10 feb 2014 |

¡¡No me Juzgues!!





No juzguéis, para que no seáis juzgados. (Mateo 7:1)

Cuando leemos este versículo, regularmente tenemos la impresión de que jamás debemos emitir ninguna opinión negativa de alguien o de alguna actitud, y si ese “alguien” ostenta un cargo de eminencia, a esa prohibición de “emitir juicio” le agregamos “el no tocar al ungido del Señor” porque si osamos hacerlo, entonces recibiremos juicio del cielo.
No quiero que me mal entiendan, yo creo en lo que dice la escritura respecto de los que están por eminencia, la misma escritura me insta a imitar la fe de mis pastores, creo en la sujeción porque Dios la estableció, y creo fervorosamente que quien siempre insta a transgredir el principio de sujeción y motiva la división es un instrumento del diablo, pero, aun sabiendo y viviendo bajo los principios de la escritura, no puedo dejar de lado la otra parte del consejo de Dios, que mi mayor fidelidad es con Dios, no con un hombre ni con una organización, y mi compromiso es con la verdad y la escritura, antes que con el resto.

Es verdad que Jesús dijo “No juzguéis”, el asunto es que muchas veces y muchas personas han MAL USADO este versículo, manipulándolo para que el resto no le diga absolutamente nada, mientras peca y peca ¿y por qué no se le puede decir nada? Pues porque NO DEBEMOS JUZGAR.

La verdad es que cuando Jesús dijo “No juzguéis” jamás lo dijo con la finalidad de que NUNCA EMITAMOS nuestra opinión respecto de las obras de otros, si fuera así ¿por qué el mismo Jesús dijo? ¡¡Por sus frutos los conoceréis, no puede brotar un buen fruto de un mal árbol, ni uno malo de un buen árbol, por lo tanto POR SUS FRUTOS LOS CONOCEREIS!! En buen castellano eso sería algo así como ¡¡no se dejen llevar por las simples apariencias, juzguen a los hombres, no por lo que “dicen”, sino por lo que hacen, por sus obras, y así sabrán si ese hombre es un buen hombre o un mal hombre!!

Cuando voy a comprar una manzana, no llegó y compro cualquiera, primero me acerco, me fijo en su color, la toco para saber si tiene en alguna parte oculta un trozo podrido, la huelo y cuando HE JUZGADO si la manzana está en condiciones de digerirla, entonces doy el precio por ella.  Si hacemos esto en cosas tan básicas como “comprar un fruto” ¿no deberíamos también usar el mismo sentido común para discernir el resto de las cosas? ESO SE LLAMA JUZGAR.

Jesús dijo “No juzguéis” pero  no lo dijo para que nunca juzgáramos nada, pensar así es ridículo, porque si fuera así entonces como cristianos jamás debiéramos juzgar al ladrón que nos robo la casa, o al degenerado que violo a una niña, o al estafador que se quedo con el dinero de nuestro pago, y aún Jesús mismo no hubiera dicho: ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; POR ESTO RECIBIÉIS MAYOR CONDENACIÓN. (Mateo 23:14).     Alguno podrá pensar aquí ¡¡bueno, él es Jesús, el podría condenar a cualquiera!! Pues, el mismo Jesús dijo respecto de su propio juicio: Vosotros juzgáis según la carne; YO NO JUZGO A NADIE (Juan 8:15).    ¿Pero cómo? ¿No era que Jesús no juzgaba a nadie, y luego dice a los fariseos que recibirán mayor condenación? Pues por que cuando Jesús nos invita a “NO JUZGAR” no está diciendo que desechemos el sentido común y dejemos que todo el mundo haga o deshaga, mientras SU IGLESIA guarda silencio ante la injusticia, sino más bien que cuando juzguemos la maldad y condenemos toda injusticia, NO DESECHEMOS LA GRACIA PERDONADORA DE CRISTO.

En otra ocasión Jesús dijo: No juzguéis según las apariencias, sino JUZGAD CON JUSTO JUICIO. (Juan 7:24) lo que quiere decir que DEBEMOS EMITIR JUICIO, pero no según las apariencias, no según nuestros caprichos, no según nuestro animo banal, sino con JUSTICIA, teniendo siempre presente que cada uno de nosotros hemos sido pecadores, que cada uno de nosotros no sería salvo a no ser por LA GRACIA de Jesucristo.

