20 dic 2012 |

¿Han Visto a Jesús en mí?



Juan 14:9  Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?

Ciertamente la iglesia es el cuerpo de Cristo, es su amada, es el organismo que dejó en la tierra para ser una lumbrera, el baluarte de la verdad en medio de una generación perdida en oscuridad, es definitivamente donde Dios pretende morar para mostrarse al mundo.

Por desgracia, con el tiempo siempre van decantando las ideas principales de todas las cosas, y la iglesia no ha sido la excepción, muchas organizaciones, políticas de estado, partidos políticos hoy no son en la practica lo que fueron en el comienzo, quedaron con el nombre DE… pero su esencia se perdió con el tiempo, es el triste caso por ejemplo, de la iglesia en Sardis, quien tenia nombre de que vivía, sin embargo, estaba muerta (Apocalipsis 3:1).

De esta misma forma, Dios me ha hecho meditar en estos días sobre “donde está realmente el poder del que hablamos los cristianos”, se que claramente un enfermo no sana simplemente por que yo ore por él, por que eso depende de la soberanía de Dios, pero si se (por sentido común) que más de algún enfermo debiese sanar, al menos alguna vez en la vida, por medio de la oración, si lo dice la escritura, debe ser así.

Pero en virtud de esta misma verdad, me preguntado ¿Cuándo, como y donde sanan? Por que sinceramente lo que yo veo en mi vida y a mí alrededor es que regularmente no es así.  Debo reconocer que es frustrante saber que dentro de mi radica un poder que aún no puedo ver efectivo totalmente de manera externa, en mi está el mismísimo Espíritu de Dios, vive en mi, se mueve dentro de mi, pone márgenes y amplia mi vida, sin embargo, por más anhelo que tenga de que se exprese en mi exterior, aún no logro verlo a plenitud, cabe preguntarse como entonces ¿podemos dejar que ese Espíritu que es poderoso para transformar mi vida, para cambiar mi corazón, pueda también manifestarse en mi exterior alcanzando a otros para el Reino de Dios?

Pues quizás la respuesta este en mi obediencia a la verdad, yo conozco mucha verdad bíblica, sin embargo, no vivo en toda esa verdad (Dios me perdone) se que debo amar a mi prójimo, y siendo sincero, muchas veces no lo hago, se que debo ser justo con mi trabajo, y muchas veces no lo soy, se que debo ser justo con Dios en todos los aspectos de mi vida, y sin embargo, se que aspectos de mi vida en los cuales no soy justo, y luego hablo de cómo el poder de Dios puede transformar la vida de los hombres y hacerlos nuevas criaturas, siendo yo mismo una vieja criatura en muchas de las áreas de mi vida.

Hoy e tenido una charla sobre la biblia y Jesús con unos inconversos, y Dios me ha hecho pensar en mi influencia sobre esas vidas, y a traído a mi mente el siguiente versículo Juan 14:9  Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?

Se que Dios y Jesús y su Espíritu Santo son UNO, y se que indisolublemente será así desde y para siempre, por ende es imposible hablar de Jesús sin que en su imagen veamos al Padre, como es imposible sentir la presencia del Espíritu de Dios, sin que el Hijo y el Padre estén implícitos en esa presencia, por ende, más que como una verdad teológica, sino como una realidad, quien ha visto a Jesús, por la gracia de Dios, también a conocido al Padre.        Esto me hace pensar “si Jesús vive en mi, como el Padre vive en Jesús” ¿las personas con las que converse hoy, vieron a Jesús en mi? ¿El mundo logra ver a Jesús en mí?   Yo puedo decirle a todo el mundo que Jesús es real, que vive y Reina, como Jesús hablo sobre la realidad y el Reino del Padre, mas el no simplemente hablo de cosas impalpables, sino con toda autoridad llego a decir ¡¡El que me ha visto a mí, ha visto al Padre!!.         Los dichos de Jesús no solo fueron palabras, se volvieron hechos, por que no solo el carácter del Padre estuvo y está en él, sino también su poder, su disciplina y su respaldo.

Yo puedo predicar de Jesús, pero cuando la gente se acerque a mi, y me digan ¡¡Bien, es posible que digas la verdad, pero, MUÉSTRAME A TU JESÚS!! ¿Cuál será mi respuesta? ¿Qué les diré yo? ¡¡Vayan a la iglesia y verán a Jesús!! ¡¡Digan esta “oración de fe” y conocerán a Jesús!! Pues creo que tengo toda una gran tarea, y es MOSTRAR A JESÚS EN MI VIDA.

Se me viene a la mente, toda mi vida antes de conocer a Cristo, y pienso ¿Cuántas cosas han quedado atrás? Pero ¡¡REALMENTE ATRÁS!!, perdonar a gente que me daño, pedir perdón, dejar de ser orgulloso, desligarme de mentalidades derrotistas, religiosas y pensamientos impuros, malas palabras, maldiciones y liviandades que salían de mi boca, mentiras, fraudes y pasiones deshornadas, realmente todo eso ya quedo atrás de tal forma que cuando la gente me diga ¡¡muéstrame a tu Jesús!! Yo les pueda decir ¿Me ven a mí? ¡¡pues vean a uno transformado de tal manera por el Espíritu de Dios, que ahora ven a un hombre que se parece cada día más a Jesús!!

