30 mar 2010 |

Cuando el gallo canta sobre tu necedad


Lucas 22:60 Y Pedro dijo: --Hombre, no sé lo que dices. Y en seguida, mientras él todavía hablaba, el gallo cantó. 61 Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: "Antes que el gallo cante, me negarás tres veces". 62 Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente.

Muchas veces hemos leído esta palabra y de nuestro corazón se desprende una especie de rechazo por la descarada negación de Pedro, decimos ¿Cómo fue posible que aquel quien dijo ¡¡Tu eres el Cristo, el hijo del Dios viviente!!, haya negado a Cristo mirándolo a la cara? ¡¡Si yo hubiese estado en su situación hubiera seguido al maestro hasta la muerte!!, pues esa era la misma intención que tenia el Apóstol en Marcos 14:31 aunque tenga que morir contigo no te negaré, mas sus hechos fueron totalmente opuestos a sus dichos.

Hoy muchos amamos al Señor, le decimos en alabanza ¡¡Te amo más que a mi vida!! ¡¡Reina tú en mí!! ¡¡Tu lo eres todo para mi!!, pero con nuestros hechos demostramos que AMAMOS mucho más nuestra vida que a él, aún reinamos nosotros en nuestras propias decisiones y no él, y cuando estamos en crisis o perdemos bienes materiales o a un familiar que amamos mucho, demostramos que al perderlo se nos va la vida con aquel, siendo que hemos dicho, JESÚS TU LO ERES TODO PARA MI.

¿Te has fijado lo fácil que es decirle al Señor ¡¡Te amo con todo mi corazón!! Cuando todo esta bien? Cuando tienes dinero en tu bolsillo, cuando caminas por la vida lleno de salud física, cuando tienes tu estomago lleno, cuando estas cubierto del amor y la misericordia de Dios, que fácil es adorar a Dios cuando estamos llenos de bienestar, pero ¿Cuál es tu actitud cuando el dinero se acaba? ¿Cómo reaccionas cuando la salud va mal? ¿Cómo se expresa tu adoración y fidelidad al Señor cuando te sientes en medio de una prueba o alguna tribulación? Pues esa reacción muestra si es que en nosotros hay un carácter moldeado por el Espíritu Santo, o si aún la carne es la que lleva la delantera en nuestro corazón.

He visto la reacción de Pedro en mí muchas veces, me he escuchado a mi mismo diciéndole al Señor ¡¡Te amo mucho más que a mi vida!! Y sin embargo, un par de días después, ante una prueba he reaccionado mal y he avergonzado el nombre de Cristo. Así también lo he visto en muchos otros cristianos, los he escuchado decir ¡¡Si yo amo a mi Cristo!! Sin embargo al instante siguiente, se están prostituyendo con la televisión mundana, o reaccionan contestando mal (como si no fueran cristianos) o niegan a Cristo teniendo actitudes carnales que se parecen más a las tinieblas del mundo que a la luz de Jesucristo. Yo logro divisar el trabajo del diablo detrás de todo esto, veo como el enemigo ha traído conformismo y sueños espiritual a la iglesia en Chile, veo como se congregan los domingos, y proclaman en las calles que Jesucristo es el Señor, pero durante la semana fuera de las seguras paredes del templo y frente al violento mundo con sus palabras y actitudes, niegan descaradamente su condición de cristianos, ¿por qué? Por que la carne aún esta muy viva, y el espíritu adormecido.

Jesús conocía el corazón de Pedro, y el mismo le dice que no se apresure a pedirle que lo lleve hasta su muerte, por que aún había muchas reacciones carnales en él como para enfrentar la tremenda prueba que venia por delante.

