4 nov 2009 |

Jesús, un amigo completamente Fiel


Juan 15:14 Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.

Los amigos son parte de la vida de cada ser humano, en nuestra infancia plorifera la idea de jugar con los amigos, divertirse con los amigos, ver televisión junto a los amigos, en fin, los amigos forman una parte importante de nuestra niñez, influyen en nuestro carácter y estado de animo, cada uno de nosotros debe tener al menos un buen recuerdo de algún amigo de la infancia, y el que no, pues que lastima.

Una de las características de la buena amistad, es la fidelidad, pero desgraciadamente, si nuestra mente tiene el concepto infantil sobre la amistad, la fidelidad no es una virtud que se tenga arraigado en ese concepto, es por ello que cuando uno crece y logra madurar, los amigos ya no son tantos, y cuando se tiene uno, se valora y se cuida, pero si aquel amigo nos falla tan solo una vez a nuestra fidelidad, la amistad se corta sin más, por que es la fidelidad el pilar fundamental de la amistad.
Yo solía tener un amigo en la enseñanza media, nos hicimos muy íntimos, el me contaba sus dramas familiares y yo contaba con su apoyo en casi todo, por mucho tiempo me sentí como su hermano mayor, viajábamos juntos y (sin afán de jactancia) siempre parecí yo ser el más maduro.
Ya más crecidos ambos, encontramos trabajo en una obra de construcción, yo lo lleve a él, y el trabajo tan solo un fin de semana y se fue, aludiendo una responsabilidad mayor, que yo como su amigo intimo, sabia que era una mentira. El no se preocupo de que mi reputación por llevarlo quedara por el suelo, el no estimo que tenia una responsabilidad, el no respeto nuestra casi hermandad que sostenía nuestra amistad, definitivamente (otra vez sin jactancia) no teníamos el mismo concepto de fidelidad, eso rompió una “buena” amistad de casi 7 años.

Pasados de cumplir los 22 años de edad, Cristo se presento a mi vida, y recuerdo que cuando he decidido entregarle todo mi corazón a él, una canción de Abel Zabala marco mucho tiempo mi alma, se llama “Jesús mi fiel amigo”, yo solo no quería volver atrás, el mundo me había dañado tanto, había sufrido tantas decepciones que solo su amor y su fidelidad se habían vuelto lo más importante de toda mi vida.

Jesús me demostró con hechos que era un amigo fiel, el jamás me abandono ante el cumplimiento de una responsabilidad, el jamás me ha desamparado cuando he necesitado su socorro, el nunca ha faltado a su fidelidad cuando le he confesado un secreto, el siempre ha estado en los momentos más difíciles de mi vida, gracias a él me he podido titular de técnico jurídico y fue el quien me hacia recordar cada respuesta en los exámenes difíciles, definitivamente Jesús jamás me ha abandonado, y puedo confiar en que el jamás me abandonara, él si ha sabido ser un fiel amigo.
Ante tanta fidelidad y honesta amistad, me doy cuenta en toda la escritura que su amistad no tiene valor alguno, pero si tiene un precio, nadie puede pagar el que él haya puesto su vida por sus amigos, ósea tu y yo, pero si podemos retribuir un poco de su amorosa amistad, con la más de las posibles cosas, OBEDECER SUS MANDAMIENTOS. Él le dijo a sus discípulos, y nos dice hoy a cada uno de nosotros que hemos disfrutado de esta preciosa amistad con el hijo de Dios, que obedezcamos sus mandamientos, que no solo llamemos por teléfono (orar) a nuestro amigo fiel cuando estemos en problemas, sino que nos evitemos esos problemas, siguiendo las instrucciones que el nos dejo para vivir la vida abundante que este precioso amigo nos regalo.
Jesús no es un juego, ni tampoco su evangelio, su muerte y sus padecimientos no fueron una fabula o un cuento Nórdico, él se tomo enserio su amistad contigo y conmigo, el verdaderamente padeció por amor a nuestra amistad, y resucito para que disfrutásemos de su regalo eternamente. Pero, con todo esto, ¿hemos comprendido que para ser llamados amigos del hijo de Dios, HAY QUE OBEDECER SUS MANDAMIENTOS? Cuantos de nosotros, los cristianos de hoy en día, solo oramos a Cristo para presentarle nuestro pliego de peticiones, sin darnos cuenta que con el solo hecho de respirar, nuestro amigo nos está mostrando su fidelidad, ¿estamos dispuestos a seguir cantando ¡¡¡eres mi amigo Fiel, tu amigo soy!!! Sin obedecer siquiera uno de sus mandamientos? ¿Cuantos de nosotros hemos sabido que la biblia, la palabra de Dios, nos dice que aquel que sabe hacer lo bueno y no lo hace le es pecado (Santiago 4:17)?, y por consiguiente el pecar es desobedecer los mandamientos de Dios, y ¿cuantos han estimado que el congregarse es hacer lo bueno, sin embargo, sabiendo eso no se congregan?.

Desobedecemos a Dios descaradamente, no solo de hecho, sino también de omisión, de palabra y de pensamiento, no ponemos por obra sus mandamientos y su palabra la estimamos secundariamente engañándonos a nosotros mismo, sin embargo, no tenemos ni una vergüenza en llamarnos AMIGOS DE DIOS. Sinceramente creo que no hemos estimado que el amor y la amistad de Dios son un regalo tan inmerecido, que al recibirlo quedamos en eternamente en deuda para con nuestro mejor amigo, Jesucristo.

Dios les bendiga

Profeta de Dios