21 sept 2010 |

¿Hijo obediente o desobediente criatura?



Efesios 5:3-6  Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; 4 ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias. 5 Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. 6 Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.

Ser hijo en una familia no disfuncional es excelente, y no digo necesariamente una familia cristiana, ya que en los últimos años (desgraciadamente) no es sinónimo decir que una familia por ser cristiana es necesariamente una familia bien constituida, pero sin entrar en detalles respecto aquello, el ser hijo bien amado, nacido en una familia bien constituida, con padres responsables, que se preocupen de inculcar principios y valores positivos, tales como el no robar, el no mentir, la fidelidad en el matrimonio, el hacerse responsable de sus actos, etc. es una bendición, y mucha más grande bendición cuando además y por sobre todos esos valores y principios, se inculca el temor a Dios, que por lo demás sustenta y fundamenta la correcta moral del ser humano.

El ser hijo tiene sus ventajas, como no has pedido nacer, y más bien eres deseado cuando naces, tienes también el privilegio, por las distintas circunstancias (eres pequeño, frágil, débil, inmaduro, etc.), de ser mantenido, sustentado, cuando tienes hambre te dan de comer sin que hayas trabajado un solo día, si tienes frio te abrigan, aunque eso amerite que tus padres pasen frio, no tienes necesidad de ir al baño ya que cada cierto periodo de tiempo te cambian los pañales, que dicho sea de paso, tú no compraste, cuando creces tu única responsabilidad es estudiar, en un colegio donde tú no pagaste ni matricula ni mensualidad, en la locomoción colectiva tienes durante la infancia el privilegio de circular sin pagar pasaje, y cuando tienes que pagarlo es considerablemente reducido el monto a un pasaje adulto, ya que el gobierno entiende que eres hijo, pero no solo hijo, sino además eres un hijo chileno (o de cualquiera nación) por lo que se te debe apoyar ya que no eres tan solo responsabilidad de tu padres, sino también de la nación, en fin, ser hijo tiene muchos privilegios, y de hecho he oído de labios de padres amorosos que “un hijo, siempre será un hijo”, suena redundante y obvio, pero es el sentido de lo que se dice lo que hay que rescatar, un hijo, no importa la edad que tenga, si es casado o soltero, si vive solo o en casa, un hijo siempre debe ser apoyado por sus padres, en todo lo que sea bueno y mientras se pueda.


El evangelio de Juan en el capitulo uno, versículo 12 dice algo muy interesante respecto de quienes son los que obtienen la calidad de hijo de Dios,  Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, digo que es muy interesante ya que existe la errónea creencia de que todos los seres humanos son hijos de Dios, y claramente la biblia nos dice que no es así, ya que si bien Dios ha creado todo incluyendo a la humanidad, el solo hecho de ser creación no nos constituye con el derecho legal de ser llamados hijos de Dios, de ser así cada animal, cada montaña, cada rio y cada océano creado por Dios podría alegar el derecho de ser hijo de Dios por haber sido creado por él, y es solo cosa de sentido común el darse cuenta que jamás un animal o una montaña alegarían derechos hereditarios respecto de Dios.                  Cabe entonces hacer la siguiente pregunta ¿Qué es lo que nos constituye como hijos de Dios? Muchos ya saben la respuesta, y es que recibir a Cristo (aunque el nos hace el favor de recibirnos en su Reino) y CREER en su nombre, es aquello que nos da dicha POTESTAD, es decir, el derecho de ser llamados hijos de Dios, y este precioso privilegio es el que hace toda la diferencia entre un humano converso (cristiano) y uno inconverso (mundano).            Este privilegio no es otra cosa que el producto del precioso amor del Padre, fue Él quien entregó a su Hijo amado, para que a través de Él, todos nosotros, los que verdaderamente creemos en Cristo como el amo y Señor de nuestras vidas, obtengamos el derecho (por Jesucristo) de ya no ser simplemente criaturas de Dios, sino ahora Él nos llamé, con la misma voz que creo el universo, Hijos de Dios.   1ª Juan 3:1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios… ¡¡¡Gracias Padre Amado por tu precioso Hijo, sin Él jamás podríamos haber sido herederos en tu Reino!!!
 
