27 feb 2014 |

El Redil Correcto


Éxodo 20:3 No tendrás dioses ajenos delante de mí.

Veo un patrón común en la mayoría de los seres humanos, y es que no importa el país donde vivan, de la raza que sean, ni su estrato social, todos los hombres, en mayor o menos medida, SOMOS RELIGIOSOS.

No existe continente donde no exista religión, y no hay un solo grupo de personas, por más primitiva que sea su sociedad, todos creen en alguna divinidad y todos tienen un sistema de adoración a su “creador”, todos tienen religión.

Ahora bien, los ídolos o “dioses” de este tiempo, no son tótems o esfinges necesariamente, pero el servicio o la adoración que se da a estos “dioses contemporáneos” es muy similar a los ídolos de antaño.
Por ejemplo, hay gente que adora el “dios trabajo”, no por que trabajen, todos trabajamos y el trabajo no es un pecado en simismo, sino por que pasan de “trabajar para vivir” a “vivir para trabajar” y la labor que le sustenta económicamente, pasa de ser una herramienta de beneficio, a volverse quien en prácticamente el objeto de su admiración.                    El trabajo define más que su horario normal, define cuanto tiempo pasará con su familia, define sus vacaciones, su estado de animo, su felicidad, y en definitiva, cada cosa o asunto que suceda en la vida de ese “trabajador” será completamente definida por si “tiene que adorar a su dios trabajo, trabajando” o si el “dios trabajo” le permite un día de descanso.     

Así también pasa con el dinero, sobre todo en esta sociedad materialista, pasa con algunos padres respecto de sus hijos, que llegan a ser verdaderos esclavos de sus caprichos, y quienes definen como llevarán su relación, y en vez de ser los padres quienes den directrices de comportamiento a sus hijos, sus hijos definen como serán formados, o más bien, desformados.  
Lo he visto con mis propios ojos, a padres pidiéndoles por favor a sus hijos de dos o tres años, que paren el berrinche en algún lugar publico, eso por desgracia, solo demuestra quien manda, quien toma las decisiones en esa relación, quien dirige a quien, y me atrevo a decir, quien es el “dios” y quien el siervo de “dios”.

Está los afanados por su casa, siempre limpia, siempre ordenada, o siempre remodelada, están los que adoran sus autos, los que adoran sus cuerpos y no cesan de “perfeccionarlo” al precio que sea, los que adoran el dios “conocimiento” y están dispuesto siempre a sacrificar tiempo y dinero con tal de adquirir “otra carrera universitaria” que les brinde mayor conocimiento, y así de pasadita humillar un tanto a los ignorantes e indoctos, y para que hablar de los que adoran el alcohol o la droga, y quienes se “adoran asimismo” rindiéndose culto cada vez que puedan.

En todos lados hay dioses, para todos los gustos, y siempre hay quienes los idolatren, y me atrevo a decir, por desgracia, que idolatras también hay dentro del “pueblo” cristiano-evangélico.
                       
Justamente aquí es donde entrarás en conflicto conmigo, si es que tú eres uno de esos adoradores de “dioses” extraños, por que de seguro no querrás reconocer tu error.

Hay gente, que por ejemplo jamás dejaría tu trabajo por obedecer a Cristo, que aun teniendo en claro el llamado de Dios, no dejarían sus labores remuneracionales, por dos razones, o amán mucho su trabajo o aman mucho el dinero que produce su trabajo.  ¿Cómo estoy tan seguro? Pues solo dense cuenta que el compromiso que tienen con su Dios, siempre está delimitado por su trabajo. Nunca buscarían más de Dios, ni se congregarían más, si eso significara restarle tiempo a su trabajo.

Lo mismo con quienes idolatran a sus hijos, o a sus padres, o a sus casas o a sus bienes, nunca harían un sacrificio por Dios, que implicara desechar, aunque fuera por un momento, a sus hijos, padres, casas o bienes, sin embargo, siempre están dispuestos a “desechar el tiempo” con Dios (oración, congregación, etc.) con tal de darle más tiempo a sus ídolos.

Se podrán enojar conmigo, pero también tendrán que enojarse con la biblia, por que Jesús dijo en la escritura “No se puede servir a dos señores, por que se amará a uno y se aborrecerá al otro”, es decir, no puedo tener ese “ídolo” y ser cristiano, si eso pasa, serviré a Cristo a medias, diré que lo amo, diré que le sirvo, diré que le he rendido mi corazón, pero en la practica, cualquier otra cosa tendrá prioridad antes que Cristo, antes que sus valores, antes que estar con él.

