sin calvario, y es imposible seguir a Cristo, sin una cruz, por lo tanto, el dolor, la prueba y el quebranto SON PARTE DE LA VIDA CRISTIANA.

Si no lo crees, pues entonces estudia sobre la iglesia primitiva y date cuenta que el hecho de que hoy nosotros podamos conocer de Cristo y a Cristo mismo, es también por la sangre de esos mártires que entendieron que el dolor no es ajeno al servicio al Señor, y si hoy tu puedes leer un ejemplar de la preciosa palabra de Dios (la biblia) en tu idioma, es por que hubo gente que estuvo dispuesta a pagar aún con su vida, con tal de traducir la sagrada escritura. ¿te das cuenta que el cristianismo no es sinónimo de estabilidad terrenal? Alguien podrá pensar entonces que Dios es masoquista (con el respeto que el Señor me merece), pero sabemos que el Señor no es así, el es amor, y si muchas veces nos prueba, no es porque Él se goce de nuestro dolor, sino porque la prueba nos moldea a la imagen de Jesucristo, y debes saber que solo lo que cuente con la imagen del Hijo de Dios, puede entrar al cielo.

El caso es que muchas veces pensamos que como cristianos hemos alcanzado algo ya, y si bien debemos crecer y avanzar en la fe, mucha gente al creer que ya alcanzo algo, por ese mismo sentir comienza a estancarse, tal y como la vasija en las manos del alfarero, ella se ve a si misma y se da cuenta cuan hermosa está quedando, piensa que ya alcanzó una imagen, pero cuando el alfafero la mira con detalle se da cuenta que aquello que la vasija estima como logro, es para el creador un desperfecto, algo que no esta conforme su voluntad, y con sus experimentadas manos destruye con el fuego de la prueba, todo aquello que parece estar sujeto en una buena simiente, y sin embargo, no sirve para el Reino de Dios, eso causa dolor en la vasija.

Estimado hermano en la fe, yo se lo que es eso, yo se lo que es sentirse destrozado creyendo haber alcanzado algo, se lo que es perder toda capacidad de mantener lo que para mi era orden, se lo frustrante que puede ser ver como todo tu conocimiento, todo lo que tu estimas y todo lo que ya crees haber logrado, se desmorona pedazo a pedazo, y sin que ni tu ni yo ni nadie pueda hacer nada, ESO ES ESTAR EN LA MANO DEL ALFARERO.              Pero no decaígas, el Padre sabe lo que hace, y lo que lo motiva a destruir lo que no le sirve a Él es un espíritu de amor, tu confía, por que de su mano nadie jamás a caído.

Tu puedes tomar esta palabra hoy para ti o puedes desecharla, pero hermano querido, si el alfarero destruyó lo que tu tenías en alta estima, déjame aclararte que el sabe lo que hace, y que aún nuestras justicias más rectas, son trapos de inmundicia delante de su preciosa presencia.   Deja que Él ponga su mano en aquellas cosas que sostenían tu “creer”, deja que el derribe aquella falda humildad que te hacia “santo” frente a tus hermanos, deja que el desmorone sueños y anhelos que por tantos años guardaste en tu corazón, por que aquellos podrían haber sido perfectamente ídolos que impedían lo que Dios el creador, quería hacer de ti, deja de una vez por todas A DIOS, SER DIOS EN TODA TU VIDA.

Sé que es doloroso el proceso del dolor, pero como El Señor me enseñara una vez, SIN SUFRIMIENTO NO HAY GLORIA, Jesús no se fue el Rey de reyes y el Señor de señores, antes del calvario, David no llegó al trono antes de la persecución de Saúl, Esteban no vio al Hijo de Dios en Gloria sino hasta que fue apedreado, y Pablo llegó a ser el gran Apóstol a los gentiles por que Dios le enseño cuanto tendría que padecer por Él ¿te das cuenta que el dolor es solo parte del proceso?