Ahora bien, así como el ser hijos en una familia bien constituida es una bendición, solo imaginen cuan bendición es ser hijo en la familia de Dios, solo piensen en la cantidad de privilegios que tiene esto, imagina cuanto amor hay reservado para nosotros desde la fundación del mundo y para siempre, imagina el gozo, la paz, y la confianza que tu y yo podemos tener en Él, no por que lo merezcamos ni por buenas obras que háyasenos hecho, sino por el hecho de que cuando el Dios de la creación nos mira con sus ojos de amor, lo que Él ve es a un montón de gente que esta bañada en la preciosa sangre de su Hijo amado (Jesús) en quién Él halló toda su complacencia, y por esa carmesí vestidura tú y yo gozamos del amor y la bendición del Dios que ya no es tan solo nuestro creador, sino ahora nuestro Padre.

Dios se destaca por ser un Padre responsable, al contrario de muchos padres a través de la historia, Él cumple con el sustento diario para sus hijos (Salmos 37:25), al igual que a las aves del cielo y mucho más aún, Él suple la necesidad de la vestimenta, el alimento y el techo (Mateo 6:33) y como si esto fuera poco, el prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin, para que ante cualquier eventualidad, nosotros sus hijos, contásemos con Él en medio de cualquier circunstancia (Mateo 28:20), sin contar que Él permanece fiel a nosotros, aunque nosotros (por descuido) háyasenos sido infieles a Él (2ª Timoteo 2.13).                     ¡¡¡Díganme si acaso Dios no se hace responsable de sus Hijos!!!

Sin duda alguna ser hijo de Dios no solo te asegura la entrada a su Reino eterno, sino también el sustento para sobrevivir en este mundo, pero así como ser hijo (de hombre) dentro de una familia bien constituida te asegura muchas bendiciones, y mucho más si en esa familia Dios es el centro, también tiene en sí muchas responsabilidades, como por ejemplo estudiar y tener bueno resultados académicos, el ser responsable en cumplir con los horarios puestos por nuestros padres, el ser respetuosos con ellos, el ayudar en los quehaceres del hogar, en fin, ser hijo tiene muchos privilegios, pero no por eso tiene menos responsabilidades.                       De esa misma forma, el privilegio de ser llamados Hijos de Dios tiene mucho en si mismo, el solo hecho de que cuando el Señor venga por nosotros estaremos junto a él eternamente, y eternamente también reinaremos con él (Apocalipsis 5:10), es un privilegio incalculable, pero no por ese gran privilegio se descartan la cantidad de responsabilidades que cada uno de nosotros debe cumplir, incluso por causa también de esos privilegios.

Aquí es donde radican muchos de los problemas de los cristianos contemporáneos, es que todo el mundo quiere privilegios, pero no todo el mundo esta dispuesto a pagar el precio por obtener esos privilegios, muchos pensaran ¿pero no fue Cristo quién pagó con su sangre para yo reine junto a él? pues desde cierto punto si es así, y es cierto que si no fuese por su sacrificio ninguno, ni aún el hombre más bondadoso hubiera podido entrar al Reino de los Cielos, pero debemos esclarecer esto, Jesús es la puerta, el mediador entre Dios y los hombres, es el puente para llegar a Dios, es el quién nos da acceso al Trono de la Gracia para alcanzar misericordia, y si no fuera por su Sangre nadie seria Heredero, pero ¿eso es todo, yo no tengo ni una sola responsabilidad por ser hijo de Dios? 2ª Corintios 5:10 dice lo siguiente: Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.       En virtud de ese versículo ¿ya somos herederos de todo el mundo? ¿Tendremos recompensa no importando lo que hagamos en la vida? ¿Recibirá la misma recompensa el que vive para satisfacerse como el que vive para Cristo? Pues si fuese así, Dios seria injusto, y claramente Él no lo es.

