Hebreos
12:1-2 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande
nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y
corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos
en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto
delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la
diestra del trono de Dios.
Es
curioso, por decir lo menos, que el autor de Hebreos (a mi juicio el Apóstol Pablo)
no diga la siguiente frase, “Y puesto
nuestro corazón en Jesús”, ya que se comprende que desde el corazón se ama,
desde el corazón se sostienen nuestros más grandes sueños, desde el corazón
nace lo “bueno” y malo del hombre, de hecho, es de la abundancia “del corazón” de lo que habla la boca,
sin embargo, el apóstol en esta ocasión, no menciona en poner nuestro corazón
en Jesús, sino, NUESTROS OJOS.
Es en el
corazón donde radica el motor que nos mueve, podemos vivir con muerte cerebral,
mientras el corazón este conectado a algún elemento externo que le permita
seguir latiendo, sin embargo, aún cuando el cerebro funcione de manera perfecta
y desee con todo su ser enviar ordenes al corazón, si este se encuentra en una
condición irreparable, no quedará más que un trasplante o simplemente esperar
la muerte. No es el tema, pero
eso hizo Jesús con su muerte en la cruz, él no hizo evolucionar nuestra “mente” humana, hacia una “mente
divina”, él literalmente nos trasplantó el corazón, lo reemplazo desde uno de
piedra a uno de carne (Ezequiel 36:26) y con eso nos dio
una nueva esperanza de vida eternal.
Con todo
esto, el Apóstol Pablo dice que corramos con paciencia nuestra carrera, PONIENDO LOS OJOS EN JESÚS EL FUNDAMENTO Y
FINALIDAD DE NUESTRA FE, y ¿por que
esto? Pues por que Dios sabe que nuestro corazón puede amarle, y que no
tenemos el animo de desfallecer de buenas a primeras, pero aunque tengamos
todas las ganas del mundo de llegar a nuestra meta, aunque nuestro corazón este
en forma, aunque ya hayamos sido tratados en nuestra paciencia, y aún nos
hayamos despojado de los pesos innecesarios para correr con mayor ligereza, si
nuestros OJOS no están puestos EN LA META , correremos hacia cualquier parte, pero jamás
llegaremos al objetivo que Jesús tiene para nosotros.
Los ojos
son muy importantes, sin ellos andaríamos a tientas (como muchos que padecen ceguera
real) es por los ojos donde entra prácticamente todo lo que mueve
nuestra manera de pensar, o incluso nuestras emociones se ven alteradas por
aquello que vemos. Cuando nuestros
ojos ven algo bello, eso trae deleite a nuestro corazón, por el contrario,
cuando presencian algo triste y horroroso, eso entristece o amarga nuestro
corazón.
Cuando al
conducir un vehículo el chófer quita los ojos del frente, tiene muchas
posibilidades de provocar un accidente, ya que al no mirar que va delante de él,
en cualquier fracción de segundo puede ocurrir lo inevitable.
Los ojos son
el medio por donde podemos comienza el adulterio, o por donde se evita la
codicia. Los ojos son definitivamente algo
de sumo cuidado, por que si no filtramos lo que nuestros ojos ven, y los
disciplinamos a que sean guiados por el Espíritu de Dios, no terminaremos jamás
en la meta de Dios para nuestras vidas.
No creo
que nadie que este capacitado para ganar una carrera, comience esta pensando
que perderá, si tiene esa mentalidad, entonces no está capacitado, pues antes
de que la carrera comience, ya llego último.
Los
cristianos hemos sido capacitados con todo aquello que un corredor profesional
necesita para llegar hasta nuestra meta espiritual, tenemos al Espíritu de Dios
animándonos para seguir adelante, tenemos la escritura que nos guía el camino
por donde debemos correr, contamos con la iglesia, la compañía de otros
creyentes que quieren llegar a la meta, y tenemos a Jesús, que es la meta final
de la formación de todo nuestro carácter, ahora, así y todo ¿Por
qué muchos se pierden en el camino? Una vez más, no es culpa de Dios,
es simplemente por que han DEJADO DE
PONER LOS OJOS EN JESÚS, han desviado su mirada del objetivo, de alguna
manera el camino (este mundo) que solo debería haber sido algo transitorio, paso
a ser nuestro fin, y teniendo toda la capacidad de un atleta espiritual (otorgada
por Gracia) para llegar a la meta de nuestro supremo llamamiento, nos
hemos quedado en el camino como si esto fuera TODO lo que Cristo tiene para nosotros.