Pero sabes algo, a pesar del dolor y el quebranto que produce la prueba, Jehová le dijo a Jeremías que así como el barro está en las manos del alfarero, así también su pueblo está en su mano, y déjame decir que no existe lugar más hermoso, santo y seguro que la misma mano del Señor, Jesús dijo… y yo les doy vida eterna;  y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano (Juan 10:28) ¿Puede tu economía ser más segura que la mano del Señor? ¿puede serlo tu casa? ¿pueden ser más confiables tus acciones en la bolsa o tus fondos mutuos algo más seguro y estable que la mano de Dios? Pues el prometió que nadie nos puede arrebatar de su mano, ni aún el dolor más grande ni la prueba más dura, nada ni nadie jamás no alejará de su amor.

No importa lo dolorosa que pueda ser la prueba, no pienses que cuando el Señor aprieta es para matar, por que cuando lo hace es para curar, como quién saca la infección de una herida, así el Señor moldea nuestras vidas para que de ellas salga la imagen del hombre caído y todas sus probabilidades de seguridad, y nazca el hombre nuevo quien tiene toda su confianza tan solo en el Señor y en su sabiduría.

Comprende que el dolor es parte del proceso, pero no desfallezcas, por que cuando el disciplina, lo hace para hacerte participe de su santidad, y por que anhela tu salvación, el te ama, y como el padre al hijo que ama disciplina, así nuestro padre muchas veces destroza aquello que en algún momento, podría destrozarnos a nosotros mismos.

Recuerda, cuando el destruye algo en ti, es para volverlo a construir, pero a su imagen y semejanza.

… pero éste nos disciplina para lo que nos es provechoso,  para que participemos de su santidad. (Hebreos 12:10 parafraseado) 

Dios te bendiga,

Profeta de Dios.
17 jun 2011 |

El problema es que no somos débiles

2ª Corintios 12:10 Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

Desde muy pequeños se nos enseña en esta sociedad vertiginosa, que por ningún motivo, bajo ninguna circunstancia debemos ser débiles, ¡¡No Señor, mi hijo debe saber cómo enfrentar la vida!! dicen los padres, y las madres dicen a sus hijas ¡¡Usted debe ser profesional para que ningún hombre domine su vida, usted debe ser independiente!!, pues bien, el resultado de eso, es que hoy tenemos la generación con más alta tasa de divorcios de la historia, y a su vez con la tasa más baja de casamientos, ya que como todos están mentalizados en no permitir que alguien se les acerque demasiado para acariciarles por miedo a ser golpeados, que nadie se atreve a tomar el desafió de ser uno (en el matrimonio) para toda la vida, porque al hacerlo podríamos en algún momento tener que depender el uno del otro, y claro está, hoy nadie quiere mostrar un poco de debilidad, ya que a la primera lagrima brotando por nuestros ojos, creemos que el prójimo tomara ventaja y nos pisoteara sin piedad.
No digo con esto que el hombre no deba hacerse cargo de sus responsabilidades, ni que la mujer no pueda estudiar, sino que no debemos preocuparnos no tan solo de hacer las cosas, sino también del motivo porque las hacemos, hoy podemos vivir una vida matrimonial tortuosa por basarla en un contrato solamente o podemos vivirla con sus altos y bajos, en dicha basada en el amor.         El asunto no es tan solo estar casado, sino el amar empáticamente a aquel con el que se comparte la vida.

Quizás este no es el sentir generalizado de los cristianos (y no debe serlo), pero de cierta forma hoy tampoco muchos cristianos quieren llegar al Altar, porque al hacerlo verían coartadas muchas posibilidades económicas.   Y si bien la economía cambia con el matrimonio, el mantener (felizmente) una esposa, una casa y un hijo, notablemente cambia nuestras prioridades, pero en esto cabe hacerse una pregunta ¿es el egoísmo y el vivir solo para el “yo” lo que nos hace feliz? pues si el egoísmo nos impide formar familia, ese mismo egoísmo nos dejará en la tierra cuando Cristo quiera formar familia con su novia en los cielos, solo piénsenlo...