Reconozco con lagrimas en mi corazón, que si bien muchas cosas han quedado atrás en mi vieja y muerta vida, pero estoy persuadido que no todo está enterrado en ese pasado pecaminoso, de seguro hay costumbres, palabras y actitudes de vida, que al momento de decir ¡¡mírenme a mi, y verán a Cristo!! Saldrán a la luz delatando toda la imperfección que aún hay en mi vida.

Hoy más que nunca me hacen razón las palabras del Apóstol Pablo al decir… Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo (1ª Corintios 11:1) y siendo sincero, aunque todo mi corazón anhela que así sea, todavía no puedo decirlas.

Cuando Jesús piso esta tierra siendo hombre, lo que su generación más necesitaba, era conocer a Dios (El Padre) y esa necesidad no ha variado hasta el día de hoy, por ello que Jesús deseó vivir en el hombre, no solo para satisfacer los vacíos de su corazón, sino que a través de esos corazones satisfechos, mostrarse asimismo para los demás hombres.

Cada día me percato más del desafío de ser cristiano, no solo por que se nada contra la corriente de este mundo, sino por sobre todo, por que muchas veces se nada incluso en contra de nuestra propia e imperante voluntad, y considero que ese es el más grande de los desafíos.

Más que nosotros, Dios está muy interesado en transformarnos a la imagen de su hijo Jesucristo, y si aún no lo ha logrado, es simplemente por que nuestra carnalidad se ha negado a morir, para dar paso a la nueva vida de Cristo en nosotros.

Él puede hacerlo, y según creo lo hará, por que más gente debe conocer mucho más que una simple religión, al Dios vivo que si puede hacer nuevas todas las cosas.

Dios puede hacerlo, y lo hará.


Dios te bendiga,

Profeta de Dios.
18 dic 2012 |

El Dios TodoRespetuoso


Apocalipsis 3:20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.



Existe un pensamiento popular respecto al poderío de Dios, y es que “Si él es Dios, entonces puede hacer lo que quiera”.   En cierto modo, eso es cierto, tomando en cuenta que el Poder de Dios no tiene limites, pero a pesar de contar con esa magnifica capacidad, Él jamás ha pasado por alto la capacidad personal del hombre, de escoger mientras viva como quiere que sea su vida.

En Apocalipsis 3;20 Jesús se encuentra en la entrada de una “casa” y está tocando la puerta, con la esperanza de que alguien “dentro” quiera abrirla y le permita entrar para cenar con él (tener amistad íntima), y aquel que abra, cene con Jesús (relación y reciprocidad).  Ahora bien, este mensaje, regularmente se usa de un modo evangelistico, presentando a Jesús como el que toca la puerta de los corazones de aquellos que no le conocen, pero en realidad, este mensaje de “Estoy a la puerta y llamo” no es evangelistico, sino el mensaje de Jesús a la iglesia.

Que lamentable cuadro relatado allí, mientras dentro del templo están los cristianos “adorando”, “predicando” y “proclamando” a Jesús, el Señor verdaderamente se encuentra fuera de ese templo, golpeando como todo un caballero visitante, para que lo dejen entrar A SU IGLESIA.

Regularmente cuando llego a mi casa, saco mi manojo de llaves, abro la puerta y entro, no pido permiso, no me excuso por entrar sin avisar, ni me avergüenzo por entrar ¿Por qué? Pues por que estoy EN MI CASA, y en el único lugar de este planeta donde no “debería” sentirme un extraño, es allí.        Sin embargo, Jesús quien se supone para Laodicea era la cabeza de su iglesia, en esta ocasión se encuentra fuera, golpeando como un visitante más, como un extraño a la puerta, esperando que alguien se “conmueva”, escuche el llamado y le invite a pasar.
Me pregunto ¿Quién le habrá quitado el manojo de llaves a Jesús? Seguramente los administradores de Laodicea y sus miembros.   Eso mismo está pasando hoy en muchas iglesias, tienen el cartel de que viven, pero están muertas, adoran a un Dios que esta en todas partes, menos donde debe estar, en el trono de ese templo.

Cabe preguntarse ¿Por qué Jesús no solo abre la puerta, entra y pone en orden todo lo que está allí?¿después de todo, él es Dios? ¿él puede hacer lo que quiera? Pues no lo hace, por que Dios es Justo y Respetuoso, por que Dios no obliga a nadie que lo ame o que lo siga, y eso incluye aun a su propia iglesia.   Jesús puede persuadir a su iglesia, instarle, llamarla, golpear a la puerta, pero jamás obligará a nadie a hacer su voluntad.

