Éxodo
20:3 No tendrás dioses ajenos delante de mí.
Veo
un patrón común en la mayoría de los seres humanos, y es que no importa el país
donde vivan, de la raza que sean, ni su estrato social, todos los hombres, en
mayor o menos medida, SOMOS RELIGIOSOS.
No
existe continente donde no exista religión, y no hay un solo grupo de personas,
por más primitiva que sea su sociedad, todos creen en alguna divinidad y todos
tienen un sistema de adoración a su “creador”, todos tienen religión.
Ahora
bien, los ídolos o “dioses” de este tiempo, no son tótems o esfinges
necesariamente, pero el servicio o la adoración que se da a estos “dioses
contemporáneos” es muy similar a los ídolos de antaño.
Por
ejemplo, hay gente que adora el “dios trabajo”, no por que trabajen,
todos trabajamos y el trabajo no es un pecado en simismo, sino por que pasan de
“trabajar
para vivir” a “vivir para trabajar” y la labor que
le sustenta económicamente, pasa de ser una herramienta de beneficio, a
volverse quien en prácticamente el objeto de su admiración. El trabajo define más que su
horario normal, define cuanto tiempo pasará con su familia, define sus
vacaciones, su estado de animo, su felicidad, y en definitiva, cada cosa o
asunto que suceda en la vida de ese “trabajador” será completamente
definida por si “tiene que adorar a su dios trabajo, trabajando” o si el “dios
trabajo” le permite un día de descanso.
Así
también pasa con el dinero, sobre todo en esta sociedad materialista, pasa con
algunos padres respecto de sus hijos, que llegan a ser verdaderos esclavos de
sus caprichos, y quienes definen como llevarán su relación, y en vez de ser los
padres quienes den directrices de comportamiento a sus hijos, sus hijos definen
como serán formados, o más bien, desformados.
Lo
he visto con mis propios ojos, a padres pidiéndoles por favor a sus hijos de
dos o tres años, que paren el berrinche en algún lugar publico, eso por
desgracia, solo demuestra quien manda, quien toma las decisiones en esa relación,
quien dirige a quien, y me atrevo a decir, quien es el “dios” y quien el siervo
de “dios”.
Está
los afanados por su casa, siempre limpia, siempre ordenada, o siempre
remodelada, están los que adoran sus autos, los que adoran sus cuerpos y no
cesan de “perfeccionarlo” al precio que sea, los que adoran el dios “conocimiento”
y están dispuesto siempre a sacrificar tiempo y dinero con tal de
adquirir “otra carrera universitaria” que les brinde mayor conocimiento,
y así de pasadita humillar un tanto a los ignorantes e indoctos, y para que
hablar de los que adoran el alcohol o la droga, y quienes se “adoran
asimismo” rindiéndose culto cada vez que puedan.
En
todos lados hay dioses, para todos los gustos, y siempre hay quienes los
idolatren, y me atrevo a decir, por desgracia, que idolatras también hay dentro
del “pueblo” cristiano-evangélico.
Justamente
aquí es donde entrarás en conflicto conmigo, si es que tú eres uno de esos
adoradores de “dioses” extraños, por que de seguro no querrás reconocer tu
error.
Hay
gente, que por ejemplo jamás dejaría tu trabajo por obedecer a Cristo, que aun
teniendo en claro el llamado de Dios, no dejarían sus labores remuneracionales,
por dos razones, o amán mucho su trabajo o aman mucho el dinero que produce su
trabajo. ¿Cómo estoy tan seguro? Pues solo
dense cuenta que el compromiso que tienen con su Dios, siempre está delimitado
por su trabajo. Nunca buscarían más de Dios, ni se congregarían más, si eso
significara restarle tiempo a su trabajo.
Lo
mismo con quienes idolatran a sus hijos, o a sus padres, o a sus casas o a sus
bienes, nunca harían un sacrificio por Dios, que implicara desechar, aunque
fuera por un momento, a sus hijos, padres, casas o bienes, sin embargo, siempre
están dispuestos a “desechar el tiempo” con Dios (oración, congregación, etc.)
con tal de darle más tiempo a sus ídolos.
Se
podrán enojar conmigo, pero también tendrán que enojarse con la biblia, por que
Jesús dijo en la escritura “No se puede servir a dos señores, por que
se amará a uno y se aborrecerá al otro”, es decir, no puedo tener ese “ídolo”
y ser cristiano, si eso pasa, serviré a Cristo a medias, diré que lo amo, diré
que le sirvo, diré que le he rendido mi corazón, pero en la practica,
cualquier otra cosa tendrá prioridad antes que Cristo, antes que sus valores,
antes que estar con él.
