23 jul 2010 |

EL HOLOCAUSTO DE NUESTROS SUEÑOS


Génesis 22:1 Aconteció después de estas cosas, que Dios probó a Abraham. Le dijo:
--Abraham. Este respondió: --Aquí estoy. 2 Y Dios le dijo: --Toma ahora a tu hijo, tú único, Isaac, a quien amas, vete a tierra de Moriah y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.


La historia de Abraham con su hijo Isaac, son uno de los ejemplos más claros sobre el nacimiento, la vida y el sacrificio de Jesucristo. En un comienzo podemos ver como Dios le da vida de una manera milagrosa a Isaac, ya que su padre era viejo y su madre además de avanzada su edad, contaba con la barrera de la infertilidad que le impedía bajo cualquier circunstancia ser madre. Desde aquí la concepción de Isaac tiene el caracter de milagro, al igual que la preciosa concepción de Jesús, que aunque para el hombre es imposible concebir si no están dadas las condiciones naturales, Dios que se destaca por hacer posible lo imposible, da vida a un vientre que hasta ese momento no había conocido vida.

Luego vemos como en el capitulo de Génesis 22:06, cuando van camino al monte a ofrecer el sacrificio, Abraham pone sobre los hombros de Isaac la leña con la cual iban a ofrecer el holocausto, de esta misma forma fue el Padre (Dios) quién puso sobre los hombros de su Hijo Jesucristo, el peso del madero de la cruz, recuerden que Jesús le dice a Pilatos que la única potestad que tiene sobre él, es aquella que le fue delegada por su Padre desde los cielos. Al igual que Isaac, Jesús tomo su cruz cuando iba camino a entregar el sacrificio más santo de la historia para salvar a la humanidad. Se cree que el monte donde Abraham junto a su hijo iban a realizar su sacrificio (el monte Moriah) es el mismo donde posteriormente Salomón construiría el templo, esto quiere decir, el sacrificio que el padre Abraham iba a realizar con su hijo era perfectamente el tipo del sacrificio que Jesús realizaría en un futuro, siendo él el cordero sin mancha, inmolado por el pecado de la humanidad.

Que precioso relato, que demostración de amor tan grande hizo Jesús por cada uno de nosotros, que muestra de aprecio por la humanidad y desprecio por la vida propia, es que a nosotros los humanos egoístas nos falta tanto por aprender de Dios, que sin dudar ni una sola vez, nos entrego a Jesús su unigénito con el fin de que hoy pudiésemos gozar de la libertad que nos trajo su muerte. ¡¡Gracias amado Dios por el regalo de tu hijo!!

Ahora bien, analizando un poco más profundo el corazón de Abraham, este relato no tan solo nos muestra el tipo del sacrificio de con el tiempo Jesús realizaría, sino también nos muestra por qué se le honra a este personaje bíblico con el titulo de PADRE DE LA FE.

Abraham siempre quiso tener un hijo, estoy completamente seguro que su sueño más anhelado, mucho más que las riquezas, era dejar descendía con la mujer que amaba, y Jehová que cumple los anhelos del corazón cuando uno se deleita en él, le dio un hijo dejando en claro que fue su mano milagrosa la que dio vida a un vientre ya mayor y estéril. Sin duda Abraham amada a su hijo, Isaac era el hijo de su corazón, su único hijo, aquel por el cual él había orado, llorado y clamado, su única manera de establecer descendencia en esta tierra, Isaac era la promesa cumplida de parte de Dios, mediante la cual Abraham tendría tal cantidad de hijos, que al igual que las arenas del mar no se pueden contar, ellos (nosotros) tampoco podrían ser contados, a ese apreciado hijo, un buen día Jehová le pidió que lo sacrificase.
Debo ser sincero, si a mi un día Dios me dijera que yo sacrificase a un hijo, mis palabras serían las siguientes ¡¡Pero Dios, ¿por qué? ¿Para qué?!! ¿Es tu voz Dios? ¿Señor estás seguro de lo que me estás pidiendo? ¿Dios amado, el es el hijo por el cual tu mismo me bendecirás dándome descendencia? Sin embargo, durante todo el relato de Génesis 22, las únicas dos veces en las que Abraham habla con Dios, dice lo siguiente: ¡¡Aquí estoy!!
¿Perdón pero Abraham no amaba tanto a su hijo? Pues claro que si ¿pero entonces por que no peleo por él, por que se entrego tan fácil a la petición de Dios? Pues por eso mismo, era Dios quién le pedía lo que él más amaba en la tierra, no eran las circunstancias o una enfermedad quién se estaba llevando a su hijo, era Dios, él mismo que un día lo concibió milagrosamente en el vientre estéril de su mujer, era quién estaba pidiendo a Abraham que en pos de adorarle, devolviese ese tan anhelado hijo, al Dios que le dio la vida.

