1 feb 2010 |

Dando solo lo suficiente


Juan 15:13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.

En la mayoría de las culturas latinoamericanas, los empleados ya sean del sector publico o privado, tenemos la costumbre de trabajar alrededor de 9 horas diarias, y si mi memoria no me falla, estudios dicen que de esas 9 horas se trabajan aproximadamente 4 o 5, es decir, volcamos nuestro “esfuerzo” solamente durante 5 horas diarias para realizar aquello por lo cual nos pagan 9 horas, si nos pagan bien o mal no importa, lo trascendental es que nos pagan por realizar una actividad durante 9 horas, y nosotros, conciente o inconscientemente trabajamos solo 5 horas. En conclusión, por aquello que percibimos una remuneración, no hacemos más que simplemente lo suficiente, es nuestra mentalidad diría un chileno, es el sistema el malo diría un argentino, es producto de la discriminación diría un peruano, pero no importando cual fuera la verdadera razón por la cual no hacemos más que lo suficiente, debemos reconocer que a pesar de que nos pagan por desempeñar una labor de manera completa, solo la realizamos mediocremente.
Por desgracia, el ser humano, a pesar de que ha conocido a Cristo (ahora hablo a los cristianos solamente) por no haber renovado el espíritu de su mente (efesios 4:23) sigue dando solo lo suficiente para no ser desechado, y no me refiero tan solo al trabajo, sino aún en un área mucho más importante, la espiritual.
La realidad de la iglesia en Chile, y me atrevo osadamente a decirlo, la realidad de la iglesia en Latinoamérica y el mundo entero, es que teniendo un Dios todopoderoso, no hemos experimentado ni la mitad del poder que Dios le quiere dar a su iglesia. Ahora bien ¿Por qué aún no hemos experimentado el poder de Dios a cabalidad? Pues la respuesta es simple, por que solo entregamos lo suficiente. No conozco cristiano el cual no desearía tener la autoridad del Apóstol Pedro, al sanar enfermos con su sombra, pero sin embargo, aquel deseo solo se queda en eso, un lejano deseo, ya que para obtener esa plenitud y autoridad del Espíritu, se necesita entregar mucho más que lo suficiente.
¿Oramos? Claro que lo hacemos, pero estoy seguro que solo un par de segundos antes de comer, ¿ayunamos? Claro, pero solo 3 o 4 veces al año, ¿nos congregamos? Pero por supuesto, siempre que ese día no juegue mi equipo favorito de futbol, o no sea el final de la teleserie, o no llueva, o no haga demasiado calor. No es raro que el hecho de anhelar tener el poder y la autoridad de Dios, se quede solo en un simple anhelo, si somos tan miserables para entregarle tiempo a Dios, no podemos exigir que Dios nos delegue su poder, seria el equivalente a que el dueño de una empresa le entregara la gerencia al trabajador más ocioso de su planta. Jesús dijo que entregaría su vida y la entrego, con el fin de que muchos fuéramos salvos por su sacrificio, y claro esta que ningún merito en esta tierra por nuestra parte, podría darnos acceso ni a un solo milímetro del reino celestial, solo la sangre de Cristo en la cruz del calvario puede comprar nuestro pasaje a la eternidad, pero, esto no justifica que tengamos mediocres vidas espirituales. Jesús lo entrego todo, sin embargo, ¿Cuánto hemos entregado nosotros? Jesús entrego su vida por nosotros, para comprarnos una salvación que nada en la tierra nos podría comprar, sin embargo ¿le hemos regalado nosotros nuestra vida a Cristo, en gratitud por su sacrificio?, muchos dirán, !!!Pues claro que si, si yo acepte a Cristo como el Señor de mi vida¡¡¡, entonces, si hemos entendido que el lo dio todo por nosotros, los horrendos pecadores, ¿Por qué tan solo damos lo suficiente? ¿Acaso su sangre no vale una mayor comunión con él? ¿acaso su sacrificio fue de broma, que ayunar para buscar su rostro, es impensable para mi?.
Decimos, Jesús es el Señor de mi vida, pero todas nuestras decisiones, desde las más insignificantes hasta las más trascendentales, nunca son expuestas a él para que emita su opinión. Le predicamos a la gente sobre un Cristo que cambia vidas, y sin embargo, la santidad que el mundo no puede vivir, nosotros, que “supuestamente” tenemos al Espíritu Santo en nuestros corazones, tampoco la vivimos.
El mundo sigue viviendo en su inmundicia, por que nosotros, los que deberíamos mostrar algo distinto, somos tan mediocres en vivir para Cristo, que más nos parecemos al mundo que Cristo venció, que al Cristo que venció al mundo.
Si tan solo no diéramos lo suficiente, quizás esas lámparas que un día escondimos en un almúd, brillarían como es debido, si tan solo no diéramos lo suficiente, nuestros familiares que no se han entregado a Cristo, verían que Cristo realmente puede cambiar vidas, si tan solo dejásemos de dar lo suficiente, y definitivamente venciéramos al miserable viejo hombre que hay en nosotros, el mundo perdido vería que realmente hay salvación y vida eterna en Jesús.
Efesios 3:20 dice: Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros… Dios siempre nos da más que lo suficiente, y quizás nosotros por nuestra limitada naturaleza podemos poner excusas para dar no dar más de nosotros mismos a Dios, sin embargo, si el llamado no fuera a la santidad, sino al pecar, y no a dar luz, sino tinieblas, y no a tener una comunión con Cristo, sino a ser amigo del mundo, entonces estoy seguro que ahí si nos ensuciaríamos más que lo suficiente, ahí si que abría tiempo para pecar, en esa circunstancia si que podríamos esforzarnos un poco más.
Somos hipócritas, por que sabemos que podemos dar mucho más que lo suficiente, y sin embargo, nos limitamos a nosotros mismos por causa de que no hemos querido renovar nuestro entendimiento, y comprender que cuando Dios pide más de nosotros, es por que mucho más de él se quiere reflejar en nosotros.

No hay mayor contentamiento en la vida del hombre, que el saber que a pesar de todas las dificultades, hemos dado el todo de nosotros por lograr llegar a la meta.

¿y tu, estas dispuesto a dar más que lo suficiente?

Dios te bendiga hoy.

Profeta de Dios.