19 jun 2010 |

¿Dónde está nuestro tesoro?



Mateo 6:19 "No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho destruyen, y donde ladrones entran y hurtan; 20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho destruyen, y donde ladrones no entran ni hurtan, 21 porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.


Todos los seres humanos buscan el éxito en este mundo, y sin duda alguna mucho de estos sueños y anhelos son totalmente validos, como por ejemplo es el correcto sentir de una madre que sus hijos tengan estudios universitarios y logren un futuro económico estable, como también es correcto que un padre quiera que su hija se case con un hombre que cuente con un buen porvenir económico, que le pueda dar la comodidad que el como padre se esforzó por darle a su hija, es un precioso anhelo el querer ver a los hijos triunfar en la vida, con un buen trabajo, con un buen auto, con una hermosa familia, y sin lugar a dudas también Dios quiere con todo su corazón, prosperar en todo sentido a la humanidad, aunque desgraciadamente muchas veces la humanidad rechace la idea que Dios tiene respecto a la prosperidad.

Antiguamente en Chile, se predicaba un evangelio de pobreza, un evangelio donde mientras más pobre eras, más cristiano eras, mientras en más miseria vivías, más santo te volvías, ¿Por qué? Pues por que ningún rico entrara en el Reino de los cielos, entonces si los ricos no estarán con Dios en el cielo, son los pobres que por causa de su miseria lograran entrar en el Reino celestial. Este es un concepto nada menos que errado respecto del evangelio, ya que no por la condición socioeconómica en la que viva la gente, se asegura la estadía en el Reino de los cielos, eso es tan errado como creer que podemos comprar la entrada a este maravilloso reino, ya que no debemos olvidar que ninguna obra o merito nos puede impulsar para entrar al paraíso, solo la sangre de Cristo nos da la entrada en el reino celestial.

Por causa de estos extremos del evangelio, que llevaba a las personas a vivir pobremente, surgió casi como una salvación, otro extremo del evangelio, uno de riqueza y éxito, que propone que mientras menos problemas económicos tengas, más cerca te encuentras de Dios, mientras más exitoso seas, más agradado esta el Señor de ti, mientras más riqueza y bienes terrenales poseas, mejor es tu comunión con Dios, en definitiva, según este evangelio, el cristiano que es monetariamente prosperado, ese es el cristiano consagrado. Suena gracioso pensar que haya gente que crea esto, pero lamentablemente son millones los que siguen y creen a ojos cerrados al movimiento de la prosperidad, y que si no dejan de adorar al dios dinero, no podrán entrar al precioso Reino que Dios tiene preparado para los que le aman.

Es así como hoy los cristianos que en un comienzo nacieron por amor y amando a Dios, en el camino por causa de corrientes ignorante de la palabra, se han encaminado en senderos equivocados como el de pensar que Dios no quiere que seas un estudiante universitario, o por el contrario pensar que Dios solo quiere que tu seas muy exitoso, cuando en realidad, Dios anhela que tu seas prosperado en todo, pero así como prospera tu alma, es decir, el Señor quiere un pueblo que contenga en si una calidad integra de vida espiritual, una vida de pureza y santidad, y que el equivalente de esa vida integra y que glorifica al Señor, sea una vida (si es que Dios lo estima conveniente así) de prosperidad económica. El creer que Dios quiere que vivamos un evangelio miserable, o un evangelio de prosperidad, es una de las mentiras más grandes de santanas, por que el Señor no murió en la cruz para que fuésemos ricos o pobres, el murió en la cruz para darnos vida eterna, no importando nuestro status social, ya que seamos ricos o pobres, miserables somos en nuestra vida espiritual, mientras la sangre del cordero de Dios no quita la mancha del pecado que hay en nosotros.