Este es a mi parecer, el ejemplo más claro de una verdadera vida cristiana, vemos a un hombre que clamo a Dios por ver cumplido su sueño de tener un hijo, vemos como él adoraba a Jehová desde antes que él le concediese el anhelo de su corazón, y sin duda que cuando el sueño de ser Padre se había cumplido Abraham amó entrañablemente a su hijo Isaac, pero con todo el amor que sentía por su hijo, no fue mucho más grande el amor que tenia por Dios, y fue ese amor el que infundio aliento a su fe, a tal grado de asegurar a sus siervos en el versículo 5 del mismo capitulo que así como subió con Isaac a adorar a Jehová, de esa misma forma volvería de la adoración junto a él. El podía perfectamente haber dicho ¡¡Esperen aquí, subiré yo y mi hijo solamente adorar!! sin embargo, él antes de subir, echando mano a su fe, aseguro proclamando que así como subió junto a Isaac para adorar, sea como sea, del alguna forma, el Dios Todopoderoso que le concedió su tan anhelado sueño, le devolvería a su hijo aún desde las mismas cenizas del holocausto si fuese necesario.

Pero antes de ver el milagro de Dios dándole vida a su muchacho nuevamente, Abraham tenía que sacrificar aquello que anhelo por tanto tiempo, con el único fin de que su fe fuera a toda prueba, y que en su corazón nada en absoluto, incluso eso más amado por él, nunca fuese primero que su fe y su amor por Dios

Esto deja en claro que Dios quiere sacrificios, de hecho Dios se agrada de ellos, todo el Antiguo Testamento está lleno de sacrificios hacia Jehová, y el nuevo tiene como base principal el SACRIFICIO que su hijo Jesucristo realizó para que tu y yo hoy podamos entrar al Reino de lo Cielos. Ahora la pregunta es la siguiente ¿estamos nosotros dispuestos a dar sacrificios a Dios? Unos me dirán ¡¡Pero si Jesús ya se sacrificó ¿por qué tengo que sacrificarme yo?!! Que manera más egoísta de vivir el evangelio, comprendo que Dios no pide que nos bañemos en gasolina y luego nos quememos a lo bonzo para demostrarle nuestro amor, pero estoy seguro que existen sacrificios más dolorosos que el quemarse vivo, tales como por ejemplo el devolverle a Dios el sueño que tanto quisiste que el te cumpliera.

Es lastimoso ver como gente ora por obtener un trabajo en particular que va a proveer mejores ingresos para la familia, proveerá de una mejor calidad de vida, ofrecerá estabilidad económica por largo tiempo y surtirá de los fondos suficientes para pasar unas hermosas vacaciones en una de las mejores playas del litoral ¿quién no quiere un trabajo así, verdad? Pues una vez que ese trabajo Dios lo concede por amor de su nombre, regularmente a quién se le concedió, por alguna miserable razón se olvida y deja de lado al Dios que le dio esa excelente oportunidad de vivir mejor. Lo mismo pasa con los estudiantes universitarios que anhelaban poder estudiar esa codiciada carrera, y claman de día y de noche que se les den los medios para ingresar a la universidad, pero luego cuando entran, no hacen más que avergonzar el evangelio con sus vidas, sus amistades y vocabularios cambian y aquel Dios a quién clamaron por obtener ese sueño, queda completamente en el pasado. También podemos verlo en el coincidente anhelo por tener un hijo o una familia, hay mujeres u hombres que anhelan poder casarse, tener hijos, hacer familia, para lo cual claman ¡¡Dios concédeme aquella muchacha (o)!! O la del vientre infértil, pide con un corazón derramado a los cielos ¡¡Dios dame un hijo!! pero luego cuando la familia llega, nos casamos o se nos es concedido un hijo, de alguna manera ese Dios al cual clamamos a corazón abierto, queda de lado, nuestros hijos toman el primer lugar en nuestro corazón y pecamos aborreciendo al Dios que nos concedió el ese tan anhelado deseo.
¡¡Que miserable puede llegar a ser el ser humano!!

Estoy seguro que Dios te ha concedió sueños y anhelos de tu corazón, de echo la misma vida eterna y la vida en abundancia que Jesús nos dio, son un REGALO y no otra cosa, no nos hemos ganado la salvación por nuestras buenas actitudes, es Dios quién por la muerte de su Hijo unigénito nos regaló la vida eterna, pero esa misma vida eterna y la vida en abundancia que el nos concedió, debemos hoy cada uno de nosotros DEVOLVERSELA A DIO EN SACRIFICIO DE ADORACIÓN, y con ella (la vida entera) todas y cada una de las cosas que por su gracia nos ha regalado, tu carrera, tu esposo (a), tu tan anhelada casa, tu auto, tus hijos, tu futuro, tus sueños, todas nuestras pertenencias ya sean personas o bienes, todo por completo debemos al igual que Abraham devolvérselo a Dios en Adoración.

Quizás no entiendas por que debes entregarle todo a Dios devuelta, la razón nos dice que si Dios te dio algo no es para quitártelo, sin embargo, la Biblia que es el fundamente de nuestra fe y no de nuestra razón, relata que el padre de la fe tuvo que matar a su hijo primero en su corazón y luego llevarlo al Altar de Adoración a Dios, por que no puede existir ni en tu vida ni en la mía, ni en la de nadie que se diga cristiano, NADA EN ABSOLUTO, incluyendo los sueños cumplidos por Dios, que sea PRIMERO QUE DIOS EN NUESTRO CORAZÓN.