Pedro finalmente negó a su Señor, y lloró amargamente, su corazón se partió en mil pedazos por su traición, ciertamente el se sintió desfallecer por que se dio cuenta que aún era un cobarde incapaz de obedecer la voluntad de su maestro, ¿pero como es eso, acaso Cristo le ordeno seguirlo hasta la muerte? Pues cuando digo obedecer la voluntad de su maestro, me refiero al periodo en el Getsemaní (Mateo 26:37) donde Jesús le pidió a Pedro que orara junto a él (intercediera por él) por que su hora se acercaba, mas Pedro guiado por su carne prefirió dormir cuando debía orar, ¡¡Velad y orad, para que no entréis en tentación!! Le dijo Jesús insistiéndole que perseverará, mas el apóstol vencido por su carne, decidió dormir otra vez. ¿Qué hubiese sucedido si Pedro hubiera velado junto a su Señor? Pues eso jamás lo sabremos mientras estemos en esta tierra, pero quizás no existiría la negación de Pedro en el capitulo 22 de Lucas, quizás tendríamos a un apóstol azotado por haber servido fielmente a su Señor, mas de lo que si estamos seguros, es que una vez más las palabras del maestro se cumplieron, y Pedro por su carnalidad cayo en la tentación de negar a su Señor. ¿Cuántos de nosotros hemos negado a Cristo? Pues yo jamás lo he hecho verbalmente, nunca he negado mi condición de cristiano (evangélico para el mundo) jamás he dicho no creer que Jesús es el hijo de Dios, y nunca he escondido mi biblia camino a la iglesia, pero no puedo negar que en más de alguna ocasión he negado a Cristo con mis actitudes, he avergonzado al Señor con mis reacciones carnales, y tristemente lo digo, he defraudado la confianza de mi Señor incluso con mi silencio. He sido un Pedro en la casa del sumo sacerdote, tratando de seguir al maestro a oscuras y sin que nadie se de cuenta de mi verdad, y en el momento preciso cuando he debido permanecer firme he caído en la nefasta tentación de negar a Cristo con mis actitudes.

Así he visto caer a muchos, los he oído diciendo ¡¡le he pedido al Señor que si vuelvo a caer, entonces me quite la vida!! Y sin embargo, frente a la tentación están dispuestos a ceder en vez de luchar hasta la muerte por obedecer a su Señor. Somos unos hipócritas, de labios hemos decidido ser cristianos, pero en nuestro corazón aún nuestra vida tiene un precio mayor que la vida de Cristo.
Pedro cayó en la tentación por una simple razón ¡¡¡Falta de oración!!! Y es así como he visto caer a muchos, cuando han dejado de lado su disciplina de oración, han puesto ellos mismo un tropiezo en sus caminos.
Cuando hablo de la oración no me refiero a un montón de frases repetitivas que ni salen del corazón y ni tienen sentido alguno para Dios, sino a una oración que fluye de lo profundo de tu corazón, una conversación sincera con el Dios que vive y conoce los corazones. Cuando oigo a alguien orar con vanas repeticiones, con muletillas y frases religiosas, me doy cuenta de dos cosas, aquel hombre o mujer no es una persona de oración continua, y además es una persona que vive siempre a porrazos con la tentación, por que carece de la luz que produce la verdadera oración al Señor, la sincera comunión diaria.

Desgraciadamente (mi critica incesante) las iglesias están llenas de estas personas, cargadas de sueño para orar, pero siempre dispuestas para negar a Cristo con sus hechos ¿y como se puede negar a Cristo con los hechos? Pues muy fácil, entregándole a tu familia el tiempo en el cual deberías congregarte, mintiendo descaradamente y después yendo a la iglesia como si nada, dándole prioridad a tu noviazgo que a Cristo, poniendo a la televisión por delante de tus momentos de oración, dejando a tu Señor de lado y prostituyendo tu tiempo con el estudio, no viviendo a cabalidad la palabra que tu Dios te mando a vivir, contestando y reaccionando mal ante un momento de presión, amando más a tu esposa y a tus hijos que a Jesucristo, prefiriendo a tu amigos que al Señor, en fin, la lista es interminable, todos nosotros hemos sido Pedros en la casa del Sumo sacerdote alguna vez y hemos negado a Cristo mirándole a la cara, por la sencilla razón que cuando debimos fortalecer nuestros lomos espirituales con el fin de resistir la tentación, le entregamos nuestro ser al deleite de la carne, y en el momento que el enemigo quiso, nos abofeteo dejándonos caer en su trampa. Después de eso, hemos de llorar amargamente, por que pudiendo haber vencido, fuimos derrotados por nuestra necedad.

Si tu has llorado amargamente, yo te insto a que llores aún más, por que con cada lagrima que brote de tus ojos debes sellar esta verdad ¡¡¡velad y orad, para que no caigas en tentación!!! Y no vuelvas a tropezar con el mismo error, levántate y sigue adelante, por que el mismo Cristo que negaste tres veces, esta dispuesto a que le digas también tres veces que lo amas, y una vez que decidas amar a Cristo sin condiciones, pierde cuidado que el te mostrara nuevamente el sendero para cumplir el propósito por el cual fuiste creado.

Si el gallo canto sobre tu necedad, llora, pero luego levántate, por que aún largo camino te espera.

Dios te bendiga,

Profeta de Dios.