21 ene 2014 |

“De tal palo, tal Astilla”






Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios. (Juan 8:41) 

Jesús fue sin lugar a dudas un hombre fascinante, y sigue siendo hoy día EL DIOS completamente fascinante, pero en su estadía humana, Él ha sido un hombre sin igual, mientras algunos querían coronarlo Rey, Él se esfuma para seguir siendo el predicador itinerante que debía ser, mientras que la lógica decía que el “Mesías” debía ser “aprobado” por los religiosos de su tiempo, día tras día se hacia más enemigos entre los religiosos, y en esta ocasión, el inigualable Hijo de Dios, le dice “a los judíos que habían creído en él” que SI REALMENTE QUIEREN SER LIBRES, DEBEN PERMANECER EN SU PALABRA.                     Esto debe entenderse en su contexto, Jesús está tratando de desnudar su corazón, para hacerles entender que seguirlo a Él, requería una entrega genuina, una rendición completa, no una mera aceptación doctrinal ni intelectual, sino, una conversión desde la perversión más profunda de sus corazones, para que pudieran ser realmente libres.

Esto me hace preguntar lo siguiente ¿no quiere todo líder, obtener más adeptos día a día? Pues esa es la lógica humana, sin embargo, en el cielo las cosas no son así, nadie entrará en el Reino por “creer” una doctrina u otra, nadie será aceptado en la vida eterna por procurar decir una “oración de fe”, sino por nada menos que Nacer de nuevo, por obtener dentro de si la libertad que nadie más que el Hijo de Dios puede entregar, y aunque uno este en la prisión de más alta seguridad del mundo, si alguien realmente quiere conocer la verdad PODRÁ SER VERDADERAMENTE LIBRE.

Jesús sabia que aquellos que “habían creído en él” como el Mesías, aún no eran dignos del Reino de los Cielos, y como Él ES LA VERDAD, no se puede callar ante la falsedad, tiene que sacar a relucir todo aquello que tiene un esbozo de oscuridad, y tiene que persuadirnos a querer deshacernos de esa basura, que aun está escondida en lo profundo de nuestro corazón.           

Ahora bien, lo que me llama más la atención de todo el dialogo que se produce en estos versículos, es que Jesús les dice lo siguiente… Vosotros hacéis las obras de vuestro padre… esto me hace reflexionar sobre ese antiguo refrán popular “de tal palo, tal astilla”, vaya que cierto es, el hijo de un ladrón, lo más posible es que llegue a ser un ladrón (a menos que cambie su naturaleza), no necesariamente por que lo quiera así, sino por que aprenderá de su padre a hacer la obras de su padre, y eso en un general ejemplo de cosas es así, nuestro hijos son en mayor o menor manera lo que nosotros somos.   Puedo verlo en nuestras congregaciones, una madre abnegada y fiel a la iglesia y principalmente al Señor, tiene hijos fieles y abnegados también, un Padre que busca ser como el Padre Celestial con sus hijos, obtiene (en regla general) unos buenos hijos de Dios, y por el contrario, cuando veo a una madre que nunca aprende la fidelidad, que desaparece de tiempo en tiempo, sus hijos, no importa la edad que tengan, son infieles y se desaparecen de tiempo en tiempo de la congregación.             Con esto no digo que congregarte te haga salvo, pero no conozco a ningún salvo que no sea fiel a la palabra de Dios y no se congregue con fidelidad.

En el fondo, esto me hace meditar en que nuestra ascendencia se muestra no solo por nuestro certificado de nacimiento, sino, principalmente por LAS OBRAS QUE HACEMOS.   Lo que hacemos demuestra quienes somos, lo que hacemos demuestra quien nos ha educado, lo que hacemos muestra de QUIEN SOMOS HIJOS.

Jesús les dijo “a los judíos que habían creído en él” Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido (Juan 8:44)  ¡¡Que dura palabra!! Y no solo por que los llama hijos del diablo, sino por que a quienes se los dice, son PERSONAS QUE HABÍAN CREÍDO EN ÉL.   
Que espeluznante es llegar a saber que definitivamente NO BASTA CON TAN SOLO CREER QUE JESÚS ES EL MESÍAS, EL HIJO DE DIOS, por que eso no te hace UN HIJO DE DIOS.   

¿Cómo saber que somos hijos de Dios? ¿Por qué nos congregamos regularmente, aportamos dinero, oramos de vez en cuanto? Pues claramente no es tan solo el producto de una simple oración, sino de LAS OBRAS QUE DÍA EN DÍA REALIZAMOS, aquello que demuestra quien es nuestro Padre.

Esto me hace pensar en los “cristianos” envidiosos, mentirosos, rencorosos, veleidosos, avaros, flojos, egoístas, hipócritas, orgullosos, vanagloriosos, vanidosos, fornicarios, adúlteros y ladrones, y la lista puede ser interminable con el cristianismo que se vive hoy en día.    Entiéndanme por favor, no estoy hablando de las personas que un día fueron así, estoy hablando de aquellos que HOY se congregan junto a nosotros, y sin embargo, SUS OBRAS muestran que NO HAN NACIDO DE DIOS, ¿Por qué? Pues simplemente por que NO HACEN LAS OBRAS DE A QUIEN LLAMAN SU PADRE.

Una vez más veo el intelectualismo actuando en contra de el espiritualismo, por que hemos llegado a creer que “por que sabemos que Jesús es el Señor” con eso ya somos salvos, y por favor, nadie es salvo por SABER LA VERDAD, sino por VIVIR EN LA VERDAD.     La biblia dice que ningún adultero, avaro, mentiroso, inmundo, lacsivico, hechicero, peleador, celoso, iracundo, contendor, disensor, hereje, envidioso, homicida, borracho, adicto al sexo, o que haga alguna cosa semejante NO HEREDARÁ EL REINO DE DIOS, no importa si es “pastor y obispo” no importa si discípula a alguien (pobre discípulo) no importa si tiene un doctorado en teología, SI ES ALGUIEN QUE HACE ALGUNA DE ESTAS COSAS, LAS OBRAS DE SU padre el diablo HACE, y el diablo no entrará al Reino de Dios.

Esto presenta un desafío para mí, una vez más Dios me desafía, a no tan solo decirme Hijo de Dios, sino a vivir como tal, no a ser un “cristiano” que se comporta hipócritamente frente a los demás, si en lo interno de mi corazón sigo siendo alguien se deleita en la inmundicia del pecado.

Finalmente, todo lo que está oculto, saldrá a la luz, TODO, y será juzgado por Dios la obra que yo haga, no solo lo que yo diga, no seré juzgado tan solo por si “memorice o no un versículo”, sino por CADA COSA QUE YO HAGA O DEJE DE HACER.         Mi paternidad es descubierta por los demás, no por lo que yo digo, SINO MÁS BIEN POR LO QUE HAGO, por aquellas decisiones que a diario tomo.

Dios te bendiga,

Profeta de Dios.