18 feb 2010 |

Decidiendo perdonar


Romanos 12:19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios, porque escrito está: "Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor".

Una de las cosas que los fariseos siempre le criticaron a Cristo, es que el decía, “tus pecados te son perdonados”, la critica provenía de una gran verdad, de que solo Dios solo el tiene la autoridad y el poder para perdonar pecados.
Los fariseos decían la verdad, pero no la estaban enfocando de la manera correcta, ya que es cierto de que solo Dios puede perdonar pecados, pero lo que no lograban ver por la nebulosa religiosa que les negaba la visión, era de que Jesús era, es y siempre será Dios, por lo tanto el podía y puede perdonar nuestros pecados.

La venganza es lo contrario al perdón, el responder ante una amenaza o acusación esta intrínsicamente adherido a las reacciones básicas del hombre caído, el sentimiento de querer dañar con lo mismo o con al peor a quien nos ha dañado es la respuesta natural del corazón que se encuentra lejos de Dios. Todos queremos que se haga justicia cuando se ha dañado a un inocente, y eso esta bien, todos queremos que un violador pague por su maldad, que un ladrón sea encarcelado por su robo, que un padre abusivo con su hijos pequeños o un esposo golpeador, sea severamente castigado por la ley por su delito, todo esto esta bien desde cierto punto de vista, el sentimiento de buscar que se haga lo justo o que se le de el pago justo a quien delinquió o cometió algún tipo de injusticia es lógico y totalmente razonable, y es hasta bíblico, Dios nos llama a cuando juzguemos a alguien lo hagamos con justo juicio, es decir, que en todo seamos muy equitativos en nuestros actos, que si vamos a hacer algo, la cosa que sea, seamos justos en hacerlo bien y como si fuera para el Señor.

Ahora bien, ¿es valido sentir ganas de vengarme? Más que valido, es una reacción natural e innata del ser humano, pero, aunque a nuestros limitados cerebros humanos nos parezca justo el vengarnos por el daño que nos hicieron, NO DEBEMOS EJECUTAR LA VENGANZA. Pero ¿Por qué no debemos vengarnos, si alguien nos daño, por que no podemos buscar que ese alguien pague por lo que hizo? La respuesta no te va a gustar, pero es simple, POR QUE DIOS DIJO QUE LA VENGANZA NO ES TUYA, SINO DE ÉL, esto quiere decir, que aunque sientas una rabia insuperable y quieras ver a tu enemigo humillado suplicándote misericordia, TU Y YO ESTAMOS BAJO MANDATO DE DIOS DE PERDONAR.
¿Pero y si ese tal me oprimió abusando de su poder? ¿Y si fue injusto conmigo y me robo?, ¿y si me humillo como a un animal, aún así debo dejar pasar el oprobio? Pues claramente si.

El mundo tiene un concepto claro respecto a esto, y es ¡¡el que me la hace, me la paga!!, ¡¡de malo a malo y medio!!, ósea, VENGANZA, y de esa manera el diablo manipula hechos para que los hombres dañemos injustamente a alguien y ese alguien busque dañarnos el doble, y así el circulo vicioso se agranda cada vez más y de generación en generación, y sin que el diablo mueva un dedo, las sociedades llenas de sed de venganza hacen las obras del diablo, y se destruyen mutuamente. Esto es una verdad innegable, de hecho el pueblo “Guarini” estuvo al borde de la extinción por causa de las interminables venganzas que duraron décadas, donde casi llegan al exterminio por causa de que no conocían el perdón. Esto solo recalca lo que acabo de decir, el diablo crea una riña entre un hombre y otro, uno mata al otro y comienza el ciclo de venganzas interminables, y los hombres se van destruyendo mutuamente mientras el diablo se toma un café mirando el espectáculo.

Así hacemos nosotros cuando tomamos la venganza en nuestras manos, nos llenamos el corazón de ira y odio, y craneamos en nuestras sucias mentes como hacer caer a nuestro enemigo, ejecutamos planes maquiavélicos con el fin de que aquel que nos daño, pague caro lo que hizo y mientras tanto el diablo mira por su vitrina y apunta con el dedo a los hombres diciéndole al Padre, ¡¡esos son los hijitos de Dios, esos son por los cuales tu hijo Jesucristo murió!! Que vergüenza, los hijos de Dios, los cristianos, piensan toda la semana como vengarse de su ofensor y el domingo junto con su ropa recién lavada se ponen su manto de hipocresía para ir a la iglesia y mostrar una cara de piedad, mientras que con nuestros actos negamos su eficacia.