Pero el tema es que hoy nosotros no queremos ser débiles, ¿tú quieres serlo? pues claro que no, la debilidad es algo malo, es algo por lo que nadie quiere ser reconocido, en el colegio el débil y flaco compañero de curso no era el ejemplo de lo que queríamos ser, sino por el contrario, aquel niño que era fuerte, rápido, atlético e independiente era el modelo de cómo cada uno de nosotros pretendía ser, cuando estamos en la enseñanza media, no es el estudioso con lentes y malo para los deportes nuestro ejemplo a imitar, sino aquel fortachón y galante joven que siempre era famoso entre las muchachas a quien todos queríamos igualar, y en la universidad queremos lograr la meta más alta y ser reconocido por el éxito, por haber obtenido nuestro sueño con nuestras propias fuerzas, con nuestro empeño, con el solo empujo de nuestro impetuoso corazón que nunca se debilita ante ninguna circunstancia...  seamos sinceros, queremos que todo el mundo vea lo poderoso que somos, lo alto que hemos llegado y cada vez que podemos, hacemos despliegue de nuestro poder, somos así, somos humanos, somos naturaleza caída.

Una vez alguien dijo, el problema no son los mundanos, ellos solo obedecen a su propia naturaleza y no se les puede pedir más, el problema son los cristianos, que se dicen nacidos de nuevo, y sin embargo, viven como muertos... esa es una gran verdad, el mundo y la sociedad compuesta mayoritariamente por mundanos, se rige por sus propios principios y reglas, en el mundo el líder es alguien fuerte y autoritario, que generalmente no ha llegado a ser líder por mostrar su lado frágil (o femenino) sino por su fortaleza, por la entereza que ha mostrado frente a los embates de la vida, por la prepotencia que ha obtenido a causa de las humillaciones que ha pasado, y ha salido adelante, tu puedes ver en su pecho (virtualmente) las cicatrices de humillaciones pasadas, cuando lo escuchas dar una orden a un sub alterno, tú conoces a un líder del mundo porque él sabe dar una orden y hacer que se cumpla.

El asunto es que hoy creemos que el liderazgo cristiano y más bien dicho la misma vida cristiana debe ser así, se nos educa de tal manera que nuestra "fe" debe ser una "fe" fuerte, que nos mantenga, sanos, victoriosos, obteniendo lo "mejor" para nuestras vidas, por la fortaleza de esa "fe" nosotros no podemos flaquear ante la prueba, no podemos llorar, no podemos decirle al Señor !no puedo más!, porque al hacer eso entonces estaríamos reconociendo que somos débiles ¿y cómo serlo verdad? Teniendo un Dios tan grande y fuerte !oh no, no desmayare!

Justamente esto es un problema para Dios, Él anhela poder hacerse grande y fuerte en su iglesia, pero como los cristianos somos ¡¡TAN FUERTES!! La figura de Cristo se muestra débil (cual crucifijo católico), su Espíritu es menguado, su presencia se cambia por una simple expresión emocional, y todo lo que Dios quiere hacer en el quebranto, NUESTRA FORTALEZA SE LO IMPIDE, porque Él solo puede hacerse fuerte en ti, en todo lo lugar de tu vida, donde TU ERES DEBIL.

No digo que nuestra fe no deba fortalecerse en el Señor, ni que debamos ser contados siempre entre los débiles en la fe, sino todo lo contrario, siendo la fe la convicción de que la voluntad de Dios es lo mejor para mí y siendo también la certeza de que Dios sabe lo que hace con mi vida, entonces por la fe hare frente a todo aquello que quiera apartarme del camino del Señor.       Es que muchas veces uno habla lo que no entiende (Job 42:5) y necesita de una prueba para ver al Señor mostrando todo su despliegue de fortaleza y misericordia, y terminar diciendo, ahora mis ojos te ven, es que como dijo alguien una vez "hay que tener más fe para vivir con una enfermedad que para ser sano de ella"... Problema es que  hoy somos muy fuertes.

