Filipenses 2:19-21 Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que yo también esté de buen ánimo al saber de vuestro estado; 20 pues a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros. 21 Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús.
Hace un tiempo alguien dijo que la figura de Cristo, el Hijo de Dios, era central en todo lo que existe, por ejemplo, en el tiempo Kronos, es decir, en el que hoy vivimos, la historia de la humanidad se divide en dos partes, Antes y Después de Cristo, es decir, en el centro de la historia está la figura de Cristo, es imposible que un historiador pueda ubicar un evento en la línea del tiempo, sin mencionar si aquella fecha ocurrió Antes o Después de que Cristo dejara su huella por el mundo. De la misma forma, Jesús murió en medio de dos cruces, él era el centro aún en el lecho de su muerte, así mismo Él es el centro de la Deidad, que se conoce como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Todo esto nos muestra lo central de la figura de Jesucristo, Él no es “ el Flaco” o don Jecho, como algunos popularmente lo llaman, tampoco es la figura de yeso lastimosa que cuelga de una cruz con expresión sufriente en alguna catedral del mundo, Él es EL CENTRO de todo lo que existe, y nada de lo que hoy existe, en los cielos y en la tierra existe si no es por su providencia y voluntad, el evangelio de Juan 1:3 dice al respecto: Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho, es decir, Él es el Creador de todas la cosas, porque por el fueron hechas, y si algo cree existir, existe porque a Cristo, el Señor y Dios, le plació que así fuera. Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén. (Romanos 11:36).
Por todo esto, es que considero que si bien hemos estudiado la figura de Jesús de una manera intelectual, y teológicamente sabemos mucho sobre Él, aun así no hemos tomado el peso de quien realmente es Jesús, y sé que aquí es donde quizás, nuestra propia teología (o conocimiento sobre Dios) hará su mayor peso posible para contrariarnos con esta verdad, estimado hermano (a) créeme que los hombres, todos por igual, podemos llegar a ser muy religiosos, aún aquellos que nos jactamos de no encasillar con nada que sea un límite para lo que Cristo quiere hacer, a través del Espíritu en nuestras vidas.
Decimos Señor a Jesús, y estoy seguro que la mayoría de nosotros sabe que significa bíblicamente la palabra Señor, y que si él es SEÑOR nuestro, por ende entonces, nosotros somos sus SIERVOS, y en esa relación según términos bíblicos, nosotros estamos sujetos en un 100% a aquel que llamamos SEÑOR, pues bien, eso lo sabemos, como sabemos que Jesús es el centro de la Historia, de la Trinidad y de la Creación completa, pero lo sabemos en nuestro intelecto, como la hazaña de algún patriota contada en la clase de historia y geografía, manejamos esa información bien guardada en nuestro intelecto por si nos toca conversar con alguien que sea “Solo Jesús”, Testigo de Jehová o Mormón, y con esa información rebatirles que los “evangélicos” estamos en lo correcto porque “manejamos” la información correcta, olvidando que el cristianismo no es un cumulo de principios doctrinales, sino VIDA, porque seguimos a aquel que no solo trajo VIDA, sino que Él mismo se autodenomino como LA VIDA, ¿te das cuenta que podemos ser más religiosos de lo que pensamos? También sabemos que el primer y gran mandamiento es este “Amarás a tu Dios con toda tu mente, alma y corazón y el segundo es semejante a este, al prójimo como a ti mismo” y cada vez que Jesús nos pregunta esto, nosotros respondemos bien, porque sabemos cuál es la respuesta correcta, como quien nos pregunta la teoría sobre algún ramo universitario en un examen de grado, pero si ese mismo profesor nos preguntara si en la práctica hemos vivido esa teoría, estoy seguro que la mayoría de los alumnos diría que no, que lo más cercano que han estado de esa actividad, ha sido frente alguna ilustración de un libro en la biblioteca de la universidad, y aunque respondimos bien, no vivimos bien y por ende y de una manera muy trágica, como aquel escriba, nos hemos acercado lo suficiente al Reino de Dios como para comprender una verdad, pero no estamos dentro de ese Reino como para vivir aquella verdad. (Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios… Marcos 12:34)
