En estos últimos 10 años, durante las campañas electorales, al menos en las comunales, hemos visto como uno o dos candidatos, a cargos públicos como alcaldes o concejales, han sido evangélicos, y según he logrado divisar en la opinión publica del pueblo evangélico, a pesar de que existen diversas opiniones, la que prevalece de ellas es que, a la mayoría de los evangélicos les gustaría tener una alcalde o concejal cristiano evangélico, o mejor aún, un diputado o senador, y por que no decirlo, un presidente que profesara la fe evangélica.
Desde cierto punto de vista, podemos acertar en que si seria efectivo tener un hermano en la fe, en un cargo secular tan importante, y desde aquel mismo punto de vista, parece ser tan bueno, como sería tener un gerente o jefe evangélico en la empresa donde desempeñemos nuestras labores, al fin y al cabo, el estar al mando de una comuna como alcalde, o en representación de un distrito como diputado, es un trabajo, a diferencia que este tiene una implicancia mayor, por que cada decisión ya no solo afectara en algo bueno o malo a la empresa que dirija, sino a un montón de personas que residen en la comuna o distrito a su cargo, pero finalmente es un trabajo igual.
Si tuviéramos un alcalde cristiano, las cosas cambiarían… piensan muchos, o por lo menos mejorarían considerablemente, sería un mejor administrador, ayudaría a los pobres, daría el privilegio de los subsidios a los hermanos evangélicos, las horas para las asistentes sociales serían de privilegio para el pueblo de Dios, y lo beneficios de los diversos departamentos que componen una municipalidad seria enfocados a los más desposeídos, y por supuesto, con preferencia a los evangélicos.
Suena bonito, muy bonito, considere nada más que un buen cristiano podría invertir en techos para las viviendas más desposeídas de la comuna, con el fin de que no se llovieran en invierno, podría priorizar el reparar las plazas y áreas verdes de la comuna que se encuentran desérticas, o mejor aún, promover el apoyo financiero para los colegios municipalizados con miras obtener una mejor educación a largo plazo… en fin, tantas cosas que podría hacer un “Alcalde evangélico”… claro esta, si fuera evangélico.
Ahora me gustaría que diéramos vuelta un poco la cara de la moneda, y nos percatáramos de que así como el supuesto “alcalde evangélico” daría prioridad de los beneficios de cada departamento municipal al pueblo evangélico, así también un alcalde de color azul, le daría los privilegios a sus compañeros del partido de color azul, (claro esta, que existe la excepción a la regla), y que definitivamente un alcalde no necesita ser evangélico para ser un excelente administrador, por que sin lugar a dudas existen alcaldes que con muy pocos recursos, han acrecentado el nivel de vida de sus pobladores, y se han esforzado por incrementar los recursos y dar prioridad a la educación y a la salud (aunque pienso personalmente que estos son los menos) y en definitiva no debiéramos pensar que el hecho de que un administrador sea evangélico, lo hace mejor administrador… aunque en estricto rigor DEBERIA SER ASÍ.
Yo pienso, que el considerar que un líder comunal o distrital o más aún nacional, nos va a mejorar la vida, es pensar muy limitadamente, la historia nos demuestra que definitivamente ningún gobierno puede cambiar a la sociedad, en estricto sentido de que ya no hayan personas que roben o maten, de que ya no existan adulterios ni divorcios, y más aún, que los niveles de pobreza se vean totalmente anulados… quizás, hay países muy ricos y muy bien administrados, pero hay algo que jamás un gobierno podrá hacer, y es cambiar el corazón del hombre… en donde radican los robos, los asesinatos, los adulterios y los divorcios, un país puede reducir la taza de robos y delincuencia, pero jamás podrá cambiar el corazón del ladrón y el delincuente.
El que como evangélicos queramos tener mandatarios o administradores de nuestro mismo “color”, no debe ser algo superficial, y no lo digo por que yo no lo quiera, por que ciertamente seria bueno que una persona con los valores de Cristo administrara la comuna donde yo resido, pero considero que en la finalidad del querer gobernantes evangélicos, es donde radica el problema.
Si yo quiero un alcalde evangélico que siempre este a mi favor en un proyecto antidrogas, aunque sea un mal proyecto, a pesar de que un mundano presente un proyecto mejor que yo, pues creo que es un sentir egoísta y mal intencionado, por que no estoy dando la prioridad a que la obra antidrogas se este realizando, sino, que se haga lo que a mi parece que es mejor, aunque definitivamente no lo sea.
Sin embargo, si mi sentir es que un Cristiano que logre una alcaldía, con la finalidad de que las personas no solo sean bendecidas con techos para su hogar, con canastas familiares para los más pobres, y con planes de ayuda social, sino también que como cristiano cumpla su labor de predicar el evangelio a las almas perdidas, por que podemos tener una comuna llena de canastas familiares y planes sociales de beneficencia, pero seria una comuna llena gente bendecida materialmente, que con canasta familiar y todo, van camino al infierno.
El gran error, a mi punto de vista, es que la mayoría de los candidatos cristianos evangélicos, solo tienen la buena intención de hacer cosas por la gente, y no sienten en sus corazones que si llegan al lugar de privilegio, deben ocupar su poder para bendecir a otros con la vida eterna… por que insisto tal y como dijo Jesús… a los pobres siempre les tendréis entre vosotros (mateo 26:11)… por lo tanto, por más buenas intenciones que tengamos de erradicar la pobreza de las comunas, debemos entender que la mayor riqueza no se encuentra en los bienes materiales, ni en la mejor casa, ni aún en la educación superior, sino que la verdadera ganancia se encuentra en la vida eterna, donde nadie puede robar lo que Cristo ha obtenido para nosotros a precio de sangre.
Una nación bien administrada puede reducir la delincuencia, pero jamás erradicara el origen de esta, por que se guarda en el corazón, y es resultado de una enfermedad mayor llamada pecado, cuya consecuencia es la muerte eterna… el ladrón no roba para hacerse ladrón, roba por que es ladrón, como el mentiroso no miente para hacerse mentiroso, sino que miente por que es mentiroso, y estas enfermedades del alma, así como muchas más no tienen cura, ni con una techumbre nueva, ni con planes sociales de trabajo, la única solución a esa nefasta epidemia llamada pecado, es una sustancia roja como el carmesí, tan valiosa que todo el oro del planeta no la pueden comprar, y que sin embargo es gratis para todo aquel que realmente la anhele, es
Queremos alcaldes, concejales, diputados, senadores, ministros de estado y aún presidentes cristianos, pero que ya no solo prioricen el bienestar común económico, sino que bendigan a la nación con lo único que puede cambiar sus vidas, el evangelio de salvación.
Profeta de Dios.
Shaloom.
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