29 may 2012 |

¿Quién llorará por ellos?



Mateo 23:37 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!

He tenido el privilegio de leer un libro llamado “la cruz y el puñal” (David Wilkerson) donde narra la historia verídica de un humilde pastor sureño en la peligrosa ciudad de New York, y en la pagina 32 aproximadamente, el Señor ha cautivado mi corazón.        Es aquí donde el Reverendo Wilkerson relata fragmentos de su primera predicación a dos pandillas marginales de New York, allí les presentó el amor de Jesús, les ofreció encontrar en él, el afecto del cual sus corazones carecían, y que buscaban frenéticamente en el sexo y las drogas, cuando en medio de su predicación improvisada Wilkerson decía que Jesús podría ayudarlos a comenzar una nueva vida, se paro una joven llamada María, y le dijo: ¡¡A mí no David, a mí no!! A lo que el pastor respondió con una pregunta ¿Por qué no María? Y ella con el afán de mostrarle sus justificadas razones, se subió la manga de su vestido y poniendo su brazo a la leve luz de un faro, le mostró un montón de pequeñas heridas moradas y rojas, como si fueran picaduras infestadas de mosquitos.  Lo que María quería decir al Reverendo Wilkerson, es que era drogadicta, y que estaba perdida sin escapatoria, ella había compartido la opinión de los expertos ¡¡para los adictos a las drogas, no hay salvación!!

Al leer este trozo del libro Dios impacto mi corazón, no por que dijera alguna cosa novedosa para mí, sino por que escuche la voz de Dios diciéndome al corazón ¿Y quién llorará por ellos? Y al escuchar esto, comencé a pensar en todas esas veces que he llorado por mi familia y seres amados en oración, en las veces que he llorado y he clamado socorro a Dios por mí, en las veces que he sido conmovido por Dios al orar por algún amigo, y en todas esas veces en las cuales mi corazón se ha quebrantado de dolor en oración, ni una sola vez he derramado una sola y mísera lagrima por aquellos que nadie ama, por los perdidos, por los adictos de mi comuna, por aquellos que en su búsqueda de amor se encontraron con las drogas y el sexo libertino, por aquellos que como dice un mural cerca de mi casa “valen menos que la bala que los mata”, por aquellos que al fallecer irán a una fosa común, por esos que nadie extrañó al no volver más a la casa por la tarde.            Juan ¿y quién llorará por ellos? ¿Quién elevará un clamor en fe, por esos que nadie ama? Aún sigue dando vueltas esa idea en mi cabeza, mientras pienso en lo hermético que se han vuelto las iglesias, en lo religioso que nos hemos convertido, en lo conformista que el ser humano puede llegar a ser, y no digo con esto que nuestras congregaciones deban volverse alberques de beneficencia, pero ¿no es la base de la vida cristiana amar a Dios y al prójimo como a mí mismo? Y ¿Quién es mi prójimo dijo el escriba tratando de deshacerse de su responsabilidad? Y así estamos nosotros, tratando de deshacernos de nuestra responsabilidad, mientras esos “que nadie ama” se pierden más día tras día.
Mi mente me dice a su vez ¿pero Juan, que quieres que haga, yo no los salvaré? Pues, simplemente ¡¡haz algo!! Solo piensa ¿has llorado por ellos? ¿Has orado por esos que no conoces pero que sabes que están allí? Y no solo allí escondidos en algún lugar de la plaza de armas, sino por aquellos que estando a tu alrededor viven una vida miserable, porque aún teniendo un pan en sus mesas, no han saciado del pan de vida su corazón.       Soy egoísta, y solo pienso en mí, debo reconocerlo, la iglesia debe reconocerlo, tenemos el estomago lleno, y claro, si alguien toca nuestra puerta le entregaremos algo para comer, si un vecino tiene alguna necesidad allí estaremos, pero eso no es todo, Jesús no se quedo para siempre en el establo de su nacimiento, no se quedo para siempre en Nazaret, él no espero que todos vinieran a él, él salió a buscar lo que se había perdido.

Quizás, no a todos los que les comparta el pan vendrán a Cristo y vivirán vidas espirituales plenas, quizás no todos mis vecinos creerán al mensaje del evangelio, quizás no a todos a aquellos que vean “mi buena voluntad” para con ellos, se convertirán a Cristo, pero ¿Jesús limitó su mensaje o sus bendiciones a solo aquellos que él sabía se convertirían? Qué hay de Judas, que hay de los 9 leprosos que siguieron sus caminos, que hay de aquellos que comieron en el día de la multiplicación, y luego lo sentenciaron en el día de la crucifixión ¿Qué hay de todos ellos, acaso Jesús no sabía que todo el mundo lo negaría como el Mesías? Pues claro que si, sin embargo, A TODOS LOS BENDIJO EN ALGO.

