6 nov 2010 |

Dios quiera que te aborrezcan



Juan 15:18-19 Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.

Una de las cosas que casi todas las personas tienen en común es que nunca quieren ser rechazados, a nadie le gusta que le digan ¡¡NO!! Respecto de algo, y es por ello que en muchas casas de este planeta, durante el almuerzo o la cena, de algo que jamás se habla es de política, por que generalmente ese tema nace del fuero más interno del ser humano, de donde están aquellas cosas que uno jamás tranza, y mientras tan solo se charle de cosas superficiales y divertidas, un partidario de extrema izquierda y uno de extrema derecha podrán sonreír juntos en la misma mesa, disfrutando de una agradable comida en una hermosa velada.
Lo mismo pasa con muchas personas respecto de su religión, pueden hablar de un montón de trivialidades que quizás no edifiquen en mucho, a lo más entre personas religiosas se puede hablar respecto de Dios, su amor, su bondad y su misericordia, pero cuando se menciona el nombre de JESÚS, y se apela a que SOLO ÉL es  El Camino, La Verdad y La Vida, entonces es cuando comienzan los problemas, por que como bien se sabe, hablar de Dios no es lo complejo, ya que la perspectiva de Dios está demasiado distorsionada y existen dioses para todos los gustos y tallas, pero cuando hablamos de que Jesús es el Unigénito Hijo de Dios y que fuera de Él no hay salvación para el alma, es cuando nace el conflicto.           Por ello, lo “recomendable” para muchos mientras comen, es no hablar ni de religión ni de política, ya que ello genera conflictos.  Lamentablemente ahora ese pensamiento no solamente esta radicado a las horas del almuerzo, sino también a las del trabajo, en las relaciones con los vecinos, en los horarios de escuela para los estudiantes, y en fin, por una cuestión de “prudencia”, nosotros los que profesamos fe en Jesucristo, por miedo al rechazo, por temor al desprecio, por no querer pagar el precio de que nos lancen una carcajada (en el mejor de los casos) o un garabato a la cara, es que como dijo de Jesús (Mateo 5:15) escondemos nuestra luz bajo un Almud, hasta que se apague.
Que lastima, no entiendo como es posible que hayamos podido negar a Cristo de esa manera, y no tan solo así, por que debemos ser justos y reconocer de que no tan solo hemos fallado a Jesús cerrando nuestros labios y negándolo como nuestro Señor ante los hombres, sino también le hemos negado cuando nuestro mensaje es predicado tan solo a la mitad, ¡¡Si!! Lo hemos hecho ¿Pero cuándo? me dirá alguno, pues cuando solo le decimos a la gente que Jesús les quiere bendecir y no les explicamos que la más grande bendición es que Él nos quiere librar del lago de fuego, sin embargo, por miedo a que nos tilden de “fanáticos religiosos” preferimos tan solo mostrarle el lado “bonito” del mensaje del evangelio, dejando de lado esos “fundamentalismos religiosos” que nos hacen más parecer un talibán que un “cristiano moderno” y lleno de amor.
¿Cómo nos ha podido engañar el diablo de esa manera? Es increíble como le hemos dado lugar al enemigo tratando de maquillar nuestro cristianismo con racionalidades del mundo contemporáneo, para con eso parecernos más al mundo y no tener que pagar el precio del desprecio, ¿es que acaso Jesús no predicó más veces sobre el infierno que sobre el cielo? Entonces ¿con que moral nosotros predicamos más veces sobre el cielo que sobre el infierno? ¿Habremos recibido una Visión mayor que la Cristo? No estoy diciendo con esto que no debemos predicar sobre la esperanza que es Jesucristo, no estoy diciendo tampoco que debemos lapidar a la gente diciéndole que se irán al infierno si no se vuelven evangélicos, sino que no dejando de lado la bendición que es tener a Cristo en la vida, y los beneficios que implica vivir la vida desde la perspectiva cristiana, no deberíamos dejar de lado la gran verdad que está oculta detrás de los beneficios del evangelio, y es que por mucho que nos haga bien Dios en medio de nuestra existencia, el mayor de todos sus beneficios después de su amor, es que gracias a que uno (Cristo) decidió vivir 33 años en santidad plena para morir y resucitar por nosotros, y evitarnos con eso a todos los que creemos en su nombre, el ir eternamente al lago de fuego.         Y ¿Por qué predicar de esta verdad también? por qué ¿Qué sucede con una persona que está llena de beneficios, tiene dinero, salud, una buena familia y una buena “moral”? ¿Creerá esa persona que necesita a Jesús por sus beneficios? Pues claro que no, pero si además de los beneficios de Jesús predicásemos el resto de la verdad aludiendo a que quienes no se acerquen a Él se condenan asimismos a pasar una eternidad en el Lago de Fuego, ¿quizás no sería otra la reacción? Pues ¿Quién lo sabe? Al menos deberíamos no trozar el evangelio con el único interés de no ser rechazados por predicarlo completo.
Una de las cosas que nosotros los cristianos debemos aprender, es que Jesús jamás le temió al rechazo, Él estuvo dispuesto a pagar el precio del desprecio, el estuvo siempre llano a decir toda la verdad aunque aquello le costara la vida.         Tan solo analicemos la escritura ¿la intención de Jesús fue crear una mega iglesia y por ello tranzo en parte su mensaje? Pues claro que no, la objetividad de la biblia muestra como Jesús no tenia ningún tapujo en decir las cosas con el amor que se requiere, pero las cosas tal y como son, Él jamás anduvo buscando la manera de manipular el mensaje que el Padre le había dado, con tal de no ser rechazado por la gente, es así lo que ocurrió en el relato de Lucas 4:18 cuando el Señor da lectura al rollo del profeta Isaías, donde al terminar la lectura dice sobre Él mismo en el versículo 21… Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. Y al final de toda su exhortación, todos los que lo oyeron en la sinagoga se llenaron de ira; y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle. (Versículos 28 y 29).           Wow, que muestra compromiso con la verdad, es que no podía ser de otra forma, si Cristo mismo era la verdad.            Él estuvo dispuesto a poner en riesgo su vida y su reputación al ser tildado de hereje cuando asumió por primera vez en su vida que Él era el Mesías que relataba el profeta Isaías.
