18 ene 2011 |

Toda mi confianza está en Él


Jeremías 17:5 Así ha dicho Jehová: "¡Maldito aquel que confía en el hombre, que pone su confianza en la fuerza humana, mientras su corazón se aparta de Jehová!

Sin duda este es uno de los pasajes más directos y sinceros de la biblia, decretar la siempre falibilidad del hombre, su flaqueza, su limitada mentalidad y falta de capacidad para saber el porvenir, solo demuestran con claridad que el ser humano es una criatura 100% no confiable, y es que como podríamos confiar en el hombre si es mentiroso por naturaleza, Romanos dice al respecto… Antes bien, sea Dios veraz y todo hombre mentiroso… (3:4) y considero que cuando Pablo dice “sea todo hombre mentiroso” no está exceptuando a los cristianos, no por que necesariamente vivamos mintiendo, pero debo reconocer con tristeza que hasta yo mismo he mentido alguna vez aún siendo cristiano, claramente no he ocultado un crimen o algo parecido, pero por alguna niñería o falta de seguridad he dejado que esa vieja naturaleza dominada por la maldad, salga a flote en vez de permanecer apercibido y pagar la consecuencia de la verdad, que sin duda alguna es mejor que recibir la recompensa de una mentira.  He mentido, aunque no es mi costumbre, pero reconozco que soy parte de la humanidad caída que sin Cristo, el único mediador entre Dios y los hombres, estaría completamente condenada al fuego eterno por causa de la maldad que radica en el viejo hombre, del cual estamos llamados a despojarme diariamente.           De todas maneras de esto ya me he arrepentido y he pedido perdón.

Dios jamás a mentido, y nunca lo hará, eso lo hace completamente confiable, y Él no miente por que tan solo conozca el futuro, sino por que su Santa naturaleza no se lo permite, Él es veraz desde siempre y para siempre, en Él no hay ni una sola mentira, en Él no hay ni una sola sombra de mutabilidad, Él es completamente fiel y sincero, si quieres saber la verdad sobre alguna situación, pregúntale a Dios, Él todo lo sabe y Él jamás miente.
Por todo esto es que no comprendo como los hombres muchas veces queremos darle instrucciones a Dios de cómo hacer las cosas, o peor aún, dudamos de que como Él las está haciendo.

Cuando tu y yo vemos que el horizonte se pone difuso por causa de no poder ver más halla de nuestras narices (limitante del hombre) entonces le decimos al Señor ¿estás seguro de que este es tu propósito? ¿En verdad tú quieres que yo misione a la india o a Pakistán? ¿De verdad quieres que diezme, este seguro que no me faltara? ¿Es cierto que quieres que me case con tal hombre cristiano aunque no es tan buen mozo como aquel mundano que es guapísimo? Que necedad la que radica en el corazón del hombre, dudando del Dios que jamás miente, del Dios que vive y Reina para siempre, del Dios que jamás será derrotado, del Dios que nunca perderá una batalla, del Dios que se hizo hombre y pobre, para que tu y yo hoy pudiésemos tener comunión con Él, y en Él fuésemos enriquecidos.

Solo piensa en un momento, y recuerda solo una vez en la cual Dios te haya abandonado, en donde Dios te haya dicho algo y haya mentido, solo trae a tu memoria una sola ocasión donde a Dios se haya olvidado de ti, donde Dios no haya enviado de su provisión para tu mesa, si tu puedes decir que mi Dios, el Dios de Israel te haya abandonado, entonces te desafío a hacer una apología de su falta de fidelidad, y sino entonces yo te pregunto ¿Qué basura de humanidad puede dudar del Dios que nunca falla ni fallará jamás? Somos como hojarasca que se quema con el sol cuando la duda nos carcome el alma, y esa falta de fe desagrada al Dios que es toda fidelidad.