Nosotros, sin embargo, siendo la luz del mundo, hemos escondido la luz y dejamos que el mundo viva en tinieblas, y aunque esto pueda ofenderte, quiero llevarte a meditar en ello ¿si somos luz, a cuantas de las personas que nos rodean les hemos bendecido con esa luz? Dejamos que el mundo siga tomando sus decisiones en las tinieblas y por eso nuestras sociedades son lo que son, por que carecen de la luz que la iglesia debe irradiar, pero como nos hemos preocupado tanto de llenarnos de conocimiento, de acariciarnos unos a otros con nuestras oraciones, de llegar algún cargo eclesiástico, mientras pasa todo esto, la luz sigue brillando dentro de las cuatro paredes y el mundo sigue en tinieblas ¿Por qué? ¿Por qué Dios no proveyó de su luz? No, por habiéndola provisto, la hemos escondido de las tinieblas.

¿Quién elevo un clamor por Israel? Él Hijo de Dios, y no solo elevo un clamor por su pueblo, Él hizo todo lo que en sus manos estuvo por reunir a todo Israel en sus brazos, y brindarles las más ricas bendiciones.  Mas, por ellos Juan ¿quién llorará? Pues cuando lo miro así me percato de lo difícil que puede llegar a ser, ser cristiano, por que Jesús jamás dijo ¡¡Te amo!! Sin embargo, no lo necesitó, porque Él mismo fue el amor personificado para con todos aquellos que en más de alguna vez le hemos menospreciado.         Estoy seguro que Dios sabe que podemos dar más por su Reino, él sabe que si podemos esforzarnos por trabajar para nuestro beneficio, podemos también desgastarnos por aquellos que nadie ama, que nadie espera que vuelvan a sus casas, por aquellos que incluso estando en sus hogares y teniendo de todo, viven como extraviados y lejos de todo afecto, por aquellos que tienen sus estómagos llenos y vacios sus corazones ¿Dónde está esa luz para guiar este mundo? Aquí, en mí, en ti, en todos lo que hemos tenido el privilegio de haber nacido de nuevo.

Yo no se si todos aquellos que hoy están en condición de calle, algún día se decidirán por Cristo, ni estoy seguro que mis vecinos por mi ejemplo y oración se acercarán al Señor, pero si se, que desde hoy ellos tendrán en mí, alguien que clame por ellos, alguien que hará todo lo posible, aún luchando contra mi propio corazón por llevarles luz y bendición, alguien que movido por el Espíritu de Dios, clamará por que alguno (aunque sea uno) de ellos logre conocer a Cristo y ser salvo.    Yo no sé si lo lograré, pero en cuanto a mi dependa lucharé por que mi egoísta corazón deje de serlo, y comience a amar al prójimo como a mí mismo.

Dios te bendiga hoy.
Atte,
Juan Lemuñir.

18 may 2012 |

Amarlo es Obedecerle (Parte I)



Juan 14:15 Si me amáis, guardad mis mandamientos.

Los cristianos cotidianamente espiritualizamos todo, al menos los “pentecostales” latinoamericanos somos así en su mayoría, le ponemos nombre de espíritu a todo, recuerdo la historia que contaba un pastor sobre un hermano que en la iglesia tenía “problemas con sus ojos”, cada vez que pasaba una hermanita a ofrendar adelante o cuando las veía pasar por el pasillo de la iglesia, sus ojos le daban un festín a su libidinosa carne, su imaginación al parecer daba para mucho.            Con el tiempo, este “hermanito” comenzó a sentirse mal por lo que veía y por la “supuesta lucha” que tenia con sus ojos que querían mirar lo que no debían y de una manera carnal, por todo esto, no hallo nada mejor que pedir la oportunidad un día para pasar adelante y “acusar al espíritu” que lo estaba “atormentando”, al que él curiosamente nombro como “un espíritu de lacho”, creyendo que “al acusar el espíritu” se hacía libre de la manera sucia que tenia de mirar a sus hermanas en la fe.       