Si el  hecho de ser hijo tuviera solo privilegios, ¿pues entonces por que la biblia nos llama a vivir en Santidad? 1ª Corintios 1:2 dice respecto de los hijos santificados por la sangre de Cristo: a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos… ¿perdón, pero es no somos santos en plenitud? Pues claro que no, somos santos por la muerte de Jesús pero no por causa de esa santidad ya no es necesario santificarse, esto explica que el privilegio es ser llamado Santo (no por mis obras) por la Sangre del Hijo de Dios, y la responsabilidad es seguir buscando la santidad, Apocalipsis 22:11 corrobora esta verdad diciendo lo siguiente: … y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.

Ser hijo Dios nos asegura el cielo, y eso nadie lo puede negar, pero que injusto sería Dios con aquellos cristianos que buscan vivir en santidad si mantuvieran la misma salvación junto a todos aquellos que manoseando la gracia que Jesús derramó en la cruz, viven en la inmundicia del pecado, eso diría respecto de Dios que a Él no le importa si vives o no vives en santidad, y la biblia dice tocante a eso todo lo contrario Hebreos 12:14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.

Yo me asombro cuando veo “hijos de Dios” prestando sus miembros para el pecado, y debo decir que desgraciadamente cada vez me asombro menos, no por que menos de ellos vivan en pecado abusando de una falsa “gracia” que cubre pecados no arrepentidos, sino por todo lo contrario, he visto como cada vez más gente que en algún tiempo hablo en lenguas, danzo “carismáticamente”, predico, alabo y glorifico al Señor con todo su corazón, ahora presta su cuerpo para el adulterio y la fornicación, y no estoy hablando de alguien que movido por su pasión cayo (voluntariamente) una vez, sino de alguien que habiendo conocido la verdad ahora practica tales actos, que no necesito profundizar en decir que son obras de la carne, y que quienes las practican no heredaran el Reino de Dios (Gálatas 5:19-21).

No comprendo que es lo que pasa por las mentes de esas personas que una vez vivieron en la luz y disfrutaron de ellas, y que ahora se entregan a las tinieblas para realizar sus obras.

Dios nos ama de una manera incalculable, es tan grande su amor que nada ni nadie de todo lo creado nos puede apartar de ese inmenso amor (Romanos 8:39) pero he aprendido que por mucho de la grandeza de ese amor, el que practica el pecado si o si tiene parte junto al diablo en el lago de fuego, por que Dios ama inclusive a aquellas personas que pasaran su eternidad allí, pero que nunca quisieron echar mano al amor del Dios que es amor, y que no solo quería una “oración” reconociendo que eran pecadores, sino que anhelaba ayudarles a cambiar de actitud en virtud de un arrepentimiento genuino.

Con todo esto, la escritura dice que todos los hijos de desobediencia están bajo la ira de Dios, por que tu y yo sabemos que no importando cuanto nos amaran nuestros padres, cuando les provocábamos a ira el azote de la justicia nos llegaba implacablemente, al menos eso es como debiese ser, y conozco de cerca la gratitud de muchos hijos que en su infancia fueron corregidos y que hoy son personas de bien por causa de esa corrección, así mismo Dios no puede negarse a su justicia, el es justo en todo y para con todos, y si Él da la oportunidad para que mundo le conozca y este prefiere cerrar sus ojos y su corazón a la verdad, Él debe cumplir su amenaza que todo aquel que no tenga al Hijo (Jesús) debe ser condenado (Juan 3:18).