Ahora tú te preguntaras ¿Dios me quiere débil? Pues claro que sí, es más, él requiere de tu debilidad para mostrarte su fortaleza, pero el hombre de hoy sofisticado y moderno, acostumbrado a manejar todas las variable, está demasiado vivo, es demasiado fuerte, hay demasiado YO aun en él, y ese es el problema, el hombre cristiano actual está más vivo que muerto y eso no le permite vivir en toda la plenitud de la vida de Cristo.

El mundo hoy nos ofrece muchas maneras de superarnos económicamente, nos ofrece diferentes variables para lograr nuestro sueños y anhelos, ¿no ofrece eso mismo el cristianismo actual? ¿No existen hoy cientos de libros de auto ayuda, de iglecrecimiento y de cómo sacar el mejor potencial de tu interior? Pues aunque alguno le duela, el que busca su propia auto superación personal, perderá su vida, sin embargo, quien ponga su vida, sueños y anhelos en el altar de Dios para que el haga lo que quiera con ellos, pues ese alcanzara la vida eterna. (El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. Juan 12:25).   

El asunto radica que cuando confesamos que Cristo es nuestro Señor, obviamos un gran asunto, Él es el Señor de todo, y eso incluye mi fuerza, y si creo que debo ser fuerte para vivir en la fe, estoy muy equivocado, porque la vida cristiana es imposible vivirla con fuerzas humanas, fuerzas que por lo demás deben estar muertas en el altar de Dios (Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Efesios 6:10) 

Hoy se predica la auto superación personal, se enseña en base a un libro como obtener “tu mejor vida ahora”, para sacar el mejor potencial de ti, se nos enseña en base a metodologías sicológicas y humanas, porque el hombre de hoy TIENE QUE SER FUERTE, en medio de una sociedad vertiginosa, debemos tener éxito ¿pero qué clase de éxito? Pues el financiero primeramente, debemos obtener una casa en un excelente barrio, debemos tener el mejor auto y nuestros hijos deben estudiar en un colegio de prestigio, para que lleguen a ser los mejores, autosuficientes e independientes profesionales ¿esa no son nuestras metas? Y en cuanto a lo que a la vida cristiana respecta, hoy la iglesia tiene que ser “fuerte”, no podemos congregarnos en hogares, porque aquello es poca cosa, no podemos pasar por apretones financieros, porque eso es falta de fe, no podemos NO tener un templo, porque eso marca la debilidad de una congregación… ¡¡que basura más gran y mentirosa nos ha metido el diablo en la iglesia!! ¿Quién dijo que los márgenes del éxito mundano son los que Dios estableció para su iglesia? ¿Quién dijo que la cantidad de miembros es sinónimo de prosperidad espiritual? Creo que hemos sido engañados por el enemigo, y él utilizo nuestra propia mente carnal y mundana para hacerlo.

Hace unos días alguien dijo respecto de una iglesia ¿podríamos decir que esa iglesia, es una iglesia débil? Pues, yo me hago esa misma pregunta ¿yo soy un miembro débil de mi iglesia? ¿Soy débil o aún soy fuerte? Tú, estimado lector ¿eres fuerte o débil? ¿Dónde está tu fortaleza, en tus conocimientos teológicos o experienciales? ¿O tu fortaleza está en el Señor?, porque para que nuestra fuerza este en el Señor, hoy DEBEMOS SER DEBILES, ¿pero cómo? Se preguntará alguno, pues porque cuando yo soy fuerte en mi propia prudencia, soy fuerte en mi propia capacidad, soy fuerte en mi propio parecer ¿Cómo entonces podrá ser fuerte la voluntad de Dios en mí? ¿Cómo será fuerte la prudencia de Dios y no la mía? Solo date cuenta, hoy tú puedes faltar a una reunión de tu iglesia, pero ¿Por qué faltarías? Pues porque estás cansado, porque has tenido una mala semana o por que no tienes ganas y dices ¡¡Total Dios está en todos lados!! Pues fíjate que si faltas por que estás cansado, es porque TU para ti, eres más importante que Dios, tu cansancio supera tu fe, si faltas por qué has tenido una mala semana, entonces eres un emocionalista y te dejas llevar por las circunstancias y tu corazón te engaña con facilidad, y si faltas por que no tienes ganas de congregarte y estar con Dios, aunque digas ¡¡Dios está en todos lados!! Tu hecho  no niega que el Señor esta en cualquier lugar, pero si muestra que aun estando en cualquier lugar, no está en tu corazón, porque si Dios reinará allí, tu estarías donde Dios te cita a estar, y por favor no me digan que si faltan a la iglesia no le darán lugar a un deleite de la carne, porque eso además de todo sería mentira.