En
multitudes de ocasiones he sido acusado de fanático y de religioso, pero para
vuestra sorpresa, lo he sido por parte de personas “cristianas”, que van a
una iglesia, “diezman”, y dicen prestar servicio cristiano allí, y sin
embargo, me han acusado de “fanático y religioso” ¿puedes créelo?
El propio “pueblo de Dios” criticando a aquellos que se toman en serio
aquello que el maestro dijo “el que no aborrece Padre, Madre, hijo,
hija, hermano, hermana, y aún su propia vida, por causa de mi, entonces NO ES
DIGNO DE MI”. Me han dicho “la familia está primero”, y eso es
verdad, pero no es primero que Dios. Es curioso que esa critica nunca la he
recibido cuando he tenido que trabajar, es decir, jamás e sido criticado por
priorizar mi trabajo a otras cosas, pero si cuando he tenido que priorizar la
iglesia por otras cosas.
Lo
siento, debo decirlo, ME FASCINA
CONGREGARME, nadie me condena si no lo hago, nadie me tilda de descarriado,
y tampoco mi pastor me decreta las penas del infierno por faltar a la
congregación, pero yo pienso al respecto “si en países musulmanes, matan a mis
hermanos en la fe, por el simple hecho que ellos aman a Jesús más que a sus
familias y a sus vidas” ¿Cómo podré demostrarle a Cristo que para mi Él es
primero en una sociedad donde no soy perseguido por ser cristiano? Simple,
priorizando todo lo que en mi vida tenga que ver con Él, y curiosamente, todo
eso tiene directamente relación con el congregarme.
Cuando
leo esto… Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen (Juan 10:27) ,
siento que esto es, de alguna manera lo que sucede cuando tengo que escoger
entre lo que Cristo significa para mi vida, versus la familia, el
trabajo, las vacaciones, o cualquier otra cosa, siento que debo detenerme y
buscar en lo profundo de mi corazón, y escuchar la voz de mi Cristo diciendo “Por
aquí” o “por haya”, y a esa voz sigo, no a los caprichos de mi corazón.
Podrán
decirme fanático religioso, podrán atacarme y tildarme de loco tan solo por
decir que “amo a Dios con todo mi corazón y aún por sobre a mi familia”,
y bueno, tienen su derecho a creer lo que quieran de mi, pero les diré que “cuando
mi hijo partió con Jesucristo, en la noche que lo vi desfallecer, en el momento
que lo vi en el ataúd, en el momento que lo deje en el cementerio, y aún cada
día cuando me levanto y me faltan las fuerzas para ponerme de pie por
extrañarlo, ES EN ESOS MOMENTOS, DONDE AGRADEZCO PODER ESCUCHAR LA
VOZ DE MI CRISTO Y PONERLO A ÉL SIEMPRE
COMO PRIORIDAD”.
Si
eres su oveja, escucharás su voz, y Él te guiará, nunca será alrreves, Él no
ira donde tu vayas, si tu eres su oveja, no estarás en un redil extraño,
estarás justamente donde él te quiere tener y allí serás bendecido.
Yo
se que hay gente en iglesias donde no escuchan la voz de su Señor, y lo se no
por capricho, sino por los frutos de sus corazones ¿puedes concebir a cristianos egoístas,
envidiosos, rencorosos o mentirosos? ¿Puedes concebir a cristianos que les
deseen mal a otros, que no tengan capacidad de autocriticarse para crecer? ¿Puedes
concebir que hayan cristianos que pasen los años y sus vidas espirituales nunca
jamás maduren? ¿Puedes concebir a cristianos que viven en pecado? Pues,
por desgracia, yo conozco a varios, y me doy cuenta que no “Escuchan la voz de su pastor”
por ende, caminan errantes por cualquier parte, viven su “cristianismo” como mejor
les parece o como leyeron por allí en algún libro, pero no logro ver en ellos
el fruto de la vida, no logro sentir que en sus espíritus, habite el Espíritu de vida.
Yo
mismo tengo tanto que crecer y aprender aún, no he llegado a la medida del varón
perfecto, no pretendo ser mejor que nadie, por que nadie más que Jesús es mi
modelo. Cada vez que me
presento ante en su espejo, me percato que aunque Él a obrado en mi, todavía
veo que debo perfeccionar mi oído espiritual, todavía debo ejercer mi
obediencia a Él, por que de otra manera, aunque hoy me siento de su redil, si
descuido mi relación con Él, podría dejar de escucharle, y terminar en
cualquier prado ajeno, solo, lejos del rebaño y listo para ser destrozado por
el enemigo.
Detente,
acalla tu corazón, y pregúntale en tu espíritu al Pastor de los Pastores, si
hoy estás siguiéndolo, o estas lejos de Él, afánate por eso, por que de ellos
dependerá tu eternidad.
¿Escuchas
su voz?... el camino en donde estás
hoy te lo hará saber.
Dios te bendiga,
Profeta de Dios.
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