Es que hoy en día, el comprender la biblia desde una manera teológica se ha vuelto el TODO para la mayoría de los cristianos, sabemos mucho de posturas bíblicas, entendemos bastante de comentarios y manejamos variados temas como para hacer una tertulia que podría dura toda la vida, buscamos gente así, de hecho, hay iglesias que reciben gente para ser nombrados pastores, siempre que hayan terminado el seminario bíblico, y no estoy diciendo con esto que estudiar teología sea pecado o que ser nombrado ministro luego de haber estudiado en el seminario este mal, el problema no es estudiar teología, antropología, arquitectura o medicina, el asunto radica en que hemos profesionalizado terrenalmente, algo que siempre tuvo que sostenerse ESPIRITUALMENTE, no podemos marginar con términos humanos aquello que proviene del cielo, el Evangelio no se le ocurrió a los apóstoles, ni aún a Juan el Bautista, se le ocurrió a Dios, en el cielo, el evangelio proviene desde el mismo intelecto del Creador, con el modelo de Él inventó y en los términos que Él planteó, es imposible entonces que podamos manejar al antojo humano y determinar con nuestra carnalidad que es espiritual y que no, como algunos profesores de instituto bíblico que determinan que versículos de la biblia han sido inspirados y cuáles no, como si el ser humano tuviera el poder para hacer tal cosa, alguno me dirá ¿y el canon bíblico, no fue determinado por hombres? Pues también la biblia fue escrita por hombres, pero inspirada por el Espíritu de Dios y por ende ya no es terrenal, sino celestial, espiritual, y de la misma manera quienes recopilaron el canon y formaron la biblia, lo hicieron bajo la autoridad e inspiración del Espíritu de Dios, como aquel que orando por un enfermo, este sana, así también quienes organizaron la biblia lo hicieron guiados por Dios.
Pero el tema aquí es, que Jesús es el centro de todas las cosas, y el problema es que lo sabemos, pero no lo vivimos, somos egoístas y el cristianismo en las iglesias de finales del siglo XX y todo el siglo XXI está centrado en el YO y no en el Jesús, solo piensa en esto ¿cuándo vamos al culto pensamos en que cosa? en: ¡¡hoy iré y adorare al Señor con todo mi ser, como él se lo merece, no importa que no tenga dinero, no me sienta feliz, ni me este yendo bien, Dios aún se merece lo mejor de mí!! O pensamos: ¿Qué tendrá Dios para mí, me darán una palabra de aliento para pasar esta mala racha? ¡¡Necesito ir, porque cuando tocan esa alabanza que a MI me gusta, me levanta el ánimo y siento ganas de seguir adelante, ojala que prediquen la solución a mi problema y así lograré ser feliz!! ¿Cuál de las dos expresiones se asemeja más a nuestro pensar, el domingo por la mañana al ir al templo? Pues claramente y sin pretender ofender gratuitamente a nadie, la segunda expresión es la nuestra, aquella que centra el culto en mí, en lo que yo necesito, en lo que a MI me hace falta, en MIS sueños, en MIS anhelos, en MIS planes, en lo que YO quiero para MI, por eso es que Joel Osteen tiene una congregación Gigante, porque Él dice a la gente, lo que la gente quiere oír, y lo que debería ser un culto gigante de adoración y exaltación a Dios por sobre cualquier circunstancia, ya sea que me vaya bien o mal, se convierte en una reunión de auto exaltación y autoayuda, una reunión como YO resuelvo MIS problemas y como Dios, no importando si YO mismo soy el causante de mis problemas, y no importado si toda mi vida he pasado por alto su voluntad, Dios de todas maneras está presto para MI y cual hada madrina, cumplirá todos los anhelos de mi corazón.
Pues eso no es otra cosa, que una increíble exaltación del YO, y hoy por esa exaltación, los “cristianos” ya no viven para Cristo y su voluntad, sino para “ELLOS” y Cristo está para hacer la voluntad de “ELLOS”.
