30 nov 2010 |

Liderazgo ¿fracasado?

1ª Pedro 3:20 los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.

El liderazgo es, sin lugar a dudas, algo inherente en algunas personas, muchas veces vemos a niños pre-escolares con claros dotes de liderazgo, ellos son los que siempre “mandan” en los juegos, los que dirigen el equipo de futbol y a veces (por no decir regularmente) son los preferidos por las niñas, incluso aunque ellos muchas veces no se auto mencionen como quienes lideran cierta actividad, el resto de los niños ve en ellos un alito de seguridad (quizás paternal) que les hace allegarse a estos niños y ponerse bajo su liderazgo.             Quizás alguno discrepara conmigo respecto de esta “visión” de liderazgo innato en algunos niños, pero aunque queramos que todos los niños sean lideres, seria una mentira negar que siempre hay unos que destacan por sobre otros en las distintas áreas, y no estoy diciendo con esto que un niño que cuente con dotes de liderazgo sea necesariamente mejor que otro que no los tenga, sino que existen liderazgos que nacen con la persona, y que no por ello esa persona es superior al resto, sino que simplemente le toca ser participe de una área más preponderante que el resto.

Todo esto sin desmerecer a aquellos niños de más bajo perfil, que no buscan estar al frente de un grupo o que son más calladitos, ya que ellos son tan importantes dentro de un grupo como el mismo líder, ellos son los que ponen el contrapeso a la balanza, y sin lugar a dudas que en su licencioso vivir obtienen muchas veces más sabiduría que aquel vistoso y preponderante líder innato.

El liderazgo es algo necesario en la sociedad, por ello que Dios permite que nazca gente (hombres y mujeres) con esta intrínsica capacidad de dirigir, lo que no deja de lado aquellos que por distintas circunstancias han “tenido” que aprender a liderar algún grupo de personas.              Yo soy de los que cree que con el liderazgo “se nace”, pero que también “se hace”, y que de alguna forma el líder nato no solo debe usar su inscritica capacidad de liderar, sino que también debe aprender (hacerse) un líder completo, cosa que solo la sabiduría de la experiencia le puede entregar.
Por lo tanto el líder que “se hace”, ya sea por las distintas circunstancias que se convierte en líder, no es “peor” líder que aquel que es natamente líder, ya que este último para ser un gran líder debe pasar a su vez por el cedazo de la experiencia que formo al líder que “se hace”.

Sea cual sea la fuente del liderazgo de alguien, existe un objetivo en común que tiene todo líder, y es OBTENER ÉXITO EN LO QUE LIDERA, y es justamente en este objetivo que todo líder tiene en común, donde se producen las más grandes diferencias entre un liderazgo y otro ¿y por qué? Pues por que a pesar de que todo líder quiere llegar a la cúspide más alta del éxito, es la montaña que quiere subir la diferencia entre líder y líder.

Por ejemplo para algunos el éxito de su congregación es obtener una cierta cantidad de templos de su denominación en todo Chile, para otros es que su congregación obtengan la mayor capacidad de ingresos económicos posibles, para otros es que todos tengan un pleno y completo conocimiento teológico, para otros puede ser que a pesar de su ignorancia teológica puedan amarse los unos a los otros, en definitiva todo líder o pastor, tiene un objetivo en su ministerio, objetivo que imparte a su congregación y que anhela que se cumpla en toda su congregación plenamente.

Un líder sin un objetivo, aunque suene fuerte, no es un buen líder, por que ¿Qué clase de marido es el que no sabe si ama o no a su mujer? ¿O que clase de conductor de microbús lleva a sus pasajeros sin un destino predeterminado? O peor aún ¿Qué clase de pastor o líder que tiene almas a cargo, no sabe lo que Cristo quiere para él y el rebaño que se le encargó? Y no digo con esto que no existan momentos donde el pastor debe determinar con mayor claridad la visión que el Señor le da, y que para eso deba detenerse un momento y mirar hacia los montes sin avanzar y buscando el socorro, pues en ese momento el socorro vendrá del Señor que hizo los cielos y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.                De todas maneras un líder no puede pasar toda la vida buscando un objetivo, ya que Dios a pesar de su incalculable paciencia, nunca pierde su tiempo.

Ahora bien ¿es malo tener como objetivo expandir la iglesia en todo Chile, o querer que todos sean prosperados económicamente, o que todos aprendan teología o que sin teología querer que la iglesia se ame mutuamente? Claramente nada de ello es malo en si mismo, el problema ni siquiera radica en las buenas intenciones que cada líder tenga tras su objetivo, el asunto está en que piensa Dios respecto de los objetivos del liderazgo.

