2 feb 2010 |

¿Somos verdaderamente libres?



Juan 8:33 Jesús les respondió:
--De cierto, de cierto os digo que todo aquel que practica el pecado, esclavo es del pecado.


Libertad es una palabra muy usada en todo el mundo, muchos han luchado y muerto tratando de obtenerla, esta en la boca de cada adolescente que la anhela de parte sus padres, es parte del fundamento de casi todas las ideologías que el hombre ha creado.
Estuvo negada para los hombres de raza negra durante siglos, y se les arrebató a muchos indígenas sudamericanos durante la conquista. Es el sueño de todo convicto mientras divisa los barrotes de su celda, y es la frustración que se ve en los ojos de una fiera apresada en su jaula. En fin, la libertad es el anhelo que esta intrínsico en el corazón de cada de ser viviente, es parte de la naturaleza que Dios puso en Adán cuando lo creo, cuando Dios quiso que el viviera en la verdadera libertad.

El hombre caído (sin Cristo) anhela libertad, y la misma naturaleza caída a corrompido (entre otros) el concepto de libertad, y lo ha vuelto en un sinónimo de libertinaje, la libertad para un adolescente consiste en que sus padres le den permiso para fumar, o enfiestarse con sus “amigos”, consiste en que la policía le permitan fumar marihuana sin restricciones en una plaza, en embriagarse hasta la intoxicación cada fin de semana, en tener relaciones sexuales con la primera chica que se les cruza por delante, asimismo la libertad para un hombre mayor, consiste en que su esposa lo deje mirar a destajo pornografía en la tv de su habitación, en que le permita gastarse una importante suma de su sueldo junto a sus amigos bebiendo cerveza, en que le permita llegar ebrio cada fin de semana y no le reclame nada, en que ojala su esposa se vaya todo el verano junto a sus hijos a visitar a sus abuelos mientras él tiene total “libertad” para gozar de su aventura de verano… en fin, la libertad tiene hoy un matiz totalmente distinto al concepto al verdadero concepto que Dios le dio a la libertad.
El hombre actual cree que su libertad consiste en pecar a destajo y deliberadamente, sin nada que le ponga freno a su concupiscencia, es por ello que escuchar al Dios que dice NO al pecado, le molesta, incluso hay personas que hasta su conciencia se les ha sido cauterizada por causa de su intensa búsqueda de vivir sin Dios y sin Ley.
La necedad de la humanidad mezclada con la constante mentira del diablo, han hecho creer a todo el mundo la nefasta falacia de que viven en libertad.
Todo hombre ha pecado en Adán, y esa es una maldición que desgraciadamente todo humano a heredado, y todos pueden decir, ¿pero por que debo pagar yo los pecados de un solo hombre? Pues no debemos olvidar que no solo existe el pecado original y hereditario en nosotros, sino también, el pecado que proviene de nuestras propias malas decisiones, y de ese ya no es culpable Adán, y por lo tanto aunque no tuviésemos la naturaleza caída, existen muchos pecados que nosotros hemos cometido deliberadamente, y que concientemente nos hemos deleitado en ellos, y estoy seguro que en todos ellos hemos tenido la posibilidad de no caer, sin embargo, en el libre uso de nuestra “libertad personal” hemos escogido voluntariamente pecar.
Ahora bien, no podemos negar nuestra tendencia constante a la maldad, nadie podría ser tan osado en esta tierra y diga que jamás ha pecado, pues esa tendencia es la naturaleza adánica en nosotros, de alguna u otra forma, a pesar de que siempre hemos podido escoger no pecar, casi siempre escogemos pecar, por que así como Adán quedo a expensas de sus propias pasiones cuando peco en el edén, así nosotros por la herencia que nos delego, también estamos a expensas de nuestras propias pasiones y deseos engañosos.
Entonces ¿no podemos decirle no al mentir, fornicar o adulterar? Acaso ¿no podemos decirle no a mirar pornografía, o codiciar a la mujer de otro? ¿No podemos no envidiar la prosperidad de nuestro prójimo? Pues fuimos creados con un libre albedrío, y en virtud de eso siempre tenemos la posibilidad de escoger no pecar, sin embargo, por nuestra naturaleza caía, carnal, sujeta a pasiones, pues aunque algunas veces queremos y decidimos, no envidiar, no mentir, no codiciar, así también otras muchas más veces aunque no queremos caer en la tentación, caemos, pecamos y nos deleitamos en el pecado. Entonces, ¿no podemos decir no al pecado? Pues aunque no lo queramos, por la maldad que hay en nosotros, a pesar de que tenemos la oportunidad de escoger, no contamos con el poder para negarnos a pecar, y por lo tanto, si practicamos el pecado somos cautivos del pecado. Al igual que un preso anhela con todo su corazón salir y vivir en libertad, por más anhelo que tenga, no puede ser libre, por que la cárcel le ha negado ese derecho, de la misma manera aunque el mundo crea y anhele vivir en libertad, más aún este convencido de que la vive, pues la celda del pecado no se lo permite, sino que vive un espejismo demoniaco que no lo deja ver que la supuesta “libertad” de hacer lo que sus pasiones carnales le designan, no es otra cosa que una gran prisión, que le sirve de sala de espera mientras se dicta la sentencia definitiva que lanzara a todos aquellos que se juran libres, hacia el mismo infierno.
Lo terrible de todo esto, además de que muchos mundanos pueden divisar la libertad de sus pecados en Cristo y no toman la decisión de seguirle, es que muchos “cristianos” hoy, en este preciso momento están practicando el pecado, creyendo a ojos cerrados que viven en libertad, muchos jóvenes que hoy asisten a las iglesias, que van a los cultos de jóvenes y saltan y “se gozan” en el Señor, al salir de la reunión van corriendo a sus casas a encerrarse en sus recamaras para pecar deliberadamente, o a juntarse con sus “amigos” a disfrutar de su juventud, y no solo los jóvenes, sino que muchos “cristianos” que llevan tiempo en el evangelio, dentro de los templos son personas muy amables, santas y devotas a Cristo, pero no hacen más que llegar a sus hogares a prender su televisor para “gozar de su libertad” mirando porquería, maridos que en la iglesia levantan sus manos dando gloria a Dios, y en sus casas levantan sus manos y su voz golpeando e insultando a sus esposas, o mujeres que con sus ojos llenos de lagrimas en medio de las alabanzas adoran al Dios vivo, y saliendo del culto con esos mismo ojos codician a los galanes de las teleseries… Hipócritas los llamo Cristo, es como que no supiéramos que el ojo de Jehová mira toda la tierra y ve que dentro de las cuatro paredes del templo adoramos a Dios libremente, pero saliendo de ellas, nos hacemos presos del pecado que el mundo no ofrece como deleite.

Juan 8:31 dice: y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres… el hecho de que sepamos de que solo con Cristo somos libres es la verdad más relevante del mundo, sin embargo, si aún sabiendo esa tan importante verdad, aún decidimos vivir hipócritamente, justificándonos a nosotros mismos y a nuestras debilidades, aludiendo a una falsa gracia que cubre pecados no confesados ni arrepentidos, no importa que digas ser cristiano si en el fondo de tu corazón, sabes que aún eres preso del pecado.
El mundo esta cautivo, no tiene ni la fuerza ni la autoridad para decirle un DRASTICO NO al pecado, sin embargo, quienes hemos nacido de nuevo, hemos nacido del Espíritu de Dios, y quien es nacido de Dios, no practica el pecado (1° de Juan 3:09). Y ¿Por qué no practica el pecado? Pues por que el Espíritu de Dios que vive en él, le da la fuerza, poder y autoridad para vencer al pecado.
Cristo con su sangre pago el precio de nuestra salvación y venció al pecado que habita en nosotros, en él tenemos autoridad para decirle no a nuestro instinto pecaminoso, Romanos 6:14 dice el pecado no se enseñoreara de vosotros… es decir, ahora los que estamos en Cristo ya no tenemos que obedecer al pecado, sin embargo, y lastimosa y tristemente lo digo, muchos de los que hoy leen esto, se molestarán con esta verdad, por que saben que eso es, LA VERDAD, y que aunque se autoproclaman libres, mientras practiquen deliberadamente el pecado, pudiendo decirle NO, entonces son, y seguirán siendo mientras no se arrepientan de corazón, EXCLAVOS Y PRESOS DEL PECADO.
Juan 8:36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. ¿Puedes decir en tu corazón que el hijo verdaderamente te ha libertado? Si la respuesta es si, entonces ¿vivirás preso de tu concupiscencia, o libre en santidad?

Dios te bendiga

Profeta de Dios.