Está puede ser una historia cómica y típica chilena, pero la verdad, es que en muchas iglesias es el pan de cada día, no por causa de esos “espíritus” que andan pululando por sobre las iglesias, sino, por que en nuestra ignorancia le ponemos nombre y apellido a nuestra falta de comunión, a nuestra religiosidad, a nuestra manera cuadrada y limitada de vivir la vida cristiana, con todo el respeto que me merece aquel varón que padecía por ese “espíritu de lacho” ¿en qué parte de la escritura aparece algo similar? Pues si mal no recuerdo, en ninguna, sin embargo, cuando el contó esa historia (trágica para él por supuesto) todo el mundo dijo ¡¡Amén!! ¿Y por qué? Pues por ignorancia de la escritura, por ser sobre-espiritualizados y por falta de orientación en darnos cuenta que no todos nuestros fracasos son producto de la actividad demoniaca, ni tampoco todas nuestras “victorias” son la voluntad de Dios, de ser así entonces, quien por trabajar excesivamente deja nada de tiempo para la comunión personal con Cristo, ni menos para congregarse, entonces estaría viviendo en victoria, aunque gane todo el dinero del mundo, está perdiendo algo mucho más relevante, LA VIDA ETERNA, Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. (Lucas 12:15).

A mi punto de vista, lo que padecía aquel varón, era de lascivia, y no critico su condición por que el varón que este firme, mire que no caiga, pero la lascivia no se quita con un ungimiento a nivel de iglesia, ni con cadenas de oración, yo no me levanto menos lascivico luego de pasar por una vigilia de oración, yo seré menos lascivico desde el preciso momento que comience a filtrar lo que mis ojos ven y decidir lo que mi mente piensa, claramente ayudará la oración y el ayuno, claramente ayudará la oración de mi pastor y la de mi iglesia, pero nada de eso funcionará si YO NO DECIDO determinar que pensamientos gobernarán mi mente y que “cosas” verán mis ojos.

De esa misma manera, cada actitud que emane del temperamento del viejo hombre que arrastro en mí, será vencida cuando YO someta ese carácter A LA OBEDIENCIA a la palabra de Dios.           Hoy conversaba con mi amada esposa y le preguntaba ¿tu crees que Jesús camino sobre las aguas? Pues sí, respondió ella, ¿Por qué? le pregunte nuevamente, Pues por fe, dijo ella, porque creo lo que dice la palabra, entonces yo le dije ¿tú crees que podemos amar a nuestros enemigos y bendecir a aquellos que nos aborrecen? Pues, eso es un poco más difícil (parafraseando lo que me dijo) ¿y por qué? ¿Acaso la misma biblia que dice que Pedro camino sobre las aguas, no nos manda a amar y bendecir a nuestros enemigos? Ósea, siendo bien sincero ¡¡yo no siento ni un poco de amor por mis enemigos (que no los tengo)!! Sin embargo, si la biblia lo dice, es porque claramente yo, un simple mortal puede llegar a amar a aquellos que lo aborrecen ¿pues, como llego a eso, como venzo el carácter del viejo hombre en mí? OBEDECIENDO A LA PALABRA DE DIOS, alguno me dirá ¿es que yo no siento de amar o bendecir a aquellos que me han hecho tanto daño? Pues jamás nadie lo sentirá si primero no obedece a la ordenanza del Señor.

En ninguna parte de la escritura dice que debemos “sentir” amor por quienes nos odian, simplemente dice como un mandato, como una ordenanza, como una norma ¡¡AMAD A QUIENES OS ABORRECEN!! Y si Dios lo mandó ¿Quiénes somos nosotros para desobedecer? Lo que sucede es que nosotros somos engañados por el corazón y esperamos sentir algo para hacerlo, cuando Dios dijo claramente ¡¡AMENLOS!!.          Adán nunca había sentido la muerte, él no había conocido que significaba ese ¡¡ciertamente morirás!! (Génesis 2:17) sin embargo, ¿debía obedecer el mandato de Jehová? Adán pudo haber dicho ¡¡Pero Dios, yo no siento que comer ese fruto sea malo, es que yo no sé lo que es morir!! EL DEBIÓ OBEDECER POR QUE DIOS LO DIJO, aunque no hubiera sentido jamás lo que era la muerte, no debió comer del fruto prohibido para experimentar (sentir) que lo que Dios había dicho, era verdad.  Esa no era la voluntad de Dios para ellos.

Jesús dijo Si me amáis, guardad mis mandamientos (Juan 14:15) ¿tu amas a Dios, amas a Jesús? Pues demuéstraselo ¿Cómo? OBEDECE LO QUE ÉL PIDA DE TI, y aquí es donde las iglesia contemporáneas han creado diversas doctrinas, donde tienen diversas actividades, donde nos enseñan miles de cosas, y muchas de esas miles no van al meollo del asunto, y es que podemos ayunar, orar, hacer vigilias, estudiar teología, hacer foros, crear páginas webs de evangelismo, estudiar y estudiar la biblia, y mientras no seamos capaces de comenzar a hacer lo básico de lo que el Señor nos pide, todo eso y más ES VANO, es vano hoy y lo será para el día del juicio, donde Dios nos preguntará ¿HICISTE FIELMENTE LO QUE TE DEMANDE?.

