El mundo de hoy es cada vez más sofisticado, la medicina y la ciencia avanzan a pasos agigantados con el fin de “mejorar” nuestra calidad de vida, vivimos más años que generaciones anteriores, cada vez se van descubriendo más antídotos para las enfermedades, podemos viajar a cualquier parte del mundo en tan solo un par de horas y definitivamente la comunicación a nivel mundial es algo que la mayoría de los humanos del planeta maneja con tanta facilidad como manejan sus cepillos de dientes.
Somos la generación más avanzada de la historia de la humanidad, tenemos prácticamente todo lo que “necesitamos” para vivir una vida larga y plena, llena deleites y satisfacciones, basta con tan solo hacer una llamada telefónica y en menos de media hora adquirimos comida sin movernos desde el sillón a la cocina, o tan solo con un clic en Internet podemos rentar una película, si es que la televisión satelital ya nos tiene aburridos… lo tenemos todo lo que queremos, pero, ¿necesitamos lo que tenemos?
Sin perjuicio de vivir en una tan avanzada sociedad, padecemos desencantos y faltas de liderazgo en la sociedad, la ploriferación de la educación da un mayor estatus social a los jóvenes profesionales, pero junto con ello también se a aumentado la tasa de jóvenes que consumen alcohol y droga en las universidades, los niveles de stress están por las nubes y no tan solo en la sociedad chilena, sino en la de todo el mundo. Todos quieren alcanzar el éxito económico, todos quieren alcanzar la cima, pero aunque finalmente solo unos pocos llegan, cuando están arriba no ven más que un precipicio.
Servimos al dinero, servimos a las cosas, y llenamos nuestras casa con los mejores artefactos, pero las tenemos vacías de de un hogar, de una familia, los divorcios son pan de cada día, y los valores se ponen junto al papel higiénico de nuestros baños… somos la generación de mayor avance tecnológico de la historia de la humanidad, pero a su vez somos la generación de mayor carencia de valores morales de toda la existencia del hombre… pero que importa, mientras nuestros lujosos vehículos permanezcan en nuestros estacionamientos, y nuestros televisores plasma sigan transmitiendo los canales Premium, lo demás que nos interesa.
Hoy la necesidad que (aunque a los ojos de los hombres son primarias) a los ojos de Dios son secundarias, se han vuelto totalmente imprescindibles para nosotros. Esta claro que nadie vive sin comer, pero definitivamente nadie tiene la vida eterna sin Cristo. La necesidad más grande del mundo no es satisfacer el hambre de los países africanos, sino, el satisfacer el hambre de las millones de almas que perecen día a día sin conocer la salvación.
El pecado nos aleja de Dios, y definitivamente desvía nuestra mirada hacia las cosas de los hombres, y al ponerla en las cosas de los hombres, lo que vemos son solo un montón de necesidades apremiantes que debemos resolver.
Si hoy comprendiéramos que la solución se encuentra no en llenar nuestras almas con la satisfacción de comprar y comprar cosas, sino con el amor que Dios nos quiere dar através de la reconciliación con su hijo, nos daríamos cuenta que por más bienes que adquiramos en la tierra, no tendremos ni un solo centímetro en los cielos, y que finalmente el sobre explotar nuestra vida con trabajo con el fin de adquirir un mejor pasar, no lograra llenar nuestras almas.
Dios sabe que tenemos necesidad de la comida, de la vestimenta y del techo, pero sabe que necesitamos mucho más del Reino de los Cielos, que de cualquier otra cosa en la tierra.
Los cristianos no deben estar buscando solucionar sus necesidades en la tierra, deben pasarse la vida buscando el Reino de los Cielos, y sin lugar a dudas el Dios de los cielos solucionara tus problemas en la tierra.
La necesidad de pan es apremiante, pero la necesidad de palabra es imperante, por que no tan solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
AYUDANOS SEÑOR, HA BUSCAR TU REINO.
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