En multitudes de ocasiones he sido acusado de fanático y de religioso, pero para vuestra sorpresa, lo he sido por parte de personas “cristianas”, que van a una iglesia, “diezman”, y dicen prestar servicio cristiano allí, y sin embargo, me han acusado de “fanático y religioso” ¿puedes créelo? El propio “pueblo de Dios” criticando a aquellos que se toman en serio aquello que el maestro dijo “el que no aborrece Padre, Madre, hijo, hija, hermano, hermana, y aún su propia vida, por causa de mi, entonces NO ES DIGNO DE MI”.                Me han dicho “la familia está primero”, y eso es verdad, pero no es primero que Dios.    Es curioso que esa critica nunca la he recibido cuando he tenido que trabajar, es decir, jamás e sido criticado por priorizar mi trabajo a otras cosas, pero si cuando he tenido que priorizar la iglesia por otras cosas.  

Lo siento, debo decirlo, ME FASCINA CONGREGARME, nadie me condena si no lo hago, nadie me tilda de descarriado, y tampoco mi pastor me decreta las penas del infierno por faltar a la congregación, pero yo pienso al respecto “si en países musulmanes, matan a mis hermanos en la fe, por el simple hecho que ellos aman a Jesús más que a sus familias y a sus vidas” ¿Cómo podré demostrarle a Cristo que para mi Él es primero en una sociedad donde no soy perseguido por ser cristiano? Simple, priorizando todo lo que en mi vida tenga que ver con Él, y curiosamente, todo eso tiene directamente relación con el congregarme.       

Cuando leo esto… Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen (Juan 10:27) , siento que esto es, de alguna manera lo que sucede cuando tengo que escoger entre lo que Cristo significa para mi vida, versus la familia, el trabajo, las vacaciones, o cualquier otra cosa, siento que debo detenerme y buscar en lo profundo de mi corazón, y escuchar la voz de mi Cristo diciendo “Por aquí” o “por haya”, y a esa voz sigo, no a los caprichos de mi corazón.

Podrán decirme fanático religioso, podrán atacarme y tildarme de loco tan solo por decir que “amo a Dios con todo mi corazón y aún por sobre a mi familia”, y bueno, tienen su derecho a creer lo que quieran de mi, pero les diré que “cuando mi hijo partió con Jesucristo, en la noche que lo vi desfallecer, en el momento que lo vi en el ataúd, en el momento que lo deje en el cementerio, y aún cada día cuando me levanto y me faltan las fuerzas para ponerme de pie por extrañarlo, ES EN ESOS MOMENTOS, DONDE AGRADEZCO PODER ESCUCHAR LA VOZ DE MI CRISTO Y PONERLO A ÉL SIEMPRE COMO PRIORIDAD”.

Si eres su oveja, escucharás su voz, y Él te guiará, nunca será alrreves, Él no ira donde tu vayas, si tu eres su oveja, no estarás en un redil extraño, estarás justamente donde él te quiere tener y allí serás bendecido.

Yo se que hay gente en iglesias donde no escuchan la voz de su Señor, y lo se no por capricho, sino por los frutos de sus corazones ¿puedes concebir a cristianos egoístas, envidiosos, rencorosos o mentirosos? ¿Puedes concebir a cristianos que les deseen mal a otros, que no tengan capacidad de autocriticarse para crecer? ¿Puedes concebir que hayan cristianos que pasen los años y sus vidas espirituales nunca jamás maduren? ¿Puedes concebir a cristianos que viven en pecado? Pues, por desgracia, yo conozco a varios, y me doy cuenta que no “Escuchan la voz de su pastor” por ende, caminan errantes por cualquier parte, viven su “cristianismo” como mejor les parece o como leyeron por allí en algún libro, pero no logro ver en ellos el fruto de la vida, no logro sentir que en sus espíritus, habite el Espíritu de vida.

Yo mismo tengo tanto que crecer y aprender aún, no he llegado a la medida del varón perfecto, no pretendo ser mejor que nadie, por que nadie más que Jesús es mi modelo.            Cada vez que me presento ante en su espejo, me percato que aunque Él a obrado en mi, todavía veo que debo perfeccionar mi oído espiritual, todavía debo ejercer mi obediencia a Él, por que de otra manera, aunque hoy me siento de su redil, si descuido mi relación con Él, podría dejar de escucharle, y terminar en cualquier prado ajeno, solo, lejos del rebaño y listo para ser destrozado por el enemigo.