Dios nos salvo de la muerte eterna, del tormento que deberíamos haber padecido por causa de nuestra maldad, el nos entrego el regalo de la vida eterna que habíamos perdido en el edén, y según la escritura, el nos quiere sentar junto con él, en lugares celestiales. Es maravilloso comprender que Dios anhela nuestro bienestar, espiritual y económico, el a prometido que nunca nos desamparara y que nuestra simiente jamás mendigara pan, es decir, que tendremos lo suficiente para vivir, y en muchos casos, muchos de nosotros, tenemos mucho más que lo suficiente para vivir ¡¡Gracias Señor por tu fidelidad!!


Ahora bien, me he percatado que gracias a Dios la mayoría de los cristianos (al menos los que yo conozco) no tienen en su mente el complejo de que estudiar en la universidad sea pecaminoso, o que el hecho de tener un buen trabajo sea malo, en definitiva no se sienten mal por que Dios les haya bendecido con estabilidad económica, y eso esta bien, Dios quiere darnos el sustento diario y más aún si es posible, pero también me he percatado que si bien muchos de estos cristianos no están de acuerdo con el nefasto “movimiento de la prosperidad”, de alguna u otra forma no reniegan en contra de los beneficios de este, y no por que sean cristianos apostatas, o por que piensen que pactar dinero este bien, sino por que el concepto que estos movimientos usan para atraer a los ilusos hacia la adoración al dinero, de alguna forma se les ha metido en el corazón, quizás por que dentro del corazón del hombre, hay una parte que anhela lo que el dinero puede comprar, y no lo que necesariamente Dios quiera adquirir para nosotros.

La mejor manera en que podemos saber donde esta el tesoro de una persona, es saber donde tiene el corazón, y la manera de saber donde tiene el corazón, es escuchar lo que recurrentemente habla esa persona, es así como veo jóvenes cristianos universitarios que de lo único que hablan es de sus ramos, unos me dirán ¡¡pero es obvio, deben estudiar!! Claro que si, DEBEN estudiar, pero estoy completamente seguro que antes de que comenzaran con su DEBER de estudiar, no era Dios quien abundaba en los labios de ese estudiante, es así como también estoy seguro que cuando ese estudiante salga de su carrera, sus labios estarán llenos del DEBER de trabajar, y cuando se case, sus labios estarán llenos del DEBER matrimonial, y cuando tenga hijos, sus labios se llenarán del DEBER para con los hijos, pero desgraciadamente (lo digo con pena) cuando en los estudios, en el trabajo, en el matrimonio, o cuando con los hijos le vaya mal, entonces sus labios se llenaran de lo que Dios quería que siempre estuviesen llenos, DE DIOS.

Veo como la prosperidad espiritual los cristianos no la toman en cuenta, veo como cuando alguien es transformado por el Señor, cambiado a un nuevo hombre, mudado en su vida a una vida espiritual prospera, la gente cristiana solo dice, ¡¡mira que bonito, como Dios lo transformo!! pero cuando vemos a un “cristiano” comprarse un auto nuevo, un departamento, una casa espectacular, cuando sabemos que viajara fuera del país, cuando vemos que económica y/o académicamente le esta yendo de maravilla, ahí nuestros labios no dicen solamente ¡¡mira que bonito como Dios lo prospero!!, allí nuestro labios dicen ¡¡Que Genial, me encantaría tener esa casa, ese auto, me encantaría viajar y tener esa cantidad de dinero¡¡ pero cuando Dios prospera espiritualmente al hombre, nuestra miserable y mundanal mente y corazón, solo dice ¡¡que bonito como Dios cambia la vida!! cuando en realidad de nuestros labios debería salir un ¡¡Dios mío, me encantaría tener la espiritualidad, la santidad, el amor por ti de aquel hermano, me fascinaría poder entregarme a ti tanto como aquel, daría cualquier cosa por ser como aquel o aquella que te aman mucho más que a sus propias vidas!!... que el Señor nos perdone por menospreciar lo que él hace con el hombre y valorar mucho más lo que el dinero puede hacer con el hombre.