¿Te das cuenta como somos independientes de Dios y nos apoyamos en nuestra propia prudencia?
El problema es que somos demasiado fuertes aún, y si no es así, solo piensa ¿Cuánto tiempo pasas junto a la palabra de Dios buscando su dirección para cualquier ámbito de la vida? Pues ni cinco minutos diarios, nos basamos en lo que “sabemos” o creemos correcto, y luego tomamos una decisión, pero claro ¡¡pedimos al Señor que bendiga nuestras decisiones, aunque ni lo tomamos en cuenta para tomarlas!! ¿Somos fuertes o no?

Si fuéramos débiles, pasaríamos mucho más tiempo junto al Señor, suplicando dirección para tomar decisiones diarias, pero como ¡¡Ya sabemos lo suficiente, como ya entendemos todas las cosas!! Entonces, no es necesario, ni orar tanto ni meditar en la palabra, ¡¡Que insensatos somos!! Creemos que Dios se goza en nuestra fortaleza, cuando EL GOZO DEL SEÑOR, ES NUESTRA FORTALEZA.                    Nos falta meditar en su palabra, nos falta comprenderla como Él quiere que la comprendamos, porque si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo. (1ª Corintios 8:2)

El tema de ser débil, es primordial en la vida cristiana, es que no podemos ser fuertes, no creas que ser fuerte en la fe no es temer, no creas que ser fuerte en la fe es sinónimo de no enfermar, no creas que ser fuerte en la fe significa no llorar, no sentir miedo, no sentirte atribulado, es que muchas veces Dios mismo permite tu quebranto para hacerte de nuevo, para mostrarte que es ÉL, quien tiene todo bajo control, y eso tampoco es sinónimo de que jamás nada malo nos ocurrirá, y si no me crees, lee el libro de Job y date cuenta que se puede mantener la fe en medio de haberlo perdido todo, y fíjate como Dios se hizo poderoso (Fuerte) en el quebranto (Debilidad) de su siervo.

Nadie es un verdadero cristiano maduro, si no ha aprendido a fortalecerse en el Señor, Pablo dijo… ciertamente,  aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura,  para ganar a Cristo (Filipenses 3:8) dime una cosa ¿Cuánto estimas por basura tu vida, tus bienes, tu trabajo, tu conocimiento teológico, tus años de conocimiento experiencial, con tal de ganarlo Él? Hermano ¡¡Somos demasiado fuertes!! Y por eso, Dios no puede establecer su propia fortaleza donde aún no existe debilidad.

Y si tú piensas que tienes ser  fuerte para ser un siervo de Dios, estas equivocado, TIENES QUE SER DEBIL para que la Gracia de Dios se fortalezca en ti… Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo (2ª Corintios 12:9)

Es una lástima ser fuerte, es una pena aún seguir aferrándose a la vana fortaleza humana y no soltarse en fe a la insuperable fuerza del Señor ¡¡Cuántas cosas gloriosas en Cristo podríamos vivir si soltáramos aquello que llamamos fuerza y nos reconociéramos faltos de toda fortaleza delante de él!! Solo piénsalo, no en razón humana, sino en fe y confianza en su palabra… cuando soy débil, entonces soy fuerte.

Dios te bendiga,

Profeta de Dios.