Detente, acalla tu corazón, y pregúntale en tu espíritu al Pastor de los Pastores, si hoy estás siguiéndolo, o estas lejos de Él, afánate por eso, por que de ellos dependerá tu eternidad.

¿Escuchas su voz?... el camino en donde estás hoy te lo hará saber.


Dios te bendiga,

Profeta de Dios.


10 feb 2014 |

¡¡No me Juzgues!!





No juzguéis, para que no seáis juzgados. (Mateo 7:1)

Cuando leemos este versículo, regularmente tenemos la impresión de que jamás debemos emitir ninguna opinión negativa de alguien o de alguna actitud, y si ese “alguien” ostenta un cargo de eminencia, a esa prohibición de “emitir juicio” le agregamos “el no tocar al ungido del Señor” porque si osamos hacerlo, entonces recibiremos juicio del cielo.
No quiero que me mal entiendan, yo creo en lo que dice la escritura respecto de los que están por eminencia, la misma escritura me insta a imitar la fe de mis pastores, creo en la sujeción porque Dios la estableció, y creo fervorosamente que quien siempre insta a transgredir el principio de sujeción y motiva la división es un instrumento del diablo, pero, aun sabiendo y viviendo bajo los principios de la escritura, no puedo dejar de lado la otra parte del consejo de Dios, que mi mayor fidelidad es con Dios, no con un hombre ni con una organización, y mi compromiso es con la verdad y la escritura, antes que con el resto.

Es verdad que Jesús dijo “No juzguéis”, el asunto es que muchas veces y muchas personas han MAL USADO este versículo, manipulándolo para que el resto no le diga absolutamente nada, mientras peca y peca ¿y por qué no se le puede decir nada? Pues porque NO DEBEMOS JUZGAR.

La verdad es que cuando Jesús dijo “No juzguéis” jamás lo dijo con la finalidad de que NUNCA EMITAMOS nuestra opinión respecto de las obras de otros, si fuera así ¿por qué el mismo Jesús dijo? ¡¡Por sus frutos los conoceréis, no puede brotar un buen fruto de un mal árbol, ni uno malo de un buen árbol, por lo tanto POR SUS FRUTOS LOS CONOCEREIS!! En buen castellano eso sería algo así como ¡¡no se dejen llevar por las simples apariencias, juzguen a los hombres, no por lo que “dicen”, sino por lo que hacen, por sus obras, y así sabrán si ese hombre es un buen hombre o un mal hombre!!

Cuando voy a comprar una manzana, no llegó y compro cualquiera, primero me acerco, me fijo en su color, la toco para saber si tiene en alguna parte oculta un trozo podrido, la huelo y cuando HE JUZGADO si la manzana está en condiciones de digerirla, entonces doy el precio por ella.  Si hacemos esto en cosas tan básicas como “comprar un fruto” ¿no deberíamos también usar el mismo sentido común para discernir el resto de las cosas? ESO SE LLAMA JUZGAR.

Jesús dijo “No juzguéis” pero  no lo dijo para que nunca juzgáramos nada, pensar así es ridículo, porque si fuera así entonces como cristianos jamás debiéramos juzgar al ladrón que nos robo la casa, o al degenerado que violo a una niña, o al estafador que se quedo con el dinero de nuestro pago, y aún Jesús mismo no hubiera dicho: ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; POR ESTO RECIBIÉIS MAYOR CONDENACIÓN. (Mateo 23:14).     Alguno podrá pensar aquí ¡¡bueno, él es Jesús, el podría condenar a cualquiera!! Pues, el mismo Jesús dijo respecto de su propio juicio: Vosotros juzgáis según la carne; YO NO JUZGO A NADIE (Juan 8:15).    ¿Pero cómo? ¿No era que Jesús no juzgaba a nadie, y luego dice a los fariseos que recibirán mayor condenación? Pues por que cuando Jesús nos invita a “NO JUZGAR” no está diciendo que desechemos el sentido común y dejemos que todo el mundo haga o deshaga, mientras SU IGLESIA guarda silencio ante la injusticia, sino más bien que cuando juzguemos la maldad y condenemos toda injusticia, NO DESECHEMOS LA GRACIA PERDONADORA DE CRISTO.