Es fácil culpar a Dios de las desgracias del hombre, muchos dicen ¿Dónde está Dios cuando maltratan a un niño, donde está Dios cuando matan a un inocente, donde estuvo Dios cuando robaron mi casa? Pues la respuesta a esa pregunta es que Dios está en el mismo sitio que cuando el hombre miente, roba, es egoísta, es perverso, fornica y maldice, en ese mismo lugar Dios está esperando con su amor y su Gracia a que TODOS los hombres accedan al arrepentimiento.   ¿Es culpa de Dios la injusticia social? Dios es justo y llama al hombre a vivir en justicia ¿es culpa de Dios que hayan países donde las personas mueren de hambre? mientras hay países que votan a diario toneladas de comida, otros mueren de inanición ¿es culpa de Dios? Claro que no, es culpa del egoísmo del hombre, que no valora ninguna vida más que la propia, por ende, la desigualdad y la hambruna mundial no son culpa del Dios que a provisto de todos los recursos necesarios para que todos los hombres vivan bien, sino culpa DEL HOMBRE que es egoísta que no es capaz de posponerse asimismo por amor a su prójimo.

Lo mismo pasa en las familias (incluso las cristianas), en los gobiernos, tanto locales como nacionales, y aún pasa en las decisiones más personales y básicas que podamos pensar.          Existen mujeres que dicen ¿Por qué mi marido no se convierte, llevo años orando por él? Cabria preguntarse al respecto ¿Cuánto de Cristo hay en el corazón de dichas mujeres? Por que orar es fácil, pedir, pedir y pedir, no es mucho problema, pero la solución no esta en orar y orar simplemente, sino en hacer la voluntad de Dios.        Lo mismo con un esposo que por años a esperado la conversión de su mujer, o del Padre que ora y ora porque Dios pueda alcanzar sus hijos, sin embargo, ¿habremos dado el paso desde la oración a la acción? Y es que llenar el altar con peticiones es muy fácil, pero ¿le he abierto la puerta de mis decisiones más personales a Jesús, para que él sentado a mi mesa me dirija en que debo hacer?

Es fácil decir ¡¡Amén!! En medio de la emoción del momento, pero el desafío se encuentra en vivir todo aquello a lo que se dijo amén.

Yo puedo vivir toda mi vida esperando que un familiar se acerque a Jesús, y sin embargo, yo no ser un referente para la vida de ese familiar, hay veces donde al ver a los evangélicos, me avergüenzo de ser uno, sobre todo cuando veo lo religiosos que son, llenos de reglas de hombre, tradiciones y costumbres que si bien no son necesariamente pecados, tampoco producen vida, y bajo en esa mentalidad, tan solo se cumplen ciertas ritualidades y tradiciones dentro del templo ¡¡y ya, somos lindos y radiantes cristianos!! mas al salir de la reunión, en sus casas los hombres golpean a sus esposas e hijos, blasfeman en sus trabajos en presencia de sus compañeros, roban, defraudan, piden prestado y no devuelven, y luego los vemos el domingo nuevamente, bien vestidos, orgullosos y llenos de tradiciones caminando hacia el templo ¿de qué estamos hablando? Y luego nos preguntamos ¿Por qué mi familia no quiere acercarse al Señor? ¿Por qué ningún negocio me prospera? ¿Por qué mis hijos solo están esperando crecer para alejarse de la iglesia? Pues la respuesta es, POR CAUSA DE NUESTRA HIPÓCRITA VIDA EVANGÉLICA.                      Este país tiene una gran cantidad de evangélicos, sin embargo, me atrevo a decir que ni la mitad de ellos le abre la puerta a Jesús y le invita a cenar en la intimidad de su hogar para recibir su consejo, de ser así, nuestra nación seria completamente diferente.

Debo reconocer que llevando 9 años de converso, aún necesito que Jesús siga ganando terreno en mi corazón, en mi familia, en mi vida más íntima, aún hay mucha religiosidad que me hace sentir que estoy caminando en todo mi potencial poniendo límites al poder de Dios.

E aprendido que la gran mayoría de las cosas que hoy estoy cosechando, son fruto más que de mi oración, de mis decisiones, y en eso uno puede decir ¿pero cómo, si Dios puede ayudarme, y tiene el poder para hacerlo, porque simplemente no lo hace? Pues porque él no tendrá jamás por inocente a un culpable, y si bien Dios me perdona, nadie me podrá librar de la cosecha de mis decisiones, Dios es justo.

Si te preguntas por que las cosas no salen como crees deberían salir si eres un hijo de Dios, te invito a callar por un momento y dejar de pedir y pedir, y comenzar a escucha quien golpea tu puerta, para que lo invites a entrar y de él recibir un verdadero banquete de la dirección correcta para tu futuro.

Dios es bueno, y su finalidad es cumplir todo su propósito en ti, pero eso no se cumplirá, mientras no sientes en la cabecera de tu mesa, a aquel que no ha podido hacer algo sobrenatural en tu vida, por que a respetado tu decisión de no involucrarlo en las determinaciones más relevantes de tu vida.

Dios te bendiga,


Profeta de Dios.