Muchos cristianos hoy son muy buenas personas, tienen un buen corazón (creo), regalan libros cristianos, trabajan en el discipulado, se congregan y no dicen groserías, pero lamentablemente se conforman con eso y nada más, ¿y por qué? Pues por que no pueden alcanzar más para Dios que tan solo llegar a ser buenas personas, ¿y por que no pueden alcanzar nada más? Por que el resto del tiempo que podrían invertir en adquirir de parte de Dios una vida espiritual mayor, lo “tienen que” dedicar a trabajar, buscado beneficios para el futuro de sus hijos o el propio, es decir, muchos cristianos para los cuales Dios tiene un futuro de gloria en su prosperidad atesorando riquezas en los cielos, no tienen el tiempo suficiente para Dios, por que ellos están preocupados de su propia prosperidad y a su manera buscando atesorar riquezas en la tierra.

Es triste darse cuenta donde esta el corazón de las personas, no de las mundanas, sino de las cristianas, y no digo con esto que ser profesional sea malo, pero estoy seguro que muchos de los cristianos universitarios de hoy, nunca le preguntaron a Dios si él tenia en su corazón que ellos estudiasen esa carrera en especifico, sino que estaba en el corazón de ellos mismos, era un sueño que quizás tenían desde niño, quizás era un anhelo impuesto por sus padres, pero ¿por el hecho de ser un buen sueño, era necesariamente la voluntad de Dios? Me caben muchas dudas al respecto. Insisto que es triste darse cuenta de cómo los cristianos contemporáneos valoran el bienestar económico, la estabilidad, el sustento y la prosperidad material, por sobre el bienestar espiritual y la prosperidad eternal. Valoramos y admiramos con codicia al que se saco el Kino, envidiamos los cientos de millones que ese “afortunado hombre” se ganó, pero ni siquiera nos preguntamos como viven esos miles de misioneros que se entregaron con todo su ser a la obra de Dios, y que muchos padecen enfermedades que no tendrían por que padecer, pero que por amor a Dios y a las almas perdidas, se entregan con todo su corazón a predicarles a los que de otra forma nunca serian salvos, de ellos ni siquiera nos acordamos en nuestras oraciones al comer, en nuestra cómoda casa, con abundante comida que fuimos a comprar al cómodo supermercado, y que pagamos con la prosperidad que supuestamente Dios nos dio, a ellos no los admiramos de la misma manera como admiramos y anhelamos los millones del “afortunado” ganador del Kino, sin importarnos siquiera que con millones y todo, sin Cristo va camino al infierno.

Somos miserables, si lo somos, por que de la abundancia del corazón habla la boca, y sin embargo, los que nos decimos hijos de Dios, hablamos miles de palabras al día, y estoy seguro que ni el diezmo de esas palabras son para glorificar a Dios. Me da pena ver como en nuestras conversaciones es glorificado el dinero, y las metas que con el se pueden lograr, me da asco pensar en que nos llamados cristianos, y en nuestra boca abunda la mundanalidad, siento miseria en mi ser con el solo hecho de pensar que Jesucristo pago tan alto el precio por nosotros, y nosotros nos ponemos contentos cuando una buena persona adquiere un bien terrenal, pero nos somos capaces de insistirles que irán directo al infierno aunque sean buenas personas.
Somos malos cristianos, todos aquellos en que sus labios abunda la mundanalidad, los logros personales, las metas, el trabajo, la familia y el dinero, somos malos cristianos, por que es allí donde esta nuestro tesoro, en las cosas de esta tierra, en las dadivas y no en el dador.

Les insisto que la finalidad de los cristianos no es buenas personas, sino el llegar a ser como Cristo, y sabiendo esto, ¿Cuántos de nosotros nos esforzamos día a día para no ser tan solo buenas personas, sino realmente a morir a nuestros sueños y deseos y llegar a ser como Cristo? Una verdad sabia sin vivirla, es como vivir una mentira, por que nada nos vale decir ¡¡Yo soy cristian(a)!! Si en nuestros labios reinan los triunfos terrenales y no los tesoros en los cielos.