Nosotros tendemos a mirar el pastorado u otro ministerio de una manera mundanal, y el liderazgo mundano es en un ciento por ciento distinto a un liderazgo bíblico o cristiano, o al menos debería serlo así.                   Me he percatado de que esto es verdad por que nosotros, los cristianos contemporáneos, medimos el resultado del liderazgo en virtud de los logros materiales que este obtenga, es decir, como en el mundo una empresa fructífera es aquella que logra una gran cantidad de ventas de sus productos, y además abre nuevas sucursales en regiones, y que amplia considerablemente la cantidad de gente que trabaja en ella, entonces nosotros medimos desde ese parámetro el pastorado o liderazgo cristiano, y decimos lo siguiente: ¡¡wow, como esta bendecido ese pastor, su iglesia está llena, sus diezmos se incrementan y está cada años abriendo más iglesias a lo largo de todo el país, realmente ese pastor tiene LA BENDICIÓN DE DIOS!!     ¿Por qué decimos eso? Pues por que hemos sacado el modelo (o patrón) desde el mundo respecto del éxito del liderazgo.

Jesús dijo respecto de esto lo siguiente: …Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor Mateo 20:25-26  esto nos muestra como Jesús mira el liderazgo, el sabe que el mundo determina el “éxito” desde una perspectiva totalmente distinta a como la determina Dios, para el mundo el líder debe ser alguien que tenga total autoridad sobre sus siervos, y que además incremente ese mismo poder y ojala el territorio donde ejerce su poder, es decir, un gran líder es quien logra tener una gran cantidad de gente que le sirve, y un gran terreno donde ejercer su poder, sin embargo, para Cristo el mejor líder no es aquel que logra una cantidad de seguidores, ni obtiene más templos en su nación, sino aquel que es capaz de ser un siervo de Dios y del rebaño que el mismo Dios le otorgo para servir.

Creo que tenemos una visión errónea respecto del liderazgo, y lo demuestran los mismos comentarios que se dan dentro de nuestras iglesias, nosotros decimos: ¡¡Oh, cuanta gente hizo la oración de fe en aquella campaña!! ¡¡Cuantos templos y que sólidos son los de tal denominación!! ¡¡Como Dios usa a aquel pastor que más y más gente se congrega en su iglesia!!, pero creo que Cristo nos pregunta ¿pero cuanta de la gente que hizo la oración de fe, camina en la fe que agrada a Dios hoy día? O ¿en cuantos de esos templos soy yo el diseñador y quien gobierna esa denominación? O ¿Cuánta de esa gente que se congrega con tal pastor, va a la iglesia por que le predican lo que quiere oír y no la verdad del evangelio? ¡¡Que barbaridad!! ¿Cuántas de nuestras obras cuando sean pasadas por fuego se harán cenizas por causa de nuestra mala visión de liderazgo?

Un día Jesucristo dijo a sus discípulos y a quienes le seguían: …Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame (Marcos 8:34) cuando Cristo dijo esto, la cruz no era el símbolo del cristianismo, sino más bien un símbolo de tortura y sufrimiento, y con esto me puedo percatar de dos cosas:
1) que el cristianismo como Jesús quiere que lo vivamos no es un juego, sino una decisión de morir al yo diariamente, y
2) que Jesús no fue un predicador demagogo ni buscaba la mayor cantidad de seguidores que fuera posible.
Cristo vino a la tierra a mostrarnos el camino al Padre, a decirnos la verdad y regalarnos la verdadera vida, y en ninguno de estos elementos entra el pecado, la maldad o el mundo, por lo tanto el éxito de una iglesia y de un pastorado u otro ministerio jamás debe ser leudado por nada de esto.

Este mismo ejemplo lo siguió Noé, su ministerio para muchos no fue un éxito, y desde la perspectiva mundanal fue un perfecto fracaso.                Es tan fácil como calcular que de los miles de seres humanos que existían en el periodo de construyo el arca, solo subieron con él 7 personas a la nave, y el resto de la humanidad pereció bajo el agua.  ¡¡Que fracaso de ministerio!! Dirán algunos (y de hecho lo han dicho), ¡¡su predicación no tuvo éxito!! Dirán otros, pero no importando que diga uno, lo importante es que dice Dios al respecto.


Aquí radica todo el problema del liderazgo contemporáneo, es que hoy solo nos dejamos guiar por algunos preceptos bíblicos mezclados con nuestro sentir y nuestra personal manera de interpretarlos y luego de aquello sacamos una conclusión de cómo debiera ser nuestra manera de liderar y de cómo Dios puede bendecir nuestro ministerio.         Craso error, por que para aquel que es sabio en su propia opinión hay menos esperanza que para el necio (Proverbios 26:12), y el que se deja guiar por su propio corazón se engaña asimismo (Jeremías 17:9), sin embargo, el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre (1º Juan 2:17).Ahora bien, no estoy diciendo con esto que los ministerio que tienen miles de miembros son necesariamente ministerios guiados por el corazón de un hombre y no por el Espíritu Santo, si fuera así, no podríamos decir que los tres mil que se convirtieron en la primera predicación del Apóstol Pedro fueron parte de un ministerio establecido y 100% guiado por Dios, lo que estoy diciendo es que hoy nosotros no podemos medir el resultado del liderazgo cristiano desde la perspectiva mundanal, sino, por el fruto que Dios mismo produce en un ministerio.                 De esos tres mil que se convirtieron con la predica de Pedro, podemos decir que fueron fieles hasta el final, por que ellos sabían que para aceptar que Jesús era el Mesías debían renunciar a su Judaísmo, incluso renunciar a sus propias vidas.



