11 ago 2011 |

UNA CUESTIÓN DE DIGNIDAD



Daniel 3:15-18 Ahora,  pues, ¿estáis dispuestos para que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos?... 3:17 He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Dan 3:18 Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.

Es sorprendente el evento narrado en Marcos 5:1-11, donde describe como un endemoniado de la región de Gadara, se postra ante los pies de Jesús, clamando y rogando con la siguiente frase: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.        Todo sabemos en que termina este clamor, pero lo sorprendente no es ver el poder de Dios manifiesto por sobre cualquier potestad demoniaca, lo que realmente es llamativo es la expresión que justamente esa potestad muestra ante Jesucristo.      Solo deténganse un momento en el relato de Marcos 11 y mediten que estos demonios hacían que este hombre viviera entre los muertos, que tuviera tanta fuerza que aún las cadenas con la que lo quisieron atar muchas veces, terminarán hechas pedazos y que finalmente este poseído hombre fuera simplemente un indomable, pues todo ese poder se postro delante de Jesús al llegar este a Gadara, y todo esa sobre natural fuerza, termino arrodillada clamando a gran voz ante ese humilde carpintero con el fin de que no los enviase a los lugares secos, en definitiva ellos (los demonios) hicieron lo que muchas personas de esta humanidad no hacen (aun siendo menos poderosos que los ángeles caídos), reconocer que el Hijo de Dios es quien tiene todo el poder, quien domina y quien finalmente se sentará en el Trono de la creación para siempre, y la gobernara con su justicia y con su bondad.

Fíjense que ese relato (Marcos 5:1-11) muestra que donde llega Jesús debe ser reverenciado y reconocido como el Hijo de Dios, y es aquí donde al parecer muchos cristianos no conocen a Jesús tan bien como lo conocían estos demonios, y no estoy haciendo con esto una apología sobre la capacidad de adoración que tienen las huestes de maldad, sino más bien, esto es una crítica a la falta de reverencia que muchos de nosotros ante la figura de Cristo, por ejemplo ¿Cuántas veces has comido en medio de la reunión de culto? ¿Cuántas veces has dicho, voy a ir con lo que pille a la iglesia, total es pal´ Señor nomas? ¿Cuántas veces has llegado sin biblia al servicio? ¿Cuántas veces en tus primicias has entregado cosas que tú jamás pondrías en tu mesa? ¿Cuántas veces no has ofrendado de acorde a lo que Dios mismo te ha prosperado sino mucho menos? ¿Cuántas veces has hecho bromas usando el nombre de Jesús o Dios en vano? ¿Cuántas veces has cantado de labios en medio de la alabanza, y tu corazón y mente han estado en tu casa, tus quehaceres o tu ser querido? En fin, la lista realmente sería interminable si se trata de mencionar la notable falta de reverencia de la iglesia actual.    De seguro alguno pensará ¿Qué religioso lo que está diciendo el hermano, hoy estamos bajo la gracia, lo que importa es lo que está en el corazón del hombre no lo que hay por fuera? Pues eso es una media verdad, porque claramente al Señor le interesa mucho más mi opinión interna que mi apariencia externa, pero el asunto es que lo de afuera simplemente refleja lo que hay dentro de mi corazón, Proverbios 15:13 dice: El corazón alegre hermosea el rostro; Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.  Aunque yo quiera negar mi alegría interior, mi rostro resplandecerá aún en contra de mi voluntad, porque lo hay dentro de mí, siempre se reflejará en lo que hay fuera de mí.    Una joven que aun siendo cristiana viste provocativamente, solo muestra que dentro de su corazón (aunque quiera negarlo) existe el afán de ser observada por el sexo opuesto, de lo contrario ella obedecería la palabra y vestiría decorosamente 1ª Timoteo 2:9 Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, Todos sabemos que la escritura no se esta refiriendo contextualmente a que las hermosas hijas de Dios se vean como muertas en vida, sino es un claro llamado al respeto y al decoro, ya que son ellas las más grandes representantes de la Santidad de la Iglesia.