Lo más gracioso de esto es que sabiendo que el Señor jamás nos ha fallado y que los hombres nos fallan una y otra vez, sin embargo, seguimos confiando en los hombres y descaradamente desconfiamos de Dios, alguno me dirá ¿yo confió ciegamente en el Señor y no confió en el hombre? Si estamos seguros de aquello ¿Por qué cuando es tiempo de elegir un nuevo presidente o alcalde, nuestra mente decide votar con el candidato de derecha o izquierda creyendo (confiando) en que eso traerá un beneficio para mi?     Yo conozco gente que rechaza el creer en un pastor aludiendo al versículo “maldito el hombre que confía en el hombre”, sin embargo, cuando viene un candidato y le vende la “pomada” de que si participa en su campaña para Diputado, Senador, o lo que sea, eso le traerá un beneficio para el futuro, entonces allí si confía ciegamente que ese hombre, y cuando llega el momento de ver concretadas esas promesas, la mayoría de las cosas que vemos son sentimiento de frustración por causa de la mentira.  He visto como gente ya de entrada edad se aferra a ciertos personajes o ideologías políticas y creen que si su candidato es electo, entonces la realidad del país cambiara radicalmente, sin embargo, cuando aquel candidato es electo, la realidad sigue siendo la misma, quizás cambie un poco el sistema de gobierno o su enfoque, pero en la medula todo sigue siendo igual, pero cuando a esa misma persona de entrada edad tu le dices que Jesús jamás falla, que Dios es 100% confiable, que el Señor siempre cumple sus promesas y que solo Él puede salvar su alma, entonces ellos te dicen que te vayas con tu “religión” a otra parte, que no confía en los pastores por que son todos mentiroso, ladrones y trasquiladores, que se heredan los cargos eclesiásticos de padres a hijos, que la iglesia católica es un imperio de pedófilos, te sacan en cara la inquisición sin tomar en cuenta que muchos protestantes sufrieron también con ella, te echan encima que la religión es el opio del pueblo, y que Jesús aunque un buen hombre fue un pésimo líder al dejarse asesinar, en fin, he escuchado tantas veces la misma basura y más, pero sin embargo, estas mismas personas que rechazan la salvación, creen a pies juntos que un miserable hombre (miserable como cualquier hombre ante Dios) 100% falible, con tendencia natural a la maldad y a mentir, les va a solucionar todos sus problemas y va hacer de ese país, provincia o comuna un paraíso en la tierra ¡¡que necedad la del hombre que confía en el hombre!!

Por otro lado, respecto de los pastores que trasquilan a sus ovejas, nadie puede negar esa realidad, nadie puede negar que el diablo ha usado a muchos supuestos “siervos” de Dios, para hacer del evangelio un negocio, un ir al templo a escuchar cosas “lindas”, sobre como Dios te ama, como Él tiene toda la intención (y la única) de prosperarte, de hacerte feliz en esta tierra, de cumplirte todos y cada uno de tus deseos, no importando cuan egoístas estos sean, Dios tiene tanto amor por ti, que ese amor le ha enceguecido y Él está dispuesto a hacer cualquier cosa por ti, con tal de hacerte feliz, claro que todo esto es a cambio de tan solo una “pequeña ofrendita” o tu diezmo (no digo que el diezmo sea malo en si), o a cambio de un “pacto” con Dios, donde tu le entregas una cantidad de dinero y luego el te concede el codicio deseo de tu corazón.   ¡¡Basura del diablo!! Mentiras del enemigo, y lo peor de todo es que muchas veces hemos dicho ¡¡amen!! a esas mentiras.     Dios nos perdone por haber puesto nuestra confianza en el dinero, en los hombres vanos y mentirosos, y haberla quitado del Dios que nos salvo y nos dio la oportunidad de llegar al cielo.

