Malaquías 3:11
Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.
El tema del diezmo, es un tema muy controversial,
existen muchas interpretaciones al respecto, hay quienes los refutan
completamente, aludiendo a que el diezmo no es para el nuevo testamento, y
otros que se aprovechan del principio bíblico para abusar de las personas, pero
creo que hay algo que no podemos negar, EL
DIEZMO ES BIBLICO, y lo que es bíblico, es PARA MI, no es para los inconversos, no es para gente de otra
religión, si algo es bíblico, debe ser digno de ser tratado en mi vida, en
perspectiva, con altura de mira, y desde la premisa de “cómo puedo aplicarlo a mi vivir”.
Me llamó la atención una cosa medular sobre el diezmo,
y es que Dios dice lo siguiente “REPRENDERÉ
DE VOSOTROS AL DEVORADOR”, esto me hace pensar ¿en cuántas cosas mi vida puede estar siendo devorada? Es que el
llamado a diezmar, no es solo una cuestión de dinero, sino más bien un acto de
obediencia, si alguien obedece (entre otros) este principio, tiene
una promesa de Dios “el reprenderá al devorador”, él reprenderá a aquello que se
devora mi paz, aquello se devora mi amor por Dios, mi familia y la obra,
aquello que se devora mi gozo, aquello que me roba el sueño, aquello que se devora
mi salud, etc., etc., etc.
El diezmo no es una ley, lo fue en el antiguo
testamento para Israel, pero Abraham diezmo antes de la Ley, y considero que si
para Jehová no hubiera sido importante destacar esta acción, entonces simplemente
no la hubiera permitido en la escritura ¿esto basta para que el diezmo sea una
doctrina en este tiempo? Pues es curioso como el sacerdocio de Melquisedec
(Y
NO EL LEVITA) se destaque en el Nuevo Testamento, y que además DE ESE SACERDOCIO (no del Aarónico), se
destaque que proviene el sacerdocio de
nuestro Señor Jesucristo. Curiosamente,
es A ESE TIPO DE SACERDOCIO es al
que le diezmó Abraham, y no al Levita, es más, la escritura destaca que Leví
estaba “los lomos de Abraham, cuando Melquisedec le salió al encuentro”.
Sinceramente, yo no creo que Dios quiera “imponernos”
el diezmo, sino más bien, creo que él creó el diezmo por dos razones:
1)
Para librarnos de la avaricia, que es una manifestación idolátrica hacia el dinero, porque
seamos sinceros ¿el dinero que no diezmo, en quien lo gasto? Pues, excepto
algunas contadas personas, el resto de los mortales, el dinero que podríamos gastar
en el sustento de un ministerio, al no diezmar, lo gastamos en lo nuestro, y en
nuestros deseos.
2)
Para el sustento de ministerios espirituales, tales como el de Melquisedec (la orden sacerdotal de
Jesús), ministerios que hacen su trabajo de pastorear, alimentar
espiritualmente, y guiar hacia Cristo a las ovejas que están allí.
El simple hecho de que existan “pastores” que abusan del
principio del diezmo, no invalida al diezmo como LA manera que tiene Dios, para el sustento de SU obra. El diezmo
no tiene la culpa de que algunos abusen de él, como muchos medicamentos no
tienen la culpa de que se les manipule como droga. Es curioso como muchos medicamentos tienen tantos usos positivos,
sin embargo, en muchas ocasiones se les usa para drogarse, de esa misma manera,
el diezmo contiene en si un montón de
bendiciones espirituales y materiales, sin embargo, muchos abusan de él, la culpa no es del medicamento, sino, de
quien abusa de él.
El diezmo es bíblico, es una creación de Dios, no de
los hombres, y como tal, como todo lo que está en su palabra, permanece para
siempre. Es injusto solamente
apropiarse de las bendiciones de Abraham como el Padre de la fe, dejando de
lado las responsabilidades y el precio que pago Abraham, no podemos particionar
la escritura como más nos acomode, porque lo que el hombre siembra, eso cosecha,
y si sembramos el “creer” solo la mitad de la escritura, también entonces
cosecharemos solo la mitad de las “bendiciones” que están en la
escritura.
Alguien a esta altura puede decirme ¡¡pero los Apóstoles en la iglesia primitiva
jamás pidieron diezmos!! Y es verdad, no hay registro en el libro de los
hechos, sobre la “imposición” de los diezmos, sin embargo, si hay registro de
gente que “vendió todo lo que tenía” y lo puso a los pies de los
Apóstoles, y por causa de ponerlo a los pies de los Apóstoles, nadie de los que
vivía en la comunidad, padecía necesidad. ¿Cuántos
de nosotros venderíamos todo lo que tenemos para ponerlo a los pies de un
ministro? Todo debe entenderse en el contexto, nosotros no vivimos en
comunidad, ni creo que ese sea el “único” modelo de sociedad que Dios
desee para nosotros, así que extrapolando “el principio” de “dar todo” y que nadie “padecía
necesidad”, obtenemos como resultado, una comunidad de creyentes en
Cristo, que aportan el 10% de sus ingresos al ministerio, con el fin de que el
ministro que asiste a esa comunidad, pueda dedicarse a pastorear
espiritualmente a esa comunidad, y así nadie tenga necesidad.