El asunto es que en todas las cosas de nuestra vida, es Jesús quien debe llevarse la gloria, no es ni la belleza de la mujer, ni la galantería del hombre, sino la Santidad de Cristo en mí, quien siempre debe llevarse la gloria de todo aquel que diga haber nacido de nuevo.
Por lo demás, el Antiguo Testamento menciona toda una manera y norma en la que todo aquel que se aceraba al Tabernáculo lo hiciera con respeto y decoró, y aunque esto es mencionado en el antiguo testamento, Dios sigue siendo el mismo, y es teológicamente correcto decir que cada una de las cosas mencionadas en el Antiguo Testamento, son principios que tienen su final en Cristo, es decir, si bien ya no es necesario usar la tenida Aarónica, los que están en Cristo viven los principios de decencia, decoro y respecto al acercarse a la presencia de Dios, y es más, si viven con el Espíritu Santo en su corazón, la misma santidad de ese Espíritu, fluirá de manera externa.

Pues bien, todo esto en función de una sola cosa, si yo me guardo en Santidad es para Dios ¿y por qué debería obedecer su palabra cuando él me pide que viva en Santidad? Pues que él es completamente digno de mi obediencia.     Yo no solo sigo a Cristo porque lo amo, sino también, porque él es digno de que yo le siga, él es digno de que yo le sirva, él es digno de que yo le adore, él es digno de que incluso yo de mi vida por él, tal y como a él le pareció bueno dar la suya por mi.

Este pensamiento, no solo los demonios lo tenían claro al reconocer a Jesús como el Hijo del Dios viviente, y como digno de postrarse delante de él, sino también los habían los tres jóvenes cautivos en babilonia Sadrac,  Mesac y Abed-nego, ellos comprendieron que Jehová no solo era el único Dios verdadero, sino también, el único digno de adorar, y frente a esa verdad tan marcada en sus vidas, no tenían nada más que hacer, que rendirle gloria solo a él.

Ahora bien, uno pudiese pensar en el contexto en el que estos 3 jóvenes estaban viviendo, era relativamente fácil vivir, si bien ellos fueron llevados cautivos a Babilonia, fueron criados como la realeza y con la finalidad de ser parte de los sabios que componían la corte a la cual el Rey pedía consejo, ellos no solamente eran unos jóvenes hebreos más en medio de Babilonia, ellos eran parte del gobierno y vivían “relajadamente”, uno podría pensar que con esas comodidades es fácil servir al Señor, pero independientemente a pesar de cómo ellos vivían y de ser parte de los consejeros del gobierno, ellos fueron condenados a ser lanzados al Horno de fuego, por el simple hecho de no adorar a otro como si fuera Dios.        Ellos sabían no solo en sus mentes que Jehová era el único Dios verdadero, ellos tenían en claro que Jehová era el UNICO DIGNO de recibir su adoración, no importando la circunstancias que ellos estuviesen viviendo, Jehová seguía siendo el único Digno de ser adorado.

Aquí es donde muchos cristianos nos encontramos hoy en día, sabemos en nuestra mente que Jesús es el Señor, creemos con nuestro intelecto que él creo todas las cosas, entendemos que él nos ama y estamos seguro que sus intenciones son buenas, y mientras todo este bajo el parámetro de nuestro control, podemos dar gloria a su nombre sin mayor dificultad, pero llegado el triste momento donde somos probados, donde la congoja toca nuestra puerta, cuando la enfermedad o el quiebre matrimonial o cualquier decepción nos abarca, es entonces donde sin darnos cuenta, ya no reina el Príncipe de Paz en nuestro corazón, sino la desesperanza, la angustia y el afán, y todo esto hace mella de nuestra frágil existencia, si no me crees, solo piensa como sería tu reacción o la mía frente al doctor mientras nos dice que solo nos queda un par de meses de vida, piensa en que sentiría nuestro corazón si nuestro hijo muriera, piensa en lo difícil que ha sido dejar esa congregación sabiendo que allí no está la voluntad de Dios, pero para evitarme el prejuicio, prefiero desobedecer la voluntad de Dios, piensa en lo doloroso que sería perder a la mujer amada y como sería nuestra reacción ante Dios.     Me he percatado que los seres humanos apreciamos (en gral.) tanto la vida, que de alguna manera nos hemos olvidado que es Dios quien tiene todo el derecho sobre ella y también el único que puede y sabe cuándo debe quitarla, pero como el hombre caído es quien gobierna al ser humano, este ya no estima el obedecer a Dios por sobre todas las cosas, porque para el Adán que vive en mí, Dios ya no es digno de toda mi adoración, al menos no cuando mi mente y mi alma están acongojadas por el problema que estoy viviendo.  