La venganza es un terreno que no debemos pisar, pero podemos hacerlo, pero hacer eso es pecado, es pisar el terreno que solo a Dios le corresponde pisar, la palabra dice "Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor". Eso quiere decir lo siguiente: YO SOY DIOS, YO EJECUTARE LA VENGANZA, TU NO TE METAS EN ESTO, sin embargo nosotros, que nos creemos más sabios que Dios, sin palabras, pero con nuestros actos le decimos a Dios: NO ME IMPORTA QUE TU DIGAS QUE TE VENGARAZ POR MI, YO QUIERO VENGARME, YO LE DARE EL PAGO A MI ENEMIGO, YO LO HUMILLARE Y LO VERE ARRASTRARSE ANTE MI.

El llamado que Cristo hizo a sus hijos, no al mundo, no a aquellos que no conocen al Señor, no a quienes no son cristianos, sino a los que se autoproclaman la iglesia de Jesucristo es: "Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que os ultrajan y os persiguen. (Mateo 5:44)”, “Perdonad y seréis perdonados (Lucas 6:37)”, “Bendecid a los que os persiguen; bendecid y no maldigáis.. (Romanos 12:14) Los hijos de Dios somos llamados a amar y no a odiar, a perdonar y no a buscar venganza, somos llamados a bendecir y no a maldecir, todo esto aunque nos cueste, aunque nos duela, aunque nos sintamos humillados, frustrados, impotentes, por amor y obediencia al que llamamos Señor, debemos hacerlo.

Cuando Dios nos llama a no tomar venganza por nuestras propias manos, nos esta haciendo un bien, por que aquel que odia y/o no perdona, esta atado al rencor, y sepan todos que es mucho más difícil perdonar que odiar, que es mucho más complicado soltar el perdón que dejar que la raíz de amargura crezca en nuestro corazón, es de valientes bendecir a aquel que nos ha humillado hasta lo más bajo que desearle las maldiciones más grandes que pudieran salir de nuestra boca, y si mal no recuerdo, ese tipo de valentía es el que se necesita para arrebatar el reino de los Cielos. Un golpe con otro golpe lo responde cualquiera, pero perdonar en medio de la humillación solo lo hace Cristo, y aquellos cristianos que tiene el carácter de Cristo en sus corazones.

Dios nos quiere hacer más a la imagen de su hijo cada día, y la venganza a pesar de que en si no es un pecado, por que Dios no puede pecar y el se vengara de sus enemigos y de los míos.
Dios dice, “Mía es la venganza”, si yo me entrometo en castigar a alguien por el daño que me hizo, estoy pecando, por que así como el terreno de la salvación es de exclusividad de Cristo y de ningún otro hombre (salvos por gracia efesios 2:8) así también el terreno de la venganza es de exclusividad del Dios todopoderoso, y así como nadie puede ser salvos por las obras, así tampoco nadie debe vengarse por si mismo, sino dejar la venganza en las manos de aquel que puede y quiere vengarse por ti.

¿Esto quiere decir que si a mi esposa, hermana, hija o madre la humillan yo no puedo vengarlas? Pues si un ser querido para nosotros es humillado, nosotros podemos (y en algunas ocasiones debemos) poner las cosas en orden.
El mandato de poner la otra mejilla corresponde a nuestra propia mejilla, pero así como estamos llamados a la humildad y al perdón, los varones también estamos llamados a amar y proteger a nuestras mujeres como Cristo amo a la iglesia, y si Cristo fue capaz de morir por darle salvación a su novia, de esa misma manera nosotros debemos defender a nuestras mujeres y familias aún de nosotros mismos y de nuestro propio mal proceder.

Dios nos quiere evitar un gran problema, y quiere que despojándonos de esta naturaleza pecaminosa, busquemos y anhelemos ser como Cristo, para lograr agradar a Dios el Padre. Debemos crucificar todo nuestro yo en la cruz que debemos tomar cada día, y dentro de ese yo, crucificar el deseo y la sed de venganza y cambiarla por el amor y la Paz de Cristo en nuestros corazones. No nos creamos más sabios que Dios, el mismo nos dice en su palabra, que no seamos sabios en nuestra propia opinión (Romanos 12:16), si Dios dice que dejemos la venganza en sus manos, pues ¿Quién eres tu, un simple mortal, para cuestionar la sabiduría del único y eterno Dios?.

Aunque el mundo se vengue, tu no debes vengarte, aunque el mundo y tu corazón carnal te digan a gritos que eres estúpido por no responder con un golpe, debes ser mejor que eso y perdonar, recordar que el verdadero valiente no es aquel que al primer latigazo responde, sino aquel que colgando en la cruz es capaz de decir, “te perdono, y le pido al Padre que te perdone, por que no sabes lo que haces”.

Toda herida sana más rápido, cuando es empapada con el suave y oloroso aceite del perdón… perdona, y en la tierra serás llamado necio, pero no olvides que en el cielo, el eterno Dios tiene un precioso galardón esperando por ti.

Dios te bendiga,

Profeta de Dios.