¿Cómo podremos llegar un día a ser como la iglesia primera, que se despojó de todo lo mundano por ganar a Cristo, si nosotros nos despojamos de todo lo verdaderamente cristiano por ganar lo del mundo? Insisto, somos miseria, nos engañamos a nosotros mismos conformándonos con el glorioso culto del domingo, pero vivimos como mundanos el resto de la semana, y lo digo con autoridad, o acaso ¿no nos reímos con las groserías mundanas, no nos vestimos a la moda como los mundanos, no nos preocupa cumplir las metas que el mundo nos propone?
Entiéndanme lo que digo, buscar ser mejores secularmente no es algo malo en si, solo insisto que piensen un momento ¿ES ESA LA VOLUNTAD DE NUESTRO DIOS? No nos sigamos engañando, en nuestros labios no abunda la palabra de Dios, tememos decirle al mundo ¡¡eso es pecado!! ¡¡Eso no le agrada al Señor!! ¿Y por que no le decimos al mundo la verdad? Pues por que desgraciadamente aún en nuestras vidas hay cosas mundanas que nos gustan tanto que hemos transado un porcentaje de nuestra santidad con ellas con tal de seguir disfrutándolas, de no ser así, tendríamos la moral para decirle al mundo que tal y tal cosa desagradan a Dios.

De la abundancia del corazón habla la boca, del tesoro del corazón es lo que expresan nuestros labios, así hay cristianos que no hacen otra cosa que hablar de los hijos, del trabajo, de la polola o el pololo, de la carrera, de la casa, o de los sueños y los anhelos, pero son contados con los dedos de la mano izquierda los que yo conozco que no hablan otra cosa que solo del Señor, y que la vida para ellos se vuelve un detalle, y Cristo el centro.
¿HASTA CUANDO VIVIREMOS ASÍ, DANDOLE EL RESTO AL SEÑOR Y A SU OBRA, Y LO PRIMORDIAL A LOS SUEÑOS, METAS, TRABAJOS Y FAMILIAS? ¡¡acaso el Señor no se merece todo de nosotros!!

Efesios dice que no somos salvos por la buenas obras, pero si somos salvos para buenas obras que Dios preparo de ante mano para que anduviésemos en ellas (efesios 2:10) ¿sabes tu cuales son esas buenas obras? ¿Te has puesto a pensar si andas en esas buenas obras? Esas buenas obras, el propósito de que Dios nos trazo de ante mano para que nosotros anduviésemos en el, son las mismas obras justas que visten a la novia (iglesia) en Apocalipsis 19:8, y déjame aclararte que estas obras justas no son el ayudar a cruzar a la abuelita hacia la otra esquina, es por eso que no basta tan solo con ser buena persona, por que muchas buenas personas se han ido al infierno con todas sus buenas obras, ya que las obras a las que se refiere este versículo son la santidad, la búsqueda continua de Dios, el madurar espiritualmente y finalmente el llegar a la Altura del Varón perfecto, es decir, llegar a ser como Cristo, y eso deja muy por debajo el tan solo ser buena persona. ¿Cuántas riquezas tienes tú en el reino de los cielos? Pues piénsalo, aquí quizás te va bien económicamente y bendigo al Señor por eso, pero si en tus labios abunda solo lo que esta tierra te puede dar y no el Señor, pues no esperes nada bueno en los cielos para ti, por que tu tesoro no esta haya, sino aquí, junto a tu familia, tus logros y tus metas personales.

Dios es un Dios que nunca cambia, el no muta con el tiempo, somos nosotros los que debemos ir cambiando de tiempo en tiempo para que un día lleguemos a ser como él, piénsalo un momento ¿has cambiado desde que te “entregaste” a Cristo, o sigues siendo el mismo? Puedes averiguarlo escuchando lo que dicen tus labios, si en tu boca reina tu trabajo, tu familia o tu departamento, sigues siendo como un mundano, mas si reina el Señor y su palabra, entonces también en tu corazón Reina el Dios de tu salvación.

¿Eres un mendigo o un millonario en el Reino de los cielos?

Dios te bendiga,

Profeta de Dios.