Para estos 3 jóvenes Jehová era tan digno de adorar, que incluso la misma muerte no podía detener su adoración, su confianza en Dios les motivo a decir lo siguiente: He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. (Daniel 3:17) ellos conocían el poder de Dios, ellos sabían que Dios no tiene límites, ellos estaban completamente seguros que Jehová (si tenía el ánimo) podía no solo librarles del horno de fuego, sino también el mismo imperio babilónico, porque Dios es tan poderoso que puede hacer lo que mejor se le antoje ¡¡ALELUYA!!

Pero el relato no se quedó en una mera declaración de confianza del sempiterno poder de Dios, sino también en una declaración de ADORACIÓN basada en la insuperable dignidad de Jehová, ellos dijeron: Y si no, sepas, oh rey,  que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado (Daniel 3:18) está declaración nos debe hacer dar cuenta de que ellos realmente creían en lo que decían, solo piensa que no iban a ser sometidos a una simple prueba de su fe, ellos iban a ser quemados vivos, serían lanzados a un horno de fuego de verdad, un lugar donde sus carnes se derretirían en medio de gritos espantosos de dolor, ellos sufrirían una muerte terrible, y sin embargo dijeron ¡¡Dios puede tanto librarnos, como no, sin embargo, solo Jehová es digno de nuestra adoración, aún en medio del dolor!!  Esa es la actitud que muchos de nosotros debemos aprender, no importa la situación en la que te encuentres, ya sea un buen momento de alegría, o en la pena más grande y desoladora, no importa si te sobra el dinero o si apenas tienes para comer, y sin importar si estás completamente sano o estas padeciendo tus últimos suspiros de vida, DIOS SIGUE SIENDO DIGNO DE TODA TU ADORACIÓN.

Es sabido por todo el mundo que satanás quiere adeptos y gente que le adore, pero si no puede lograr que tú le rindas pleitesía, al menos tratara de desviarte de que tú glorifiques a Dios, y lo logrará usándote a ti mismo, haciéndote sentir que tu problema, dolor o conflicto son más dignos de atención que Dios mismo.

Debemos comprender que el Señor es completamente digno de la más hermosa de mis alabanzas, aún en medio de la pena más grande de mi corazón ¿es culpable él de mis problemas matrimoniales? ¿Él tiene la culpa de mi falta de dinero? ¿Él debe pagar mi indiferencia cuando estoy padeciendo de alguna enfermedad? ¿Debo hacerlo pagar a él (quedándome con el diezmo) por causa de mi falta de fe y mi desorden financiero? ¿Es mi pena y congoja más dignas de mi atención un domingo, que congregarme y dar glorias a Dios incluso por mis problemas? Job dijo ¡¡recibiremos solo el bien de parte de Dios y no el mal!! Esto quiere decir ¿mi pésima situación es más digna que mi Señor para que yo no le glorifique aun estando en el polvo? Pues la respuesta a eso es… y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito (Job 1:21) 

JESUCRISTO ES DIGNO mi estimado hermano, y no existe nadie más digno que él, y ninguna situación es más digna que él, como para dejar de adorarle por causa de las circunstancias.        Aún en medio de que mi vida corra peligro, o aún en la muerte de un ser amado, aun cuando pueda perder todo por cuanto he luchado toda la vida, JESUCRISTO sigue siendo digno, y por siempre y para siempre lo será, grábate estas últimas palabras, y recuérdaselas a tu alma cuando aquel dolor, conflicto o problema de digan ¡¡póstrate ante mí!! Es allí donde debemos decir ¡¡Dios puede sacarme de este problema, pero aunque no lo haga, no me postrare ante ti, por que JESUCRISTO sigue siendo el único digno de toda mi adoración, aún en medio de esta terrible situación!!.

Romanos 11:36 Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.

Dios te bendiga,

Profeta de Dios.