Romanos 8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
En una ocasión, durante mis vacaciones de verano, hice una consulta a Dios, le dije ¿Señor, por que hay gente que sabe tanto de tu palabra, que tiene el privilegio de conocer tanto de ti, sin embargo, tiene tan poca fe en determinados momentos? E inmediatamente creí recibir la respuesta, y como una revelación a mi corazón llego la siguiente frase ¡¡por qué SABER no es CREER!! Y fue como un destello que alumbro la tiniebla de mi duda, claramente (pensé) hay cosas que yo se sobre Cristo y su palabra, y sin embargo, por alguna curiosa razón, dudo sin querer dudar, de que aquellas cosas puedan hacerse realidad en mi vida, por ejemplo, el versículo de Romanos 8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien… lo se de memoria, pero cuando ocurren circunstancias en mi vida que no son de lo “más agradables”, ese versículo se queda solo en mi memoria y no ejerce ningún poder sobre mí ¿pero porque sucede eso, la palabra no tiene poder? Claro que sí, el evangelio ES PODER, pero ese poder tiene su ejercicio limitado a MI FE, por que sin fe es IMPOSIBLE agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios, crea que le hay… (Hebreos 11:06) es decir, mientras yo no este completamente convencido respecto de lo que Dios dice de su palabra, no podré experimentar el poder de esta misma, por que SABER no es CREER.
Ahora bien, estamos claros que es necesario tener fe en aquellos momentos donde no todo sale como yo quiero, donde las cosas no se me dan fácil, para que ese momento de crisis se convierta en parte de un proceso mucho más superior que lo que yo estoy pasando, pero quisiera que meditáramos un momento en justamente aquellas cosas que se ponen cuesta arriba en nuestras vidas, y que nos replanteáramos ¿Por qué cuando yo he planeado para que todo salga bien, de todas maneras las cosas se vuelven adversas? Pues es allí donde pretende llegar Romanos 8:28 al decir… que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, es decir, TODO lo que OCURRA en la vida de alguien que AMA a Dios, ya sea muy bueno o muy malo, ocurrirá bajo dos circunstancias, primero por que Dios así lo quiso o permitió, y segundo para el BIENESTAR de aquel que por sobre cualquier cosa AMA a ese Dios que maneja las circunstancias de esa vida.
Alguien pensará entonces que en base a esto, podemos vivir tranquilos sabiendo que TODO lo que ocurra en nuestras vidas, será parte de un gran propósito superior que Dios está entretejiendo con la finalidad de traer bienestar a mi vida, y eso es verdad en parte, pero siendo sincero conmigo mismo, debo reconocer que NO todo lo que ha ocurrido en mi vida, ha sido estrictamente la voluntad de Dios, por que se ser así, entonces yo debería atribuir cada mal momento o mala experiencia que tuva antes de conocer a Cristo, e incluso, cada mal momento que estando en Cristo me ha tocado vivir, y eso traería desmedro a la benevolencia del Señor, es decir, no todas las crisis que he pasado en mi vida en Cristo, han sucedido por que Dios así lo quiso, no todo lo malo que me ha ocurrido es necesariamente un prueba de parte de Dios para moldear mi vida. Alguien puede decir ¡¡pero bueno, antes de Cristo usted no estaba bajo el amor de Dios, por ende no podía recibir la bendición de que todo le ayudará a bien!! Pues debo discrepar de ese pensamiento, por que Dios ama al mundo, de tal manera que es capaz de entregar a su unigénito para que expíe los pecados del hombre, por ende, no se trata de “estar” bajo la cobertura del amor de Dios, sino se trata de CUANTO AMO YO A DIOS, allí está la clave de que aquellas circunstancias adversas en mi vida, terminen siendo una bendición para mi.
En esta vida es demasiado fácil tomar malas decisiones, basta tan solo con “escuchar” los designios del corazón, y ¡¡ya está!! Mala decisión tomada, por ejemplo, si alguien nos insulta en la calle ¿Cuál es nuestra actitud? ¿Obedecemos al mandato de poner la otra mejilla? pues creo que no, escuchamos a nuestro corazón y reaccionamos ante la ofensa con otra ofensa, y cuando nos damos cuenta, hemos pasado un tremendo mal rato ¿fue ese mal rato la voluntad de Dios? O ¿podemos decir que lo ocurrido, de alguna manera me ayudó a bien? Pues claro que no, sin embargo, si hubiéramos aplicado el principio de Cristo en nuestras vidas, sin lugar a dudas que fuera como fuera, hubiéramos sido edificados por él, y aunque nos hubiésemos llevado el oprobio, el carácter de Cristo hubiera sido forjado en nosotros, y ese mal momento al final, se habría convertido en una bendición para nuestras vidas. Sin embargo, como no obedecimos el mandato de Dios, en poner la otra mejilla, nada de lo que ocurrió nos ayudo a bien.