Todos hemos sido pecadores, todos necesitamos la intervención divina para alcanzar la vida eterna, y desde esa perspectiva, nadie es digno de juzgar sino solo Dios.         Pero está parte de la verdad, no niega la otra parte, Jesús dijo respecto de aquel que miraba la paja en el ojo ajeno: ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. (Mateo 7:5) esto me hace pensar ¿Qué pasaría si el hipócrita dejara de serlo, y se quitara la viga que le impide ver su propia maldad? Pues, dejaría de ser un hipócrita, al ver su maldad se humillaría a pedir redención, y luego de su restauración, AHORA SI PODRIA DECIRLE A SU HERMANO ¡¡Mira, tienes una paja en tu ojo!!.         

El Apóstol Pablo dijo a los Corintios: ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida? (1° Corintios 6:3) nosotros no solo PODEMOS juzgar, sino que DEBEMOS HACERLO, porque de lo contrario ¿Cómo un mundo corrupto podrá determinar que es bueno o malo en la vida? Jesús dijo que la iglesia es la SAL DE LA TIERRA, y entre sus otros beneficios, la sal sirve para PRESERVAR las cosas de su corrupción, pero “si la sal se vuelve insípida, ya no sirve más”, o sea, si la iglesia a través de juzgar las cosas, ya no diferencia entre lo bueno y lo malo ¿para qué está la iglesia?.     
 
Solo piensen un momento, el hombre nace perverso y sin valores, por ende, el estandarte de la verdad, la columna moral del mundo, la luz que debe iluminar con el ejemplo, ES Y SERÁ POR SIEMPRE LA IGLESIA.      Entendiendo esto ¿si la iglesia no juzga entre lo bueno y lo malo? ¿Quién lo hará?.    Si la iglesia pierde LA CAPACIDAD MORAL para juzgar, entonces YA NO TIENEN NINGUN SENTIDO PARA QUE EXISTA. Si algo pierde su razón de ser, ya no sirve para nada.

En resumidas cuentas, si yo no tengo la capacidad moral para decirle a otro que vive en pecado, que si no endereza su caminar no irá al cielo, entonces, lo mejor que puedo hacer es guardar silencio y arreglar mi propia vida antes de decirle a otro lo que es bueno.    Pero, si yo he permitido que Jesús ordene mi vida, me he alejado de los malos caminos, he decidido tomar el desafío de vivir en santidad y guardar los mandamientos del Señor, entonces estoy capacitado para discernir entre lo que es bueno y malo, no solo para mí, sino también para el resto de mi alrededor.  
Eso es lo que Dios quiere, que haya un pueblo con moral para decir las cosas como son, si alguien a pecado, tiene dos alternativas, la primera es que SE ARREPIENTA y habiendo cambiado de actitud acceda a la Gracia de Dios (como la mayoría de nosotros), y la segunda es que siga en su necedad y muera en su pecado.  ESO SE LLAMA JUZGAR.

Finalmente decir, que es una desgracia ver la falta de moral que hay entre los evangélicos hoy en día, muchos hablan del amor de Jesús, pero no están dispuestos a despojarse de nada (tiempo, dinero, bienes) para demostrar ese amor, otros son adúlteros, fornicarios, mentirosos, irresponsables, ladrones y maliciosos, por ende, les conviene citar fuera de contexto la frase de Jesús “NO JUZGUEIS” porque “Todos somos pecadores”.  Todos hemos pecado, pero la escritura dice “el que practica el pecado, ES DEL DIABLO” (1° Juan 3:8) y “el que es nacido de Dios, NO PRACTICA EL PECADO” (1° Juan 3.9).  Por ende, la gran desgracia que hoy plaga a la mayoría de las iglesias evangélicas de este mundo, es que como se “practica el pecado” más que alejarse de él, justificamos nuestra maldad citando la biblia fuera de contexto, inmoralidad que finalmente acarrea una gran falta de poder para determinar qué es lo bueno y lo malo.

SI podemos JUZGAR, y debemos JUZGAR, por que si la iglesia no le llama pecado al pecado ¿Quién lo hará?.

Dios te bendiga,

Profeta de Dios