En la vida, todo es una cuestión de confianza, una cuestión de fe, y si no lo crees así, entonces dime ¿cuantas veces hemos ido al doctor y vemos su diploma colgado en el muro de su consulta, pero jamás nos detenemos a investigar si efectivamente ese titulo tiene o no valides? nunca nos cercioramos en si realmente ese hombre fue o no un buen estudiante de medicina, que podamos decir ¡¡El fue un hombre aplicado, puedo confiar en él!!, nos subimos a los microbuses y sin embargo, jamás le pedimos al chofer que nos muestre su licencia de conducir para asegurarnos que efectivamente el cuenta con el conocimiento mínimo para manejar ese vehículo, vamos a la verdulería y sin preguntar con que agua regaron la fruta o la verdura, la compramos por que “aparentemente” se ve bonita y eso nos basta para confiar que está todo bien, en fin, todo lo hacemos creyendo que hacemos lo correcto, confiando en que quien nos atiende en el medico es un profesional de confianza, en que quien maneja el vehículo que nos lleva es apto para realizar el trabajo, en que la verdura que nos venden es de confianza, y desde cierto punto de vista esto está bien, por que de lo contrario viviríamos una vida de paranoicos, cuestionando incluso la calidad del aire que respiramos, sin embargo, has considerado como DUDAMOS DE DIOS cuando el nos pide algo, y es aquí donde quiero llegar, me molesta profundamente como somos capaces, nosotros los miserables humanos que sin Cristo no somos nada más que un montón de carne que va camino al infierno, de darnos el lujo de creer en cualquier persona que se merece toda nuestra total desconfianza y dudar el Dios que es todo lo bueno que nos pudo pasar en la vida, de aquel que tiene la preciosa capacidad de jamás fallar, no comprendo cuanta necedad aún hay en nuestro corazón, que somos capaces de creer a ojos cerrados a los hombres que siempre fallan, y de dudar regularmente del Dios que jamás ha fallado y que nunca fallará.

Ante todo esto, alguno me podrá decir ¡¡gracias a Dios, mi confianza máxima está puesta en Cristo y no en el hombre!! Si es así, pues te felicito has logrado una meta primordial en la vida cristiana, ahora bien yo te pregunto ¿confías en Dios y en su propósito por sobre tus propias fuerzas? Es decir ¿si Dios te llamara al ministerio a tiempo completo, dejando un trabajo que te entrega el dinero suficiente para vivir muy bien, a cambio de vivir por lo diezmos que te aportarán solo el 30% de tus ingresos mensuales actuales? Y no estoy hablando de que dudando que es la voluntad de Dios lo hagas, o que sin que Dios te lo diga tu igualmente lo hagas, digo que si es la voz de Dios llamándote a vivir por la fe, aunque eso signifique cambiar a un menos estilo de vida ¿lo harías? Si eres sincero y tu respuesta es NO, déjame decirte que entonces quizás no confíes en los hombres más que en Dios, pero si confías en tus propias fuerzas, y en los ingresos que ella puede producir, por sobre lo que Dios te puede dar, y eso también es confiar en el hombre, por que tú también eres hombre.

Estoy seguro que si seguimos hurgueteando en nuestra vida cotidiana, nos daremos cuenta de que en muchas de nuestras áreas no estamos bendecidos, no por que Dios nos maldiga, sino por que cuando dice Dios que “maldito el hombre que confía en el hombre”, no es que Dios desee una maldición para ti, sino que, cada vez que tu y yo confiamos en el hombre por sobre la confianza que deberíamos tener en el Señor, entonces estamos condenados al fracaso, por que ¿Quién te puede asegurar que el hombre que es naturalmente falible no va a fallar? Entonces somos nosotros mismos quienes maldecimos nuestro caminar, cuando nuestra confianza está puesta en el hombre, en el dinero o incluso en nosotros mismos, por sobre la confianza que debiésemos depositar en Cristo.