Quiero que comprendamos que Dios tiene cuidado de nosotros, y que al igual que tú, yo muchas veces he llegado destruido por el cansancio y los problemas a la iglesia, y justo Dios en su bondad tiene una palabra para mí, tiene la solución y el ánimo que yo necesitaba, y me levanta y me sustenta, y me entrega nuevas fuerzas para seguir, todo eso es verdad, pero eso no es TODA la verdad, porque también otras tantas veces (y quizás la mayoría) Dios me enfrenta al espejo de su palabra y veo en ella las imperfecciones de mi vida, y cuando he entrado al templo, lleno de gozo, con agradecimiento en mi corazón y esperando que Dios me sigua bendiciendo, he salido con el corazón triste y hasta a veces herido por la espada de la palabra, no porque Dios me haya querido destruir, sino por que rompió el pecado que estaba arraigado en mi corazón y me mostro que muchos de mis problemas no eran pruebas que vinieran de él, sino el producto de mi desobediencia, y que si hoy estaba mal en alguna área, era en un gran porcentaje porque me he apoyado en mi propia prudencia y no buscado su consejo.
Ahora bien, ¿Por qué ocurre todo esto? Pues porque en una verdadera iglesia no se debe exaltar al hombre y sus problemas y a tener a Cristo como el siervo solucionador de esos problemas, sino que se debe educar al creyente en que una vez comprado por la sangre de Cristo, se vuelve en siervo el resto de su vida y Cristo su Señor, si redimir no es solo librar del infierno, es también y por sobre todo comprar por precio, pagar una deuda impagable y por ende, uno se convierte en esclavo (doulos) de aquel que lo compro.
Yo creo que Dios está interesado en nuestro bienestar, él es Dios bueno, paciente, amoroso y consolador, a él le interesa que vivamos en paz, pero eso no le importa tanto como le interesa que vivamos en la vida de su Hijo, y esa vida no se basa en participar 2 o 3 veces por semana en alguna congregación cualquiera sea, o leer la biblia y orar en casa, en verdad todo eso es parte de la vida Cristiana, pero no fuimos comprados por precio de sangre para volvernos evangélicos, religiosos que tienen actividades eclesiásticas unos cuantos días por semanas y el resto de los días viven para sí mismos, buscando solo su propio bienestar olvidando que la Iglesia de Cristo no son cuatro paredes de un edificio, sino un grupo de gente redimida que ya no vive para sí, sino para amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo. Hace unos días alguien me dijo una de esas cosas que te hacen despertar, como una especie de bofetada espiritual que te replantea el caminar, esa persona estaba muy cansada por su trabajo, el agotamiento se veía con claridad en su rostro, y yo le pregunte ¿y cuando piensas descansar? Y su respuesta fue ¡¡pues, cuando me muera descansaré!! El problema no es el trabajo, no es el sobre agotamiento, el problema es que esa persona es cristiana, y su vida gira entorno a su trabajo, sus proyecto y como tiene que trabajar como una “mula” (perdón por la expresión) para poder lograr sus sueños, para llegar al cumplimiento máximo de sus anhelos.
Yo admiro a la gente trabajadora, que es de esfuerzo, que se acuesta tarde y se levanta temprano para lograr a la meta que se propuso, la perseverancia debe ser recompensada, pero lo que me hizo replantear la manera en como vivo mi cristianismo, fue que él estuvo dispuesto a trabajar hasta la muerte, pero por algo 100% terrenal, por algo que un día perecerá como todo lo en este mundo, él estaba gastando su vida en un proyecto que posiblemente él no disfrutará, por que morirá antes de hacerlo, y en todo eso, no estaba viviendo para Cristo, sino para su trabajo, 2ª Corintios 5:15 dice al respecto de Jesús: y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
Esta persona no está viviendo para aquel que murió por él, sino que está viviendo para sí, él está buscando no lo de su Señor, no bendecir al prójimo como así mismo, no vivir para un propósito eternal ni sembrando para el Reino de los cielos, él está VIVIENDO PARA SIMISMO Y BUSCANDO LO SUYO PROPIO Y NO LO DE SU SEÑOR.
Así estamos muchos de nosotros, congregándonos para buscar una guía para nuestros sueños, buscando un aliento para seguir en nuestro camino de lograr nuestras metas, y desgastando nuestro aliento y vida en proyectos terrenales que solo nos beneficiaran a nosotros y si se puede y alcanza, a nuestro prójimo, pues eso mi querido hermano, es BUSCAR LO SUYO PROPIO y no lo de su Señor.
