12 abr 2012 |

Un evangelio a medias


Romanos 1:16 Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.

Siempre me he preguntado, por que el Apóstol Pablo vivió tan intensamente su vida en Cristo a pesar de que no todo le salió fácil, su actitud siempre fue la un hombre que acepta de buena gana todo lo que venga de parte de Dios, ya sea un periodo de sobreabundante cosecha, o uno de dolora siembra, siempre la actitud de este tan valeroso hombre de Dios fue la actitud de alguien que sabe que lo que predica es verdad, y lo vive a concho.

Cuando leo la epístolas de este varón, me doy cuenta que a pesar de que tuvo tanta oposición en su ministerio (persecución, intentos de asesinato, “cristianos” judaizantes, etc) él era de aquellos hombre que se pueden definir con un dicho “done pone el ojo, pone la bala”, siempre fue certero, siempre tan elocuente, siempre con la palabra precisa y con el testimonio, por supuesto, para enfrentar con divina sabiduría a todo aquel que quisiera hacer frente a la expansión del evangelio de Cristo en el mundo conocido.
El dice ¡¡pues como he de avergonzarme del evangelio de Jesucristo, si este ES PODER de Dios”!! No solo TIENE poder de Dios, sino que el mismo ES poder de Dios para la salvación de todo aquel que quiera acogerlo y creer en él.        Y vaya que sí es poderoso, cambio mi vida y de seguro también la tuya, es poderoso para sacar a drogadictos de su dependencia mortal, así como a los alcohólicos, es poderoso para actuar en la restauración de familias y de relaciones destruidas, es poderoso para borrar pasados tormentosos y dolorosos como el de una prostituta, y hacer de ella una mujer pura y decente, es poderoso para sanar las heridas de nuestro corazón, aún las más profundas y dolorosas, es poderoso para volver al lugar correcto, todo aquello que este torcido y vaya camino al infierno.
Así lo hizo conmigo, seguramente así también contigo, y a diario lo hace así, ejerciendo su poder infinito en todo el mundo, pero a pesar de todo esto, nace una inquietud en mi corazón, si el evangelio es PODEROSO para todo esto y más ¿por qué hay tantas vidas cristianas tan llenas de frustración? o ¿por qué tanta gente que probo el poder del evangelio hace un tiempo, hoy yacen como perdidos en el mundo cual hijo prodigo? Pues la misma escritura dice que el Evangelio es Poder, y la escritura no miente, por ende creo que el evangelio entonces no es el problema, porque lo que funciona para mi, puede y debiera también funcionar para ti, entonces el problema no es del evangelio en sí, sino la aplicación de este mismo.

La biblia jamás dice en ninguna de sus partes, que la voluntad de Dios es NUESTRA FELICIDAD, y quizás esto suene polémico pero si dice que la voluntad de Dios es NUESTRA SANTIFICACIÓN (1ª Tesalonicenses 4:3), esto no quiere decir que Jesús no nos hará felices, por que ciertamente es así, y en su amor nos llena de tal gozo que en la mayoría de los casos, nadie se aleja del camino de Cristo, sin embargo, en ninguna parte de toda la escritura dice que la principal voluntad de Dios sea llenarnos de felicidad.         Ahora bien, cuando el si dice que su voluntad es santificarnos ¿está poniendo en tela de juicio nuestra felicidad? Pues no, el tema no es felicidad v/s santidad, el tema es que podemos ser santamente felices, y junto con esa felicidad, estar en la plena voluntad de Dios.  

Cuando Dios dice que su voluntad es hacernos santos, el no está buscando como aburrirnos la vida, el no está tratando de amargarnos la existencia, mirar así la santidad de Dios es justo como el diablo quiere que lo hagamos, Dios anhela nuestra santificación, nada más y nada menos que PARA QUE PODAMOS ESTAR EN CON ÉL. Hebreos 12:14 dice: Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.         Ahora bien ¿Por qué habrá gente que nunca verá a Dios? ¿Por qué Dios no quiere? ¿Por qué Dios no tiene poder para hacerse ver? Pues claramente en este preciso caso, no “depende” tanto de Dios, como del que realmente quiera verlo, es decir, si alguien jamás llegará a conocer a Dios ni verle cara a cara en su determinado momento, no es porque Dios no lo quiera así, es simplemente porque aquella persona NUNCA SE DIO LA OPORTUNIDAD DE PODER HACERLO.

De esa misma manera, la gente que siendo cristiana aún vive una sin experimentar el poder de Dios en alguna área de su vida, no es porque el EVANGELIO de Cristo no tenga poder, es simplemente porque aquella persona no dejado al evangelio ejercer su poder en esa área de su vida.        ¿Por qué existen áreas frustradas de nuestra vida? Por ejemplo: en las finanzas no tenemos victoria, en la relación matrimonial no tenemos victoria, en la relación con nuestros hijos, con nuestros vecinos, en las relaciones con nuestros hermanos en iglesia no tenemos victoria, porque siento frustración en mi trabajo, en fin ¿Por qué siento que puedo estar bien en esto y aquello, pero llega el momento en que tengo que hablar de eso que no me gusta o tratar con esa relación que me frustra y no logro tener victoria? Pues podemos orar al respecto, podemos clamar con toda la fuerza de nuestras cuerdas vocales, podemos ayunar, pedir un milagro, declarar y decretar por fe que ese problema está resuelto, y sin embargo, todo seguirá siendo tan frustrante como siempre ¿Por qué? ¿Por qué el evangelio no tiene Poder? Pues mi estimado hermano en la fe, el poder siempre ha estado allí, el asunto es que no lo hemos aplicado, solo hemos querido que las cosas pasen por si solas, que ocurra un milagro, que algo sobrenatural pase y de un derrepente toda nuestra realidad cambie, y no niego el poder que tiene la oración ni la proclamación de las promesas bíblicas en contexto, pero hay cosas en nuestra vida que no salen ni con ayuno, ni con oraciones ni con proclamaciones, sino con nada menos que DECISIONES.