Es
curiosamente triste ver, como hay gente que en su corazón tiene la certeza de
que ama a Dios, sin embargo, en su diario vivir, uno puede percatarse que en
alguna parte de la carrera, dejaron de ver hacia la meta, hoy corren con
lentitud e incluso frustración, por que se han quedado mirando sus flaquezas,
los adornos del camino, o las entretenciones del mismo, han hecho del
cristianismo algo terrenal y tan pasajero como el camino mismo hacia la meta
final.
Jesús
quiere que nuestros ojos estén verdaderamente puestos en Él, por que solo en
mirarlo a él, obtendremos la fuerza y la convicción necesaria para no
desviarnos en el camino, el mismo versículo de Hebreos nos muestra que él ES EL AUTOR (comienzo) Y EL CONSUMADOR (final)
DE LA FE ,
entonces ¿Cómo podemos correr una carrera donde la fe es el motor y el galardón,
si nuestra vida tiene cualquier otra prioridad, por sobre la fe misma de
Jesucristo? Usar la fe no es algo fácil en este mundo, todos tenemos
esa porción de fe que podemos invertir en lo que estimemos conveniente, pero ¿todos
obtendremos el mismo resultado? Pues creo que no, solo aquellos que
inviertan su porción de fe, en aquél es que el autor y consumador de la misma
llegarán a la Meta Final.
El camino
donde corremos siempre a estado lleno de complejidades, el mundo va en la
dirección contraria, y con eso obstaculiza nuestra carrera, y los más valientes
decimos ¡¡No, no me volveré atrás de
donde salí, yo se donde lleva el camino de vuelta, seguiré hasta el final!! Y
cuando hemos decidido eso, miramos a un costado del camino y el diablo tiene un
montón de entretenimientos que nos confortan, y nos decimos ¡¡bueno, no me devolví, eso es lo
importante!!, mientras me detengo de correr hacia la meta final, engañándome
a mi mismo. Otros han logrado
ver esto, y han dicho ¡¡No, no me
devolveré ni me detendré en los engaños del diablo, yo avanzare!! Y logran
seguir hacia la meta, pero si no se es precavido en no quitar la mirada del
objetivo final, se comienza a correr en fuerzas propias, y el corazón impetuoso
desfallece, agachando la mirada de cansancio y se deja de ver hacia el final.
SOLO AQUELLOS QUE CORRAN CON PACIENCIA Y NO
PIERDAN DE VISTA EL OBJETIVO DE SU CARRERA, LLEGARÁN AL FINAL.
En esta
carrera, no importa cuanto un hombre ame a Jesús, ni cuantos deseos tenga de
servirle, si no TIENE SUS OJOS PUESTO EN
CRISTO, el objetivo final, cualquiera de nosotros se puede quedar en el
camino.
¿Qué
sucederá cuando los momentos tristes azoten mi vida? ¿Qué pasará cuando las
decepciones, las frustraciones, las traiciones vengan y me golpeen con fuerza?
¿Qué pasará cuando la crisis abata mi casa y mi familia? ¿Qué sucederá cuando
todo salga exactamente contrario a como lo planeé? O ¿cuando
todo salga como yo quería? ¿Cuándo los negocios vayan tan bien que incluso
tenga que tranzar un “poco” mi fe? ¿Cuándo este tan “gozoso” de lo que tengo,
que ya ni tiempo me quede para Jesús? ES EN ESOS MOMENTOS CUANDO MIS OJOS MENOS QUE NUNCA DEBEN DEJAR DE
MIRAR A JESÚS, EL AUTOR Y CONSUMADOR DE MI FE, de lo contrario, yo en mi
corazón seguiré “sintiendo” que amo a Jesús, sin embargo, estaré corriendo
hacia cualquier parte, menos hacia la meta final que es Jesús.
¿Estoy
corriendo la carrera de la manera correcta? Mi estimado hermano,
ser evangélico no asegura la eternidad, por que siendo bastante honesto, creo
que hoy muchos evangélicos que “dicen amar a Jesús”, corren de aquí
para allá, y se esfuerzan en metas personales que no tienen absolutamente nada
que ver con la meta de Cristo. Y todo esto ocurre, por que en
alguna parte del camino, ellos han dejado de poner sus ojos en Jesús.
Cuando un
hombre (o mujer) tiene sus ojos en la
meta, ni lo doloroso ni lo maravilloso del camino, lo detendrán ni lo harán
retroceder, no por sus fuerzas, sino por que mientras mire la meta, todo lo que
venga en el camino solo será pasajero.
Isaías 9:2
El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de
sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos.
Dios te
bendiga,
Profeta de
Dios.
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