Ahora bien, siendo este pasaje uno de los más directos y sinceros de la biblia, es también uno de los más tergiversados y mal usados, por que si bien siempre fracasaremos cuando nuestra confianza sea puesta en los hombres por sobre Dios ¿esto entonces querría decir que incluso en los hombres de Dios no debemos confiar? Pues allí está el meollo de grandes controversias, y de grandes excusas del por que muchos ex-cristianos se justifican para no congregarse, descarriarse o incluso dejar de diezmar, por que claramente los hombres incluso los cristianos somos falibles, tenemos luchas con la vieja naturaleza que debe diariamente crucificarse, somos 100% tentables y frágiles, pero eso no quiere decir de que por causa de nuestras debilidades los demás ya no puedan confiar en nosotros, por que en definitiva no deben confiar en nosotros, sino en aquel que habita en nosotros, esa es la gran verdad.            Quizás yo falle alguna vez, no con pecados de gran degradación, pero puede que mi humana incapacidad alguna vez no me permita cumplir una promesa, pero eso no debe ser excusa en mí para no dejar fluir en mí a aquel en el cual todos podemos confiar.

Como escribí antes, muchos hoy creen ciegamente en los políticos y en sus capacidades, y se niegan a creer en los hombres de Dios (aunque en parte tenemos la culpa) pero sin duda, que a pesar de nuestras limitantes habemos cristianos que nos esforzamos por vivir nuestro cristianismo a concho, con la mayor santidad que nuestra capacidad nos da, con la mayor sinceridad posible, luchamos con nuestra carne y vencemos tentaciones a diario con el poder del Espíritu de Dios, y por todo ello la gente que hoy se descarría por creer que es “maldito el hombre que confía en el hombre”, no tiene excusa valida, ya que aunque los hombres de Dios somos falibles, el Dios de ese hombre jamás falla, y mientras haya vida existe la posibilidad de no vivirla en la falibilidad del hombre, sino en la integridad y en la fidelidad de Dios.

Si todo esto no fuera así, entonces ninguna de la profecías de Jeremías debían haberse cumplido, él igualmente debería haberse marginado de toda confianza, y sin embargo, si el viviese hoy en el mundo, yo le creería a pesar de su humana fragilidad, por que no creería en él como un hombre, sino en el Dios que habita en ese hombre, eso hizo toda la diferencia entre sus profecías y las de los falsos profetas que decían lo que el Rey quería oír.
Los profetas y consejeros del Rey Joacim, lo manipulaban con el fin de que entregase su confianza a Egipto, y no confiara en la palabra de Jehová que había venido sobre Jeremías, aludiendo que ese pueblo (Egipto) les libraría de las garras de babilonia.           Que gracioso, el mismo pueblo que siglos antes los sometió a esclavitud, ahora los libraría de la misma, eso si que es necedad, confiar en el hombre que aconseja mirar atrás, haciéndonos indignos del supremo llamamiento.                        Por otro lado el profeta de Dios (un simple hombre) le dijo una y otra vez al Rey que definitivamente debían entregarse a la cautividad, por que esa era la manera de sobrevivir, pero neciamente el Rey decidió CONFIAR en las fuerzas de Egipto, y desechar la palabra de Dios, como consecuencia, Israel es deportado y el Rey muerto, por que el Dios de Jeremías nunca mintió, ni mentira jamás, Él nunca falla, Él es confiable, y si Él dijo a través de Jeremías (un hombre) que eso ocurriría, eso entonces iba a ocurrir.

Ciertamente todos nosotros somos frágiles y tendientes a la maldad, pero el Dios que habita en nosotros nos permite vencer esa vieja y caída naturaleza, y con ello hace que lo que digamos como hijos de Dios pueda ser confiable.
Yo te insto a que seas un hombre como Jeremías, que a pesar de ser solo un hombre 100% frágil, falible y con una naturaleza caída en si mismo, su palabra era totalmente de fiar, y si el Rey hubiera entendido esto, y hubiese confiado en el Dios que habitaba en Jeremías, entonces la historia hubiera sido distinta.

Yo te invito a confiar no tanto en los hombres de Dios, como en el Dios que habita y reina en ellos.

Profeta de Dios,

Dios te bendiga.