Si bien el texto de efesios 5:3 al 6 se refiere a aquellos que no quisieron arrepentirse de sus pecados, y por ende son HIJOS DE DESOBEDIENCIA, y por causa de esa DESOBEDIENCIA están puesto para ira, no puedo negar que dentro de las filas del pueblo cristiano existen hoy “hermanos” que practican tales cosas, y no estoy hablando solamente de los pecados del cuerpo como el adulterio o la fornicación, sino también de aquellos que radican en el corazón, como la avaricia que es IDOLATRIA POR EL DINERO, palabras deshonestas (garabatos), necedades (perder el tiempo), truhanerías (estafas), sin mencionar las mentiras, la envidia y la codicia por lo ajeno, todos estos pecados y demás existen al presente entre aquellos “hijos” de Dios que supuestamente ya no están puestos para ira, sin embargo, hoy las practican.

Desgraciadamente este no es un problema del cual adolezca solamente la iglesia contemporánea, sino también la iglesia de tiempos bíblicos, por ello el Apóstol Pablo escribió a los Corintios en su primera epístola lo siguiente: Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, LLAMÁNDOSE HERMANO, fuere fornicario,  o avaro,  o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis (1ª Corintios 5:11)         cuantas veces en nombre del amor de Dios hemos compartido la mesa con aquellos que llamándose hermanos (y sin querer arrepentirse) son fornicarios, avaros, idolatras, de labios livianos y llenos de groserías, borrachos y ladrones, creo que tenemos mucho que aprender respecto del verdadero amor de Dios, y de cómo enfocarlo sobre vidas que realmente estén arrepentidas, no sobre aquellos que aún sabiendo la verdad (“hijos” de Dios) siguen viviendo de manera inmoral, sin santidad alguna y lejos de un verdadero arrepentimiento.

Nosotros, los cristianos que hemos sido lavados por la sangre del Cordero de Dios, no estamos puestos para ira (1ª Tesalonicenses 5:9) somos hijos de Dios, por causa del Hijo de Dios, pero ¿eso nos asegura que pequemos sin temor por estar bajo su gracia? Pues de ninguna manera (Romanos 6:15), no podemos hacernos esclavos voluntariamente de aquello que fuimos liberados por la muerte de Cristo.       Entonces ¿Qué sucede con aquellos que llamándose “hijos” de Dios, pero que con sus actos viven como hijos de desobediencia? Pues yo no puedo condenar a nadie, por que yo mismo estaba puesto para la ira de Dios hasta que el Cordero pago mi deuda, pero debo decir que si alguien se comporta como hijo de desobediencia, practicando el pecado deliberadamente, la biblia lo condena bajo la ira de Dios.
No importa cuantas veces te hayan predicado sobre una gracia que perdona pecados no arrepentidos, no importa cuanto te hayan dicho que a Dios no le importa que cambies tu condición, de una vida que practica el pecado a una vida que se halla en santidad, no importa cuanto creas que Dios tendrá misericordia de ti sin importar que la mancha de tu pecado siga sobre ti, no te dejes engañar con vanas palabras, por que por todas estas cosas viene LA IRA DE DIOS SOBRE LOS HIJOS DE DESOBECIENCIA.

Estimado hermano, si tu te autoproclamas hijo de Dios por la sangre del Cordero, eres mi hermano, pero si llamándote hermano practicas el pecado, ya no eres un hijo de Dios, sino un hijo de desobediencia, y sobre ti está la ira de Dios, no es que yo quiera tú condena, no es que Dios se agrade en condenarte, es que Dios ya abrió la puerta a través de su hijo para que tu y yo verdaderamente la crucemos y VIVAMOS ya no como DESOBECIENTES HIJOS que se dejan llevar por su propia prudencia, sino como aquellos que apreciando el sacrificio de Cristo, viven en santidad y consagración por amor al que los rescato de la ira de Dios.

Dios te ama, por eso anhela que no seas tan solo su criatura, sino también su hijo, y no tan solo su hijo amado, sino también su hijo obediente.


Dios te bendiga,

Profeta de Dios.