En estos momentos, mientras lees debes estar pensando en aquello que tanto amas en esta tierra, aquello que tantas lagrimas, sudor y sangre te costo conseguir, aquello por lo cual luchaste durante años, pues es eso mismo aquello sobre lo cual debes poner la madera para el holocausto y en el monte de la oración, debes amararlo, degollarlo y quemarlo haciendo el más hermoso de los sacrificios al Dios Todopoderoso, quién por lo demás tiene el poder de devolvértelo, PERO SOLO SI ÉL ASÍ LO QUIERE.

Mateo 10:37 relata que Jesús dijo lo siguiente: El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y un pasaje paralelo a este en el evangelio de Lucas 14:26 termina diciendo que quién incluso no aborrece hasta su propia vida, no puede ser discípulo de Cristo ¿perdón pero no es Cristo quién nos regala la vida? Claro que si ¿pues entonces cómo es posible que el que nos dio la vida ahora nos la este demandando? La razón dice esto, pero la fe cuando es Dios quien demanda, tan solo debe decir al igual que Abraham ¡¡Aquí estoy!!

Nada puede ocupar tu corazón más que Dios mismo, y eso incluye los sueños que el mismo cumplió para ti, nada ni nadie, ni aún tu ser querido más amado, ni tu apreciado hijo recién nacido, ni tu esposa anhelada, ni la casa que te costo tanto trabajo y esfuerzo obtener, si hoy (ni Dios lo quiera) ese hijo muriese, ¿ADORARIAS A DIOS EN EL MONTE DE LA ORACIÓN? (insisto, ni Dios lo quiera), y si esa esposa hoy padeciese un cáncer terminal (ni Dios lo quiera), ¿ADORARIAS A DIOS EN EL MONTE DE LA ORACIÓN? y si esa apreciada casa hoy (ni Dios lo quiera) se quemara por completo, ¿ADORARIAS A DIOS EN EL MONTE DE LA ORACIÓN?
Estos son ejemplos trágicos, pero sin duda no distan de cualquier realidad que incluso un cristiano pudiese vivir.

Dios es digno de adoración, y no por que nos de la vida eterna o nos conceda una petición de nuestro corazón, aún si Jesús jamás hubiera muerto por nosotros, aún así Dios sería digno de toda nuestra adoración, por ello que cuando cualquier cosa tiene la prioridad delante de Dios para nosotros, PECAMOS, y lo hacemos deliberadamente cuando por ejemplo nuestro trabajo nos impide congregarnos (hablo de quién puede ir y decide no ir), cuando nuestros hijos se ponen por delante y nos dejan en la casa (caprichosamente) o nosotros mismos con un afán sobre protector (obsesivamente) nos quedamos en casa junto a ellos, o cuando la universidad nos aparta de la oración o la lectura de la palabra, en fin, cuando cualquier cosa se pone por delante de Dios, déjame decirte ESE ES EL MOMENTO DONDE TIENES QUE SACRIFICAR ESO EN EL ALTAR DE LA ORACIÓN. No digo con esto que si estas estudiando dejes tu carrera, si tienes un hijo lo inmoles o si estas casado mates a tu mujer, lo que quiero decir es que en tu corazón tu debes matar esa manera de amar que te impide amar al Señor primero, y quizás tu dirás ¡¡pero yo me congregó!! Mas yo te digo, Abraham servía solo a Jehová y no a los dioses paganos, así y todo Jehová le demando que le devolviera en Adoración lo más preciado que él tenia en la tierra.

Si hoy tu oras y de todo corazón le dices al Señor que no importa si no terminas tu carrera, no importa si alguno de tus seres más amado fallece (ni Dios lo quiera), no importa si pierdo el trabajo, el auto o la casa, de todas maneras Y DE TODO CORAZÓN LE ADORARAS, eso quiere decir que comenzaste a matar en tu corazón aquellas cosas que no le permiten a Dios ser el primero en tu vida, y si bien esto no se trata de literalmente quemar algo en un altar, va ocurrir que Dios te va a probar si en verdad le amas con todo el corazón, y te pedirá que ciertas cosas las quemes y no vuelvas por ellas.

Si no eres capaz de obedecer a la voz de tu Señor y subir al monte de la oración para quemar en holocausto a tu familia, amigos, novio (a), bienes, estudio y trabajo por amor a Dios, pues entonces Dios te dirá, tal y como dijo Jesucristo no eres digno de mí.

Si por el contrario realmente amas a Dios y estas dispuesto a que tu fe sea forjada a toda prueba, oye la voz del Dios Todopoderoso diciéndote hoy SACRIFICAME EL SUEÑO QUE YO TE CUMPLÍ, y no dudes, ya que esa manera de adorar al Señor, te hará prosperar en la eternidad tanto, que tu prosperidad celestial no podrá ser contada por nadie.

Dios te bendiga,

Profeta de Dios.