Ahora cabe preguntarse ¿Por qué no obedecemos el mandato de Dios? Pues quizás lo que diré no sea muy agradable, pero la escritura dice que la verdad nos liberta, y creo que aquello que nos desmotiva a obedecer lo que Cristo prescribe en su palabra, es nada menos que el NO “amar” a Dios, y aunque duela reconocerlo, si analizamos que aquello que no nos permitió guardar silencio ante la ofensa, fue justamente el amor, pero no el amor por Dios, sino el amor propio, el orgullo, el sentir que nuestra “gran persona” ha sido vituperada, sacando a la luz así, aquello que se encuentra oculto en lo profundo de nuestro corazón, el gran amor que sentimos por nosotros mismos o por las “cosas” que nos pertenecen, que en muchos cristianos, supera lejos el amor por Dios.
Quizás pienses que mi comentario es demasiado duro para describir el origen de nuestras desobediencias, pero no digo precisamente lo que yo pienso al respecto, sino lo que la escritura dice de aquello, el Apóstol Juan lo describe así …En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. (1ª Juan 5:2) y aún Jesús mismo dijo Si me amáis, guardad mis mandamientos (Juan 14:15) podemos encontrar miles de excusas de por que hemos desobedecido lo que la escritura ordena para la vida cristiana, podemos incluso tener validas razones para NO HACER LA VOLUNTAD DE DIOS en su esencia más básica, pero la verdad siempre será la misma, y nada podremos contra esa verdad ¡¡NOS FALTA AMOR POR CRISTO!!
¿Por qué un joven “cristiano” busca una novia que no lo es? Pues por que se ama más asimismo o a aquella muchacha que al Señor ¿Por qué un “cristiano” que trabaja no da su diezmo para sustentar la obra ministerial conforme ordena la escritura? Pues por que ama más el dinero, o lo que ese dinero puede comprar que al Señor que le permite trabajar ¿Por qué no nos congregamos cuando hace mucho frío o mucho calor? Pues por que nos amamos tanto que no queremos hacernos pasar por ningún desarreglo, claro está que si fuera el esfuerzo por el trabajo o por ir a pasear, el desarreglo lo haríamos si o si.
El problema de todo esto es, que luego que hemos sido novios de esa chica “no cristiana”, debemos pagar las consecuencias de la desilusión amorosa o en el peor caso, hacernos cargo de un embarazo prematrimonial, cuando no nos congregamos luego de un tiempo, debemos hacernos cargo de la tibieza o derechamente la frialdad espiritual que padecemos, que por consecuencia trae problemas en todas las áreas de nuestra vida, y luego de que estamos sumergidos en el costo de nuestros actos ¿podemos decir con libertad que a los que AMAN a Dios, todas las cosas les ayudan a bien? Pues, aunque suene duro lo que digo, pero si estamos en medio de esas consecuencias es justamente por NO HEMOS AMADO al Señor lo suficiente.
Jesús dijo …El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; (Mateo 10:37) ¿acaso Jesús sufre de extremo narcisismo y quiere ser el primer amor de todo el mundo? Pues mi estimado hermano, Jesús sabe que el ser humano esta incapacitado para amar con sincera libertad por si mismo, el hombre necesita amar a Dios por sobre todas las cosas para recién poder amar al prójimo como asimismo, por ello el fruto del Espíritu de Dios en el corazón del hombre ES AMOR… (Gálatas 5:22) por que es Dios quien capacita al hombre para amar verdaderamente.
Estoy persuadido de que Dios quiere bendecir nuestras vidas, ya que él es bueno por naturaleza, y si el Padre fue capaz de darnos su Hijo ¿no querrá darnos con él todas las cosas? Por supuesto que sí, pero en su gran mayoría no puede darnos todo lo bueno que el tiene planeado para nosotros, por que nosotros no estamos viviendo en toda su voluntad, y por ende, no podemos experimentar aquello que a los que aman a Dios todo les ayuda a bien.
¿Queremos tener la certeza de que aún este mal momento es parte del plan del Señor para nuestra vida? Si es así, entonces ordenemos nuestra vida, pongámonos a cuenta con aquel que nos ama, y dejemos que su amor dirija nuestra vida. Jesús dijo lo siguiente… El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. El prometió manifestarse ante todo aquel que este realmente dispuesto a guardar sus mandamientos, y si el fue capaz de amarnos cuando estábamos perdidos en pecado ¿Cuánto más no ara por nosotros hoy si de corazón nos volvemos a él?
Yo quiero tener la certeza que todo lo bueno y lo malo que suceda en mi vida, está bajo la sujeción de mi Padre celestial, por ende le demostrare mi AMOR por él, basado en mi obediencia a sus mandamientos, así tendré la certeza que lo que suceda me ayudará a bien, y no será la mera consecuencia de mi desobediencia, por que a los que REALMENTE AMAN A DIOS, TODAS LAS COSAS, la buenas y las malas, siempre les ayudarán a bien.
Dios te bendiga,
Profeta de Dios.