Este es tan solo uno de los tantos episodios donde Jesús no mostró ningún tapujo en decir la verdad, aunque ello le resultare incluso en el rechazo de la gente.          Esa es sin duda una de las cosas que más me agrada de Cristo, el hecho de darme cuenta en la objetividad de la biblia que Él jamás anduvo tras las masas, ya que si fuera así, su mensaje derechamente debería haber sido más populista, es así como relata el evangelio de Marcos donde dice que Él llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,  y tome su cruz, y sígame (8:34).             Claramente este no es el evangelio que hoy se predica en muchas iglesias, este no sería el discurso que motivaría a “recibir a Cristo” en una campaña evangelística de nuestros tiempos, pero sin duda alguna, aunque no sea un mensaje derechamente populista el que llamen a la gente a negarse a hacer su propia voluntad y que tomen la decisión que crucificar todo su ser diariamente en pos de ir detrás del maestro, es EL MENSAJE QUE CRISTO PREDICÓ, y si este es el mensaje que el Dios hecho hombre proclamó a los cuatro vientos aunque eso le costará que muchos de los que le seguían ya no lo hicieran, de todas maneras es EL VERDADERO MENSAJE DEL EVANGELIO, es que es imposible concebir la verdad de las buenas nuevas de una manera diferente, si así fuera seriamos llamados anatema por traer un evangelio que aunque más popular, no es el mensaje que predicó Cristo en la tierra.
Hermanos amados, los cristianos no estamos llamados a ser populares, es inconcebible pensar que desde el día en que nos convertimos al evangelio y por ende hijos de Dios y discípulos de Jesús, podamos creer que seremos amados por el mundo, cuando el mensaje que predicamos es un claro llamado al cambio de vida.
Jesús dijo, si lo hicieron con el árbol seco, así también harán con la rama seca (Lucas 23:31), y déjame recordarte que al árbol verde lo acusaron falsamente, lo condenaron por pecados que no cometió, lo torturaron hasta arrancarle toda la piel y dejar su cuerpo en carne viva, sin contar el dolor por las espinas enterradas en su frente, y terminó humilladamente clavado y desnudado sobre una cruz, eso paso con nuestro Maestro amado (todo por ti y por mi), y si eso le paso al precioso árbol verde, no puedes esperar que todo el mundo te ame por predicar la verdad.
Por otro lado, ese humillado y lastimado árbol verde, cuando todos habían pensado que se habían desecho de Él, sorpresivamente al tercer día resucito, venció a la muerte y hoy está sentado a la diestra del Padre, para su gloria.  Y para su gloria también, todos los que verdaderamente creemos en su nombre, los que le seguimos y amamos incondicionalmente, los que estamos dispuestos a pagar ese desagradable precio del desprecio, resucitaremos juntamente con Cristo (Efesios 2:6) y estaremos con Él para siempre ¡¡Aleluya!!
La única manera en que a ti y a mí no nos desprecien por causa del evangelio verdadero, es que tu y yo decidamos deliberadamente transar los principios del evangelio, en que estemos dispuestos a negar a Cristo, pero no necesariamente con nuestras palabras, sino con nuestros hechos y con nuestro silencio.           Distinto es esperar a predicar el evangelio correcto, en el momento correcto, a no predicar el evangelio o hacerlo predicando uno incompleto.    La verdad es una sola y oírla no cuesta nada, pero vivirla tiene un precio, el precio del desprecio del mundo que sin ningún miramiento crucificaría nuevamente a Cristo con tal de que no le prediquen de santidad y de un cambio de vida.
No le caerás bien a la gente cuando llegue el momento de demostrar que verdaderamente eres cristiano, que no fumaras ni beberás con ellos, que no mentiras como ellos, que no blasfemaras el nombre de Dios como ello, que no fornicaras ni física ni mentalmente junto a ellos y que estás dispuesto a cualquier cosa, incluso ir a la cruz cada día, con tal de seguir en pos de tu Maestro, hermanos a amados quien este dispuesto a hacer todo aquello y más por Cristo, puede disfrutar de la paz que sobrepasa todo entendimiento, por que el tal es digno de autoproclamarse cristiano.
La vida es un conjunto de decisiones que demarcaran nuestro destino, si decido seguir a Jesús debo tener en claro que lo difícil no será empezar la carrera diciendo y viviendo en la verdad, sino que lo difícil estará en mantenerme firme en los principios de la palabra de Dios aunque eso me cueste muy caro o incluso la vida y llegar hasta el final de la carrera habiendo cumplido con vivir santidad y fidelidad a Dios.          Siempre seré yo quien decida, negar a Cristo o la mitad del evangelio y que la gente me ame y que Jesús me niegue a mí, o seguir a Cristo fielmente hasta el final de mi vida aunque eso me cueste que cada persona de este planeta me mire con asco y desprecio, como cuando miraban a Jesús caminar hacia el gólgota, no importa, total lo que el mundo no sabe, es que el camino hacia la crucifixión no es para siempre, sino tan solo parte del proceso que me llevará hacia la vida eterna para estar juntamente con Dios.
Amado por el mundo y aborrecido por Dios, o aborrecido por el mundo y amado por el Señor, al final , solo eres tu el que decide.

Dios te bendiga,
Profeta de Dios.