Debemos comprender que nosotros no le pertenecemos en
un 10% al Señor, el nos compró por completo, en cuerpo, alma y espíritu, somos
de él en nuestras finanzas, en nuestros sueños, nuestros hijos son de él,
nuestro futuro, por lo tanto, el “PRINCIPIO
DEL DIEZMO”, muestra la grandeza de la mente de Dios, porque Él nos
sustenta con el trabajo, nos da el sueldo, y de ese sueldo que le pertenece en
un 100% a Él, nos pide solo la decima parte, para con ello pagarle a SU SIERVO.
Quiero destacar que yo no soy pastor, y jamás en la
vida e recibido el diezmo de nadie (para que no crean que tengo alguna pretensión)
pero he creído en este principio desde que nací de nuevo, sin que nadie más que
el Espíritu Santo, pusiera ese sentir en mi corazón. Recuerdo que llevaba un mes de converso, asistía a una
congregación donde nadie me dijo que debía o tenía que diezmar, yo era un
estudiante becado, y con el 10% de mi beca, diezme en aquellos años $4.300
pesos, recuerdo con exactitud la gran sensación de gratitud que sentí en mi
corazón cuando eche ese sobre en lo que llamamos “alfolí”, gratitud por
que sentía que hacia lo correcto, que mi vida comenzaba a estar en orden,
gratitud por qué me sentía salvado, libre de todo lo malo que traía de mi vida
pasada, diezme con gozo por que de todo lo que había hecho Jesús por mí, yo lo único
que podía hacer, era dar el diezmo. Insisto,
nadie me enseñó sobre diezmar, fue un impulso 100% espiritual, porque eso es el diezmo, no algo legal, sino una
manifestación espiritual. Quien no
está atado a la avaricia, no encontrará ninguna excusa válida para diezmar, porque
después de todo ¿Qué es el 10% de tu sueldo, si Dios entrego a su hijo en un 100% por
nosotros?
Recuerdo un tiempo de escases económica en mi casa, le
comenté a mi pastor a manera de testimonio que el gas que estábamos ocupando en
mi casa, era del mes pasado, y que no se había acabado solo por milagro,
recuerdo que me reí con gozo cuando le conté, porque Dios era fiel. Pasaron unos días, y mi pastor me preguntó ¿y cómo
sigue el balón de gas? Yo nuevamente, con un corazón agradecido del
amor de Dios le dije “sigue bien, aún nos dura”, entonces
él saco de su bolsillo $20.000.- y
me dijo “toma, para que compren el gas”, mis ojos se llenaron de
lagrimas, y mi primera reacción fue “se los voy a devolver”, pero el
Espíritu Santo me dijo ¡¡No se los
devuelvas!!, le dije inmediatamente ¡¡No
se los voy a devolver, solo por que el Espíritu Santo me dice que no lo haga!!
Y él me dijo “eso es porque Dios me
quiere bendecir”.
Quiero que sepan que esos $20.000.- pesos, eran en ese tiempo, la mitad del diezmo que yo le
daba a mi pastor, y que mi pastor vive de la obra de Dios desde antes que me
congregue con él (vale destacar que dejo su trabajo por orden de Dios, para vivir de lo
que Dios le daría a través de la obra), y que nuestra iglesia no era
una iglesia multitudinaria, considero que en ese tiempo, no diezmaban más de 15
personas, a los sumo. En resumidas
cuentas, él me pastoreó, hizo lo que dice la escritura, no solo oro por mí,
sino que de su sustento, saco para sustentarme a mí. Por favor, pregúntense en sus corazones
¿sería justo no diezmar en un ministerio así?.
Quiero que comprendamos que si nuestro problema para
diezmar es que me causa duda que el pastor se gaste el dinero en algo congruente
o positivo, o si yo siento que el pastor en general no se gana su sustento,
entonces debo tener en cuenta que la escritura no me condena por la labor que “no
hace” mi pastor, sino por aquella que “YO NO HAGO”, y si me
parece que el ministerio donde me congrego no es “una buena tierra”, entonces mi
deber es buscar una “tierra deseable”, un pastor que me pastoree, alguien en donde
poder cumplir con el principio del diezmo.
Finalmente, mi deseo no es condenar a quien no diezma,
porque aunque quisiera, solo Dios salva, y solo Dios condena,
no está en mi esa potestad, pero si quiero atacar a esa avaricia que está
dentro de algunos corazones, avaricia que nos lleva dar excusa para no hacer
aquello que está en la escritura, y que por no hacerla, perdemos, el devorador
nos roba, nuestra semilla es escasa. Dios
nos quiere libres, libres de no solo del pecado de la mentira o el robo, sino también
de las ataduras que nos hacen amar el dinero, ya que en el fondo, quien no
diezma, está atado por una cadena al dinero, porque estoy seguro, que si Dios
llamase al pastorado a esas personas y les dijera que dejen su trabajo secular,
para dedicarse a la obra del ministerio, “re-analizarían” su doctrina “anti-diezmo”,
y todo este mensaje, tomaría un valor significativo para sus vidas.
Dios les
bendiga,
Profeta de
Dios.