Quizás para ti esto no será terrible, pues para mí lo es, por que por eso mismo el Apóstol Pablo no podía cerciorarse del estado de la iglesia en Filipo, porque no podía enviar a nadie allá para averiguar si necesitaban algo, y no porque Pablo estuviera solo sin compañía, no porque no hubiera gente bien intencionada que escuchara sus sermones y enseñanzas, sino porque aún en su sequito más cercano, todavía había gente que con “buen corazón” buscaba lo suyo propio antes que lo que es de Cristo, y con eso se detenía la fluidez de la obra de Dios, porque aún la mies es mucha y los obreros son pocos… Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús (Filipenses 2:19-21).
Definitivamente, se podría decir tanto respecto de esto, porque es el centro de todo el problema del cristianismo actual, gente que en el mundo fue educada en el humanismo, y una vez “convertidas” en las iglesias de hoy se les sigue reforzando la misma enseñanza, en que aun sabiendo que debemos amar a Dios por sobre todas las cosas (incluyendo nuestras familias, sueños y anhelos), todavía se nos sigue diciendo que es Dios quien quiere cumplir nuestros sueños, que si él nos dio la capacidad de soñar, es porque quiere con todo su ser, cumplir nuestros anhelos, pues, si eso fuera cierto, aquel drogadicto que solo quiere con todo su corazón un poco de droga para seguir su viaje, entonces solo tiene que clamar a Dios para que de la nada aparezca un traficante y le regale un poco, ¡¡a pero eso es ilícito, me dirá alguno!! Pues quizás en Chile, porque en Holanda no lo es, pero aun así, entonces aquel que tiene sueños avaros (pero lícitos) de hacerse rico y famoso ¿Dios se los cumplirá? Por favor estimados hermanos, abramos los ojos a nuestra egoísta realidad y pidamos perdón por haber vivido por tanto tiempo creyendo que éramos cristianos ejemplares por que no mentíamos, robábamos o no decíamos groserías, cuando así y todo nuestras vidas han sido egoístas y centradas solo en buscar nuestro propio bienestar y no el de la obra de Dios.
Tener la vida de Cristo no se demuestra solo mejorando nuestro nivel moral, porque Jesús no quiere solo hacernos mejores ciudadanos, Él quiere incluso que seamos antisociales si la sociedad va contra Cristo y su moral, Jesús quiere que su cruz, al igual que en la historia, marque un precedente tan grande que cambie el 100% de nuestra mentalidad, que nuestros sueños ya no sean los nuestros, sino los de él, que nuestra vida ya no sea lo primero, sino su vida reflejada en nosotros lo sea, aunque eso nos cueste literalmente nuestra vida, ¿Jesús desea que seamos felices? Pues sí, aunque ese no fue el motivo de que su venida, él nos hace felices, y nadie es verdaderamente feliz cuando vive para sí mismo, el verdadero gozo esta en aquel corazón que sirve a su Señor y que su vida toma el propósito original, el de adorar a Dios con todo su ser.
Para concluir solo quisiera describir el cansado rostro de esa persona que “trabajará hasta morir”, aún su cansancio no era el problema, porque todos tenemos el “derecho” de sentirnos así, el asunto era la expresión de infelicidad que había tras ese cansancio, el desgano y la tristeza que logre ver en ese cansado rostro, y ahora comprendo que aun él logrando sus sueños y metas, no era feliz, porque insisto, cansado cualquiera puede estar, ¿pero feliz? Pues muy pocos, solo aquellos que han comprendido que vivir para sí mismo no es la vida, sino vivir para aquel que no solo dijo traer vida, sino que él mismo era LA VIDA.
Sembremos para el Reino de Dios, vivamos para lo eterno, cumplamos los sueños de Dios y esforcémonos y desgastémonos en un propósito más sublime que solo tenerlo todo en esta tierra, para que cuando estemos en nuestro lecho de muerte, nuestro rostro muestre el mismo cansancio de Jesús en la cruz, pero que la gente también vea como en él, tras ese cansancio el gozo de saber que no vivimos para nosotros mismos, ni cumplimos nuestros sueños egoístas, sino que vivimos para aquel que nos compró y nos envió a vivir la vida de Cristo, antes que nuestras propias vidas.
Dios te bendiga,
Profeta de Dios.
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