Jesús no está esperando que nos llenemos de conocimiento bíblico, mientras no somos capaces de mirar a nuestro prójimo y ser luz para él ¿Cuántas veces hemos rechazado a aquellos que están a nuestro alrededor, ciegos y perdidos, mientras nosotros nos llenamos de un conocimiento que perecerá con nosotros? No estoy diciendo que no estudiemos la biblia y nos vamos por el mundo ayudando a la gente sin preparación, estoy diciendo que dejemos de vivir preparándonos y comencemos a ser ESA LUZ Y SAL que el mundo necesita, estoy diciendo que comencemos a vivir en esa santidad e integridad que tanto hemos estudiado, estoy diciendo que todo los “evangélicos” saben que el evangelizar es EL PORQUÉ de la iglesia, y sin embargo, es lo que menos hacemos, estoy diciendo que hagamos lo que el Señor nos demando ¡¡amemos a quienes nos aborrecen!! ¿Por qué, Dios es malo o sicópata al pedirnos aquello? No, él pide que seamos como él, COMPASIVOS, que al igual que él nosotros podamos tener compasión de aquellos que están perdidos, creyendo que están bien.

La biblia habla del fruto del Espíritu, y tal como dice ¡¡Es el fruto del Espíritu!! Por ende, no hay mucho que yo pueda hacer para producirlo, es el Espíritu de Dios quien produce su fruto en mí, sin embargo, ¿te has percatado que nosotros somos cualquier cosa, menos abundantemente Amorosos, gozosos, pacíficos, pacientes, benignos, bondadosos, mansos, templados o llenos de fe? Y que hay con eso ¿será que el Espíritu de Dios no quiere producir eso en mí? Pues claro que si, el Espíritu de Dios pasa más tiempo contrito que alegre en nosotros, por que gozamos de paz y de amor por Dios en el templo mientras le adoramos, pero carecemos de bondad, benignidad y paciencia el resto de la semana mientras vivimos nuestras vidas “seculares”, ¿es el Espíritu quien no quiere producir su fruto en mí? CLARO QUE SI, soy más bien yo quien no lo dejo hacerlo.  Cabe preguntarse ¿Cómo entonces dejó que él produzca? Pues quizás la respuesta sea tan simple y falta de teología que no te guste, pero se llama OBEDIENCIA a su palabra, y ojala fuera tan simple hacerla como saberla.

La obediencia es básica para vivir una vida llena del Espíritu de Dios, es primordial ¿es que como podemos pensar en vivir una vida cristiana abundante y sin frustraciones mientras somos personas desobedientes a la voluntad de Dios? Estimado (a) no importan cuanta teología haya en nosotros, ni cuantos cargos ostentemos en nuestras iglesia, mientras no seamos personas OBEDIENTES A LA VOLUNTAD DE DIOS, nuestro juicio será vergüenza delante de Dios.   Solo pensemos un momento ¿vivo todo lo que se? Pues si vives el amar a tus enemigos, orar por ellos y bendecirlo, si vives el guardarte en santidad, el evangelizar a toda criatura, el ser fiel a tu mujer o esposo con tus pensamientos, el amar al Señor por sobre todas las cosas y al prójimos COMO A TI MISMO, entonces deseo felicitarte y rogarle al Señor que permanezcas firme a él, sin embargo, si eres como yo y aún no vives en todo lo que sabes, pues ha llegado el tiempo de hacerlo y dejar de acarrear mayor condenación sobre nosotros luego de llenar nuestra mente con más conocimiento.

El amor a Dios no se dice, el amor de Dios se hace, se vive, el amor a Dios se demuestra cuando amas a tu prójimo como a ti mismo, el amor de Dios se luce como una perla preciosa sobre el carácter de tu vida, el amor a Dios se deja sentir cuando logras comenzar a desear que aquel que te maldijo, pueda conocer el amor y la salvación de Jesucristo, al igual que tu y yo.

Esto mi estimado, no se logra tan solo con oración y ayuno, muchos talibanes oran fielmente y ayunan mientras pegan a sus cuerpos cartuchos de dinamita, para luego inmolarse en el nombre de Alá, esto se logra con obediencia, jamás lograremos llegar a ser como Jesús solo llenándonos de conocimiento, lo lograremos haciendo como él, AMANDO a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos.

Dios te bendiga,

Profeta de Dios.