Sin embargo, ¿Qué podemos decir de los miles que hoy se congregan en las megas iglesias? ¿Son cristianos que realmente están convertidos, que han dejado de practicar el pecado y han optado por la cruz y están dispuestos a ir hasta la muerte por Cristo? Los frutos se deben medir no por la cantidad, sino por la calidad, y si en un mega ministerio se congregan tres mil o más personas, pero ni un cuarto de ella realmente ira al cielo, entonces ese ministerio es UN FRACASO, desde la perspectiva de Dios, que es en definitiva la perspectiva que realmente importa.

El pobre Noé no logró convencer a nadie fuera de su familia, entro solamente él y los suyos junto a los animales una nave que ni siquiera estaba cerca del mar, en un mundo donde jamás había llovido, en una sociedad que no me cabe duda se burlaba de él, quizás él fue la mofa principal en medio de las bodas de aquel tiempo, lo más seguro es que su familia fue el hazme reír de los banquetes sociales, sin embargo, aunque llenos de humillación entraron al arca POR FE, cuando salieron de ella, ninguno de todos lo que blasfemaron de Dios estuvo allí después del aluvión, todos y cada uno de ellos pereció.

Aunque para muchos el ministerio de Noé fue fructífero, él solo hizo lo que Dios le pidió, y por haber obedecido en fe al Señor, pudo salvarse él, su familia, los animales y como consecuencia la raza humana, es decir, por la obediencia de uno, millones hoy pudimos haber nacido en este planeta.

Lo importante de las decisiones que un líder tome, no deben pasar por lo que la gente que lo siga quiere, no deben ser influenciadas tampoco por lo que su corazón le diga, ni necesariamente deben pasar por lo que circunstancialmente sea mejor para la mayoría, sino que sus decisiones deben rigurosamente pasar por si lo que se decide ES O NO LA VOLUNTAD DE DIOS.    

Los miles que Vivian contemporáneamente a Noé y su familia tomaron sus propias decisiones ¿era la voluntad de Dios que ellos se salvaran? Pues claro que si ¿entonces, fracaso Noé y Dios detrás de él por que solo la familia de Noé fue salva? o ¿Podríamos decir que Dios es un mal líder por que no pudo convencer a más de ocho personas antes del diluvio? Pues si los frutos de un liderazgo se miden por la cantidad de gente que se hace adepto de ese líder, Jesús en este mundo es un fracasado (lo digo retóricamente), ya que son muchos más los que no creen en Cristo, que los que si creen, entonces ¿Cómo medimos el éxito de un ministerio? Pues se mide en si ese líder o ministro en lo que hace, está haciendo la voluntad de Dios.

Jehová le dijo a Noé que construyera un Arca ¿lo hizo? SI, ¿la construyo a su manera? NO, la hizo a la manera de Dios, ¿Jehová le dijo que convenciera a sus contemporáneos? Claro que NO, sin embargo, el les predicó y cada uno tomo su decisión.           
En conclusión, si en tu ministerio estas oyendo la voz de Dios, la estas obedeciendo como él te dijo que la obedecieras, y así y todo la gente no se congrega, pues no te sientas fracasado ni uses de métodos mundanos para atraer a la gente, por que el liderazgo cristiano no se mide por la cantidad de personas que se congregan contigo, sino en como tú obedeces a cabalidad la voluntad de tu Señor, recuerda que es Él quien añade a los que han de ser salvos (Hechos 2:47), eso quiere decir que no importando los métodos evangelisticos que uses, o como persuadas a la hermandad para que se congregue, es Cristo quien finalmente añade los miembros a su cuerpo, como Él quiere y cuando Él quiere, esa responsabilidad no es nuestra.

Finalmente debemos comprender que nuestra visión de liderazgo debe cambiar, solo piensa que la iglesia primera no tenia templo, y Cristo jamás les ordeno construir uno, sin embargo, esa iglesia, perseguida, humillada, vituperada, asesinada es el vivo ejemplo de lo que Dios quiere para cada uno de nosotros como el cuerpo de Cristo.

No existe en la historia de la humanidad una iglesia más radiante y más santa que la iglesia primitiva, y sin embargo, el único gran merito de sus lideres fue que cada uno de ellos no busco llenar de prosélitos sus templos, sino, el hacer estrictamente solo la voluntad de Dios.

Un liderazgo con éxito, no es aquel que logra (necesariamente) más adherentes, sino aquel que aunque no los logre, hace exactamente lo que su Señor le mandó.

Dios te bendiga,



Profeta de Dios.