En otra ocasión Jesús dijo: No juzguéis según las apariencias, sino JUZGAD CON JUSTO JUICIO. (Juan 7:24) lo que quiere decir que DEBEMOS EMITIR JUICIO, pero no según las apariencias, no según nuestros caprichos, no según nuestro animo banal, sino con JUSTICIA, teniendo siempre presente que cada uno de nosotros hemos sido pecadores, que cada uno de nosotros no sería salvo a no ser por LA GRACIA de Jesucristo.

Todos hemos sido pecadores, todos necesitamos la intervención divina para alcanzar la vida eterna, y desde esa perspectiva, nadie es digno de juzgar sino solo Dios.         Pero está parte de la verdad, no niega la otra parte, Jesús dijo respecto de aquel que miraba la paja en el ojo ajeno: ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. (Mateo 7:5) esto me hace pensar ¿Qué pasaría si el hipócrita dejara de serlo, y se quitara la viga que le impide ver su propia maldad? Pues, dejaría de ser un hipócrita, al ver su maldad se humillaría a pedir redención, y luego de su restauración, AHORA SI PODRIA DECIRLE A SU HERMANO ¡¡Mira, tienes una paja en tu ojo!!.         

El Apóstol Pablo dijo a los Corintios: ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida? (1° Corintios 6:3) nosotros no solo PODEMOS juzgar, sino que DEBEMOS HACERLO, porque de lo contrario ¿Cómo un mundo corrupto podrá determinar que es bueno o malo en la vida? Jesús dijo que la iglesia es la SAL DE LA TIERRA, y entre sus otros beneficios, la sal sirve para PRESERVAR las cosas de su corrupción, pero “si la sal se vuelve insípida, ya no sirve más”, o sea, si la iglesia a través de juzgar las cosas, ya no diferencia entre lo bueno y lo malo ¿para qué está la iglesia?.     
 
Solo piensen un momento, el hombre nace perverso y sin valores, por ende, el estandarte de la verdad, la columna moral del mundo, la luz que debe iluminar con el ejemplo, ES Y SERÁ POR SIEMPRE LA IGLESIA.      Entendiendo esto ¿si la iglesia no juzga entre lo bueno y lo malo? ¿Quién lo hará?.    Si la iglesia pierde LA CAPACIDAD MORAL para juzgar, entonces YA NO TIENEN NINGUN SENTIDO PARA QUE EXISTA. Si algo pierde su razón de ser, ya no sirve para nada.

En resumidas cuentas, si yo no tengo la capacidad moral para decirle a otro que vive en pecado, que si no endereza su caminar no irá al cielo, entonces, lo mejor que puedo hacer es guardar silencio y arreglar mi propia vida antes de decirle a otro lo que es bueno.    Pero, si yo he permitido que Jesús ordene mi vida, me he alejado de los malos caminos, he decidido tomar el desafío de vivir en santidad y guardar los mandamientos del Señor, entonces estoy capacitado para discernir entre lo que es bueno y malo, no solo para mí, sino también para el resto de mi alrededor.  
Eso es lo que Dios quiere, que haya un pueblo con moral para decir las cosas como son, si alguien a pecado, tiene dos alternativas, la primera es que SE ARREPIENTA y habiendo cambiado de actitud acceda a la Gracia de Dios (como la mayoría de nosotros), y la segunda es que siga en su necedad y muera en su pecado.  ESO SE LLAMA JUZGAR.

Finalmente decir, que es una desgracia ver la falta de moral que hay entre los evangélicos hoy en día, muchos hablan del amor de Jesús, pero no están dispuestos a despojarse de nada (tiempo, dinero, bienes) para demostrar ese amor, otros son adúlteros, fornicarios, mentirosos, irresponsables, ladrones y maliciosos, por ende, les conviene citar fuera de contexto la frase de Jesús “NO JUZGUEIS” porque “Todos somos pecadores”.  Todos hemos pecado, pero la escritura dice “el que practica el pecado, ES DEL DIABLO” (1° Juan 3:8) y “el que es nacido de Dios, NO PRACTICA EL PECADO” (1° Juan 3.9).  Por ende, la gran desgracia que hoy plaga a la mayoría de las iglesias evangélicas de este mundo, es que como se “practica el pecado” más que alejarse de él, justificamos nuestra maldad citando la biblia fuera de contexto, inmoralidad que finalmente acarrea una gran falta de poder para determinar qué es lo bueno y lo malo.

SI podemos JUZGAR, y debemos JUZGAR, por que si la iglesia no le llama pecado al pecado ¿Quién lo hará?.

Dios te bendiga,

Profeta de Dios