El evangelio es PODEROSO, pero no es MAGICO, mi vida no es una vida 100% desde el preciso momento en que me vuelvo evangélico, si comienza a ser una vida renovada en el instante que comienzo a DECIDIR aplicar el evangelio a mi vida, y eso es lo que debemos entender, Dios quiere que seamos santos para poder estar con él y estuvo dispuesto a sacrificar a su propio hijo para que esa santificación fuera completa y no tuviéramos excusa alguna para no estar con él, sin embargo, si hay gente que jamás le verá, que jamás tendrá una relación con Dios, ni vivirá una vida santidad, no será por causa del Poder de Dios, sino por la sola DECISIÓN de no buscar a Dios, eso es todo.      EL EVANGELIO ES PODER, pero ese poder es TOTALMENTE INEFECTIVO en cada area de mi vida donde yo NO DECIDO aplicarlo en un 100%.

Hermano, tu y yo podemos orar por que Dios cambie nuestro carácter, porque seamos más pacientes o porque perdonemos a quienes nos han dañado, y podemos ayunar durante 40 días, pero mientras no TOMEMOS LA DECISIÓN DE HACER VIVA ESA PALABRA EN NOSOTROS, estaremos famélicos a los 30 y tantos días y sin haber logrado absolutamente nada ¿Por qué? ¿Por qué Dios no tiene poder? NO Y MIL VECES NO, por que no hemos TOMADO LA DECISIÓN de OBEDECER al evangelio, queremos que el evangelio funcione por si solo, que un día nos levantemos y tengamos la paciencia de Jesús, su caracter y su sabíduria, pero en Cristo las cosas jamás han sido así, y los hechos lo comprueban.

Porque: El que quiere amar la vida Y ver días buenos, REFRENE SU LENGUA DEL MAL, Y sus labios no hablen engaño (1ª Pedro 3:10) ¿que es necesario para ver días buenos? ¿Orar, ayunar, atar y desatar, ir a orar al monte? Pues segun la escritura, para ver días buenos no necesito ser tan místico como practico, y refrenar mi lengua.      Ahora extrapolemos eso a cada área de nuestra vida y preguntemonos ¿estoy aplicando de una manera práctica el evangelio en mi vida en esa area donde siento que Cristo no me ayuda? Hermanos es muy facil orar para que Dios me quite mágicamente mi mal carácter, y muy dificil trabajar en realmente cambiarlo.

Las cosas que aún no han cambiado en mí, no cambiarán por arte de magia, Dios no obra por la magia, sus milagros no son mágicos, la obra renegadora del Espíritu Santo en mí no obrará por la magia, la redención que logró Cristo en la cruz, no fue por medio de un acto mágico, todo en Dios tiene un proceso por un lado y un propósito por el otro, y así como Jesús no hace nada al azar, la transformación de mi vida tampoco ocurrirá por suerte, si hay algo malo en mí, debe ser transformado por el Espíritu Santo, ¿Qué debo hacer entonces? ¿Orar y ya está? Pues la experiencia me ha dicho que el evangelio solo ejercerá su poder en mi vida, en aquellos lugares donde YO TOME LA DECISIÓN DE OBEDECER AL EVANGELIO, esto no es magia, esto no es misticismo, esto es la realidad, el evangelio tiene poder, pero será inefectivo ese poder en cada lugar de mi vida donde YO no decida ejercer mi obediencia al evangelio.
¿Por qué siempre vivo endeudado? ¿Por qué mi relación matrimonial no mejora? ¿Por qué mi relación con mis hijos sigue mal? ¿Por qué hay matrimonios cristianos que se divorcian? ¿Por qué vivo amargado o frustrado a pesar de tener a Cristo en mi vida? ¿Por qué me pasa todo esto si yo oro y oro, y vuelvo a orar por esto? Pues, mi estimado hermano (a) la oración no hará más de lo que mis decisiones pueden hacer, las oraciones son para buscar orientación en Dios, fortaleza y guianza para tomar las decisiones correctas, si son un refrigerio para el alma agobiada, si son para exponer nuestras necesidades y problemas a Dios y si son para escuchar también la voz de Dios, pero jamás una oración hará lo que puede hacer una decisión, es decir, nunca el evangelio se ha vivido por oración, sino POR DECISIÓN.

Esto parece tan simple, pero es a la vez tan revelador ¿Cuántos problemas tenemos y oramos por que se solucionen milagrosamente, cuando la solución empieza con una decisión? Pues en mi vida, son muchos.

Este era el secreto del apostolado de Pablo, no su oración continua (necesaria por lo cierto) sino las decisiones que el tomaba impulsado por sus tiempos de oración, eso lo llevo a no solo a predicar sobre el poder del evangelio, sino a experimentar ese poder a plenitud hasta el último respiro de su bendita vida.

